Alerta
¿A quién creer?
En la era de la postmodernidad cultural, cada vez reconocemos con más claridad, merced sobre todo a la globalización de la información digital, dos realidades que caminan paralelamente y que no necesariamente son coincidentes: La realidad veraz de un hecho, una persona, una institución; y la realidad interpretativa, ideologizada y masificada (universalizada) sobre estos mismos ítems, que la percibimos en nuestra mente (racionalidad) y en nuestro corazón (emocionalidad) según nos es narrada, según nos es contada.
Con la globalización de la información digital y las distintas opciones que se ofrecen, la realidad interpretativa ha crecido. Cada vez, hay más olas de pensamientos que se ven atraídos en masa por el poder que tiene la manera en que se transmiten las historias (Storytelling). Esta técnica de comunicación tan valiosa, y a su vez tan vulnerada, deja una amplia brecha de incertidumbre silenciosa que nos lleva a preguntarnos si, realmente, lo que se nos está contando es verdad o mentira.
Y es que estamos inmersos en una narrativa que es aplicada en contextos comerciales, ideológicos, políticos y tecnológicos. De hecho, podríamos decir que en todas las esferas de la sociedad hay una historia que quiere ser contada de manera atrayente, cualificada y memorable; pero, desafortunadamente, no todas cumplen con los rasgos éticos requeridos, porque hay narrativas que promueven el odio, la violencia, la guerra, la dominación y la manipulación de mentes de manera directa e indirecta.
La propagación de todos los mensajes negativos, propaganda negra, el escándalo, las falsas noticias (fake news) está a la orden del día, destruyendo personas, instituciones y gobernantes. Todo esto está llevando a una profunda herida del tejido social porque los criterios para determinar la veracidad o no de la información son cada vez menos fecundos.
Ahora se le está dando vida, a cambiar leyes, formas de educar, y comunicar y, esto, ha ocasionado un relativismo moral que ha llevado, incluso, a las más jóvenes generaciones a un nihilismo sobre la vida (la existencia es nada, es vacío y no tiene sentido).
Es entonces el levantamiento de esta nueva narrativa la que está redefiniendo la historia y reinterpretando los acontecimientos, en donde se glorifica o crucifica a líderes políticos, sociales, deportivos, religiosos, según su interés particular y subjetivo. Todo marcando por la instantaneidad, la universalidad y homogeneización de las redes sociales, omnipresentes en todas las culturas y latitudes.
Una nueva narrativa donde todo tiene el aval de ser posible, inclusive, si el mensaje no es ético y moralmente correcto, debería consumirse con sumo cuidado, debido a que lo que está en juego son los valores rectores de la sociedad tales como el respeto, la justicia, la honestidad, y el amor.
Es aterrador cuando se entiende el “modos operandi” al momento de presentar la información y ver cómo se logra mentir cada vez más, sin asomo de vergüenza. Cómo se plantean estrategias que buscan tergiversar mensajes de la realidad, que se esparcen masivamente en redes, páginas web y medios informativos.
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Cómo se desarrollan bodegas web, perfiles falsos y se manejan tendencias para crear un estilo informativo “creíble y justificable”, cómo se traspone una realidad haciendo que el público piense de cierta manera.
¿Hasta dónde estamos llegando?, ¿qué nos pasa? hoy hay más asesinatos virtuales que reales, más matoneo, más bullying, más hostigamientos que ridiculizan, exageran, minimizan personas, entidades o instituciones.
Hoy debemos ser más críticos, más analíticos y racionales para saber qué es verdad o qué es mentira. Saber olfatear, por dónde va el agua al molino, qué ideología o interés se tiene de fondo.
Cuanta atención debemos prestarle a los consejos que Jesús nos dejó hace más de 2000 años. “De la abundancia del corazón, habla la boca” Mateo 12:34 “por sus frutos los conoceréis” Mateo, 7 -15
¡Recuerda! Es más creíble la persona que se muestra con su ejemplo.
Es más escuchada la persona pacífica y sabía, que la persona que vocifera y obra con violencia.
La verdad es precisa, objetiva y clara.
La mentira es división, es agresión y envidia. ¡No más mentiras, que Viva la Verdad!
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