Inicio - Especiales - Cuaresma - Semana Santa - De la Cruz cristiana siempre surge la resurrección
Generic filters

Filtro

De la Cruz cristiana siempre surge la resurrección

Viernes Santo

El viernes Santo conmemora la pasión, crucifixión y muerte del Señor. Este día de la Semana Santa, hace parte del Triduo Pascual, y evoca los momentos más duros y de enorme sufrimiento de Jesús.

El Viernes Santo es un día de reflexión y recogimiento en el que nos unimos al sacrificio de Jesús en la cruz por la redención de la humanidad.

Sin embargo, aunque hoy, Viernes Santo, sea un día de tantos elementos de pasión y muerte, no podemos dejar de lado los signos de esperanza y vida que trae la Cruz cristiana, porque cruz que no resucite, no es cristiana.

Dar razones de nuestra fe es el llamado que cada cristiano tiene, y una de las razones más fuertes de la fe es que creemos en que Jesús ha muerto y resucitado. Por eso, enfocarnos hoy, viernes Santo, solo a la pasión y muerte del Señor, es nublar el entendimiento a la promesa de vida eterna que hay en la Salvación con Cristo.

También  te puede interesar: reflexión de las siete palabras 

Resaltemos algunos momentos de cruz que vivió Jesús y en los cuales nosotros podemos hallar luz:

Traición de Judas

El Viernes Santo es un día para orar, meditar y pensar en la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo, con el objetivo de apreciar cuan grande es su bondad, su amor y su misericordia, frente a la nuestra ingratitud y pecado.

Un claro ejemplo es que Judas no solo vendió a Jesús, sino que, vendió la confianza que Jesús le había dado y lo traicionó.
Jesús en su naturaleza humana compartió con los suyos grandes momentos de amistad, les enseñaba y les revelaba tantos aspectos de manera privilegiada que era impensable que la traición se gestara desde uno de los suyos.

Pero así ocurrió, Judas vendió a Jesús por 30 monedas de plata. Por eso en este acto de traición, de cada momento de infidelidad humana, se puede unir al dolor que experimentó Jesús.

No es fácil comprender la traición, ser misericordiosos y perdonar de corazón cuando hay este tipo de fallas. Muchas preguntas se formulan desde la lógica humana, y lo cierto es que las respuestas intentan interpretarse también desde ese ámbito.

Lo cierto es que Jesús nos interpela con sus acciones, Él enseña que, incluso, sabiendo que iba a ser traicionado, se incorporó a celebrar la última cena con sus discípulos el Jueves Santo, para amarlos y servirles, en el lavatorio de los pies.
No cabe duda de que la gran clave de Jesús para asimilar con entereza las situaciones, era la relación con su padre Dios por medio de la oración. Se puede decir sin lugar a dudas que Jesús oró al Padre por fortaleza y por misericordia. Fortaleza para afrontar la situación con amor y entereza, y misericordia para no señalar y juzgar, y a cambio, canalizar su desilusión, rabia y confusión, en actos de amor sincero.

Jesús nos enseña hoy, como afrontar la traición, como asumir las fragilidades humanas y como entender que más allá de la traición, hay un camino que debemos seguir con Jesús

La negación de pedro

Otro de los temas centrales con el que podemos reflexionar en Viernes Santo, es la negación de pedro que tiene su trasfondo en la infidelidad.

Pedro niega a Jesús y olvida fácilmente lo que había sido su vida de enseñanzas, oraciones y milagros al lado de Jesús. Pedro, que fue uno de los discípulos más cercanos a Jesucristo, lo niega no solo una vez, sino tres veces, la noche en que Jesús fue arrestado.

Pedro representa lo fácil y rápido que olvidamos las obras que Jesús hace en nuestra vida. Porque, aunque creamos que estar cerca de Jesús nos blinda de toda tentación y pecado, lo que se evidencia más claro es la fragilidad de la condición humana y la misericordia entrañable de Dios.

Jesús había predicho que después de que el gallo cantara por tercera vez, Pedro lo habría negado tres veces, y después de que esto ocurrió, Pedro recordó las palabras de Jesús y esto llevó a Pedro a darse cuenta de su falla y a sentir un profundo remordimiento.

Este evento destaca, entonces, la fragilidad humana y la debilidad frente a las presiones externas, pero también muestra la bendición que trae el perdón y la redención, ya que después de la resurrección de Jesús, Pedro se convirtió en una figura clave en el crecimiento y expansión del cristianismo primitivo.

En ese sentido, pensemos hoy, Viernes Santo, en la importancia de:

El arrepentimiento y el perdón: reconocer nuestros errores, y recibir el perdón de Dios por nuestras faltas, es un llamado a fomentar la empatía, el perdón y la reconciliación entre hermanos de la fe.

Mantener la fe y la integridad: Solo la gracia de Dios y la fe pueden ayudar a levantarnos de los episodios en la vida que nos quieren hacer perder la esperanza. Cuando fallamos, podemos recuperarnos, crecer y hacer contribuciones significativas si permanecemos firmes en la fe y comprometidos con nuestra escala de valores.

La autenticidad y la valentía: La negación de Pedro resalta la importancia de mantener nuestras convicciones, incluso en situaciones difíciles o peligrosas. Nos llama a ser fieles a lo que creemos correcto, incluso cuando enfrentamos adversidad o presiones externas.

Fidelidad: Honrar a las otras personas siendo fieles es un don de Dios. Cuando hay fidelidad se conserva la confianza y la prudencia. Este valor es una necesidad inminente en las relaciones actuales entre familiares, esposos, amigos, relaciones de trabajo.

Crecimiento personal: Los errores y las dificultades pueden ser oportunidades para aprender, crecer, transformarnos en mejores personas y potencializar la misión a la cual fuimos llamados. Por ejemplo, la historia de Pedro no termina con la negación, sino que ese suceso es fuente de crecimiento personal y espiritual.

También te puede interesar: El verdadero sentido del Viernes Santo 

Juicio de Jesús

Otro de los aspectos importantes que nos presenta el Viernes Santo es el Juicio de Jesús.
Jesús fue arrestado y sometido a un juicio basado en calumnias y acusaciones falsas, y motivado por intereses políticos y religiosos.

Sin embargo, a pesar de haber sido sometido a un juicio injusto y enfrentar la humillación y el sufrimiento físico cuando lo azotaron, Jesús conservó una actitud de resistencia pacífica. Su ejemplo nos inspira a enfrentar las adversidades con valentía, compasión y serenidad, manteniendo nuestros principios y valores incluso en circunstancias difíciles.

No se exaltó, no gritó, no habló con dureza desde su posición de rey. De hecho, este hermoso dialogo expresado a continuación, entre Jesús y Pilatos, nos muestra la importancia en la precisión de las palabras cuando son dichas con la autoridad del amor y no con la autoridad del poder.

“Le preguntó entonces Pilato:
—¿Así que tú eres rey?
Jesús le contestó:
—Tú lo has dicho: soy rey. Yo nací y vine al mundo para decir lo que es la verdad. Y todos los que pertenecen a la verdad, me escuchan.
Pilato le dijo:
—¿Y qué es la verdad?” Juan 18, 37-38

Qué manera tan hermosa en la que responde Jesús a las preguntas insinuantes de Pilatos. Qué manera tan clara de enseñarnos a entablar un dialogo con aquellos que buscan hacernos salir de control.

Jesús en otro momento ya había manifestado que Él era la verdad, y no solo eso, sino que también era el camino y la vida. En ese sentido, la verdad es Él, y solo en Jesús debemos hallar plenitud e imitar los pensamientos, sentimientos y acciones de Jesús.

En la vida enfrentaremos muchos juicios, no necesariamente ante un tribunal, pero si de personas que señalan nuestro obrar. Muchos de esos señalamientos estarán marcados por injusticias, y en ese instante, muchos se alejarán de nosotros y se experimentará la soledad y el sufrimiento, tal y como lo vivió Jesús, y es aquí donde el dolor de Jesús marcará la pauta para enfrentar nuestros sufrimientos.

La flagelación de Jesús

La Pasión y muerte del Señor, no solo abarca la traición de Judas, la negación de Pedro, el juicio frente a las autoridades políticas y religiosas, sino también el dolor físico, el martirio, los golpes y los azotes que son signos de su dolor.

Hoy, los dolores que sufrimos por una enfermedad, por una muerte de un ser querido pueden ser ofrendados y unidos a la cruz de Cristo. Se trata de encontrar un propósito superior bien sea para purificar el alma de quien hace el ofrecimiento o por la conversión de los más alejados porque no creen, no adoran o no esperan en Dios.

Unir el sufrimiento con el dolor de la pasión de Cristo es una manera de acercarse más a Dios y crecer espiritualmente, es la posibilidad de confiar en la voluntad divina y de clamar su intercesión para que sea la gracia de Dios derramada en la vida de quien padece un fuerte dolor para obtener fortaleza y así poder enfrentarlo.

María al pie de la Cruz

Dicen que no hay dolor más grande que el sufrimiento de una madre por su hijo. Ese amor abnegado, noble, genuino, que muchos han tratado de describir como el más cercano al amor de Dios.

María fue testigo de la injusta manera como trataron a Jesús, verlo solo, cayendo a causa del fuerte peso de la cruz, lastimado por los golpes, recibiendo acusaciones y palabras hirientes, hasta verlo colgado del madero, sin la compasión de muchos.

