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“Señor, túmbame del caballo”

La oración que nunca imaginaste hacer

Recuerdo aquel momento de mi vida de aridez espiritual. Nada me importaba. No pensaba en las consecuencias de mis acciones. Actuaba como aquella persona que no piensa en el mañana. ¡Todo estaba permitido para mí!

Fueron dos años en los que viaje en el tren de las más extremas emociones. Podría escribir un libro con cada una de las estaciones que visité.

Cuando llegaba la noche me sentía aturdida, era como si me saliera de orbita. Cuando ponía la cabeza en mi almohada, todo me daba vueltas, ¡el mareo era tremendo!

Preocupada, fui a chequeo médico y me ordenaron varios exámenes de control. Todo estaba en orden, no había rastro de ninguna anomalía, entonces entendí que el estado en el que se encontraban mis pensamientos (revueltos), fue somatizado de manera literal por mi cuerpo.

Durante esos dos años, no hubo oración, ni conversaciones profundas conmigo misma, dejé de frecuentar los sacramentos, me alejé de los amigos vitamina, esos que ven en ti lo mejor. Solo quería celebrar, de manera desenfrenada, que estaba viva.

Sumergida en este viaje, recuerdo que en un punto álgido intenté orar, estaba al límite del colapso, pero no surgieron palabras. Pasaron los días y fue solo hasta aquella noche de noviembre cuando surgió en mi la siguiente expresión: “Señor, túmbame del caballo”.

Durante una semana repetí esta frase que convertí en oración. No sabia lo que decía, ¡claro está! De hecho, fue el encuentro con un amigo con el que hacía mucho tiempo no hablaba, el que me dio noción de esta jaculatoria que estaba haciendo.

¡Oye! -me dijo mi amigo, ¿te das cuenta que le estás pidiendo a Dios que revuelque la vida? Yo solo pude responder que no sabía lo que estaba pidiendo, porque era lo único que salía de mí.

Fue así como pasaron cinco días después de esa conversación y, digamos «advertencia» que Dios me tumbó del caballo. y sí, ¡que sacudida! Me tumbó como lo hizo con Pablo de Tarso, camino a Damasco. Acontecimiento que propicio su gran historia de conversión y que hoy espero te des el regalo de conocer a profundidad.

Anhelo que, a través de la historia de san Pablo, puedas ser tumbado del caballo, como lo hizo conmigo y puedas levantarte transformado, con una nueva visión de vida.

Primeros años de San Pablo: 

Conversión de San Pablo: 

Primer viaje misionero: Asia
Segundo viaje misionero: Atenas
Cuarto viaje misionero: Efeso 

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