Una forma de saber si resucita en mí
Por: Nidia María Vargas Rendón
“El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas. Y hallaron removida la piedra del sepulcro; y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes; y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea”
Lucas 24 1-7
La resurrección de Jesucristo, más que un acontecimiento que emociona y afianza tu fe, es una oportunidad para que te preguntes, si cuando alguien te observa, ve en ti, una muestra de Cristo resucitado…
Las mujeres que amaban y eran cercanas a Jesús, madrugaron y recibieron el alba con el pensamiento fijo en él… ¿Para quién es el primer pensamiento cuando abres tus ojos…?
Se dirigieron al sepulcro, para buscar a su amado Jesús y expresarle su cariño. ¿A dónde te diriges tú a buscarlo y como le expresas tu amor…?
Observaron algo extraño, la piedra removida del sepulcro… ¿Qué de novedoso observas cada día como primicia del amor Divino?, ¿Qué mueve Cristo en tu corazón…?
Colocaron rostro en tierra ante el temor … ¿Te inclinas tú, para dar gracias por el nuevo regalo del día, los trinos de los pájaros, el viento, la voz del ser amado que está contigo, tus seres queridos, tu empleo, el dolor que te acerca más a Dios, la enfermedad que te hace partícipe de la tarea redentora?… ¿O te arrodillas cuando algún sentimiento invade tu ser para colocarte en manos de Dios?
Recordaron, es decir, volvieron a pasar por su corazón las palabras de Jesús… ¿Tu corazón siente de nuevo el amor de Dios a través de su mensaje? ¿Eres capaz de recordar, es decir, rezar de corazón cada Padrenuestro cotidiano que pronuncian tus labios?
Cuatro sencillas acciones cotidianas con las que tú puedes sentir que él Resucitó en ti, que te mueve cada día, que va formando tus sentidos para que lo contemples, lo percibas y lo escuches en los acontecimientos diarios, y te abras en cada amanecer a sus enseñanzas.
Dios espera que lo recuerdes en cada acto, rezo, oración, y que puedas darle sentido a todo lo que ocurre, para que encuentres a través de él, un nuevo mensaje, una palabra oculta que no habías analizado, algo misterioso pero penetrable, esperando que, por el influjo del espíritu Santo, cada día te acerques más a él.