Pero también, está el dolor de Jesús, traducido en una gran impotencia por ver a su madre presenciando ese cruel momento. Es el dolor de madre e hijo en su máxima expresión, ofrendado al Padre y clamando su auxilio.

María al pie de la cruz es el modelo de mujer que resiste con fe y entereza las pruebas más duras de la vida. Ella se sostiene firme, no en sus fuerzas, sino en las que le brinda la oración confiada. A pesar de su tristeza, María muestra resiliencia al permanecer fielmente al lado de su hijo hasta el final, un compromiso inquebrantable que debemos aprender, para estar firmes para quienes necesitan de nuestro consuelo y apoyo en los momentos más difíciles.

Jesús carga con la cruz

Jesús todo lo soportó con amor y entereza. La oración confiada en Dios Padre le permitió tener serenidad, armonía y libertad interior, porque, aunque su libertad estuviera coartada, la paz de su corazón permanecía y descansaba en las manos de Dios.

Jesús cargo una cruz pesada y más allá de pensar en el hecho en sí mismo de cargar la cruz, lo que Jesús hizo fue enseñarnos la manera de cargar y enfrentar nuestras cruces. Unas más grandes que otras, pero al final, cruces que laceran, duelen y confrontan.

Jesús transformó el significado de la cruz, que era considerado un signo maldito para los judíos, en el símbolo más genuino del amor. Es el lugar desde donde nos dijo: “Te amo” y hoy, más de 2000 años después, se genera el eco más claro en sus palabras que se traducen en: “Ninguna persona morirá para mí”

Jesús cargando la cruz se compadece de todos los que sufren, y los anima a que tengan la certeza de que no están solos, sino que Él los acompaña y se solidariza con el sufrimiento humano.

También te puede interesar: el verdadero sentido de la Cruz 

Jesús muere en la cruz

Uno de los hechos más recordados en Viernes Santo es la muerte de Jesús en la cruz, y se interpreta como el máximo acto de amor y sacrificio hacia la humanidad.

Jesús entregó su vida por el bien de cada uno de nosotros, mostrando un amor incondicional que trasciende el sufrimiento y la muerte, para dar vida.

La crucifixión era una forma particularmente cruel de ejecución que implicaba clavar a la persona en una cruz de madera y dejarla morir lentamente por asfixia, deshidratación o shock debido al dolor y la exposición. Esta forma de ejecución era extremadamente dolorosa y humillante, y se reservaba para los criminales considerados especialmente peligrosos o despreciables.

Jesús asumió, por el perdón de los pecados del mundo y la salvación, un rol que no le pertenecía. Y su misión fue cumplida a cabalidad bajo la obediencia, porque no se aprovechó de su condición, sino que se humilló y se hizo obediente hasta la muerte y muerte de cruz.

En este acto, Jesús nos enseña a negarnos a nosotros mismos, a aceptar su yugo que es suave y ligero y aprender de Él que es manso y humilde de corazón. Biblia. Mateo 11, 22

Hoy, Viernes Santo, es un día para comprender que lo que ocurrió y vivió Jesús no fueron hechos históricos que merezcan ser conocidos como cultura general, sino que fueron sucesos que interpelan la vida y nos motivan a sentirnos acompañados y a asumir el dolor y el sufrimiento de manera diferente.
Es un día para unir nuestras cruces a la cruz de Cristo, porque, así como Él resucitó, también pueden recitar en esperanza y amor todas nuestras cruces.

Cómo entender la cruz

En definitiva, podemos listar a modo de conclusión los siguientes aprendizajes sobre la cruz:

En la cruz Jesús nos enseña la máxima expresión del amor

cruz es amor hasta el extremo - padre carlos yepes

En las llagas y sufrimientos de Jesús somos sanados y salvados.

cruz es sanación - padre carlos yepes
No estamos solos, Jesús nos ayuda a cargas nuestras cruces.

cruz ayuda de Jesús

Jesús convierte un signo de maldición, en un signo de fuerza, poder y gloria a Dios.

cruz es signo de amor y entrega

En el mayor momento de sufrimiento de Jesús, nos deja el regalo de su madre.

Jesús nos dio el regalo de su madre
La cruz es escuela de crecimiento personal y espiritual

Cruz es escuela de crecimiento espiritual
La cruz asumida con fe nos hace más fuertes, valientes y resilientes

Cruz es valentia y resiliencia
La cruz purifica la fe

la cruz purifica la fe
No hay gloria sin Cruz

no hay gloria sin cruz

 

Desde la cruz renace la esperanza

cruz es esperanza
Quien toma su cruz y sigue a Cristo, recibe la gracia de la fortaleza para cargarla, crecer y aprender de ella