San José intercede por los trabajadores
Una de las primeras enseñanzas que encontramos en las Sagradas Escrituras de parte de Dios es sobre el trabajo. Se narra en el libro del Génesis cómo Dios trabajó creando todo lo que existe y habita en la tierra. Cada día avanzaba en sus tareas y las iba calificando al finalizar la “jornada”.
Y es que el trabajo dignifica. Nos ayuda a cambiar el mundo poniendo al servicio los talentos y capacidades con los que fuimos creados. Se experimenta gozo y paz cuando se inyecta amor en lo que se hace, ya que genera sentido y propósito a la vida.
En su tiempo, Salomón oraba a Dios pidiendo un corazón sensato para gobernar, y hoy cada uno de nosotros, necesitamos pedirle a Dios un corazón sensato para trabajar con el que podamos hacer las cosas con ética, prudencia, respeto y alegría.
Cuando se enfoca el trabajo solo como parte de la retribución económica, sin desconocer la importancia que esto significa como sustento personal y familiar, se puede caer en el error de perder el sentido del esfuerzo de las manos. Los días tienden a ser monótonos, y en ocasiones, el tiempo se invierte en su totalidad a las labores y se pierde el equilibrio con los otros ámbitos de la vida.
San José como patrono de los trabajadores es perfecto intercesor en el área laboral. A él podemos pedir guardar siempre la pasión por lo que hacemos; también direccionar los esfuerzos para quienes no se sienten a gusto con lo que hacen y sienten en su corazón el deseo de replantear su qué hacer; incluso, pedirle la bendición de un empleo o una idea de negocio, si se carece de uno en este momento.
San José fue un hombre que hizo sus labores cotidianas de manera extraordinaria. En él encontramos un ejemplo digno para establecer buenas conductas laborales, por ello, te invitamos a que veas la reflexión del video dispuesto en el área superior donde aprendemos de este patronazgo tres claves fundamentales para la vida laboral.
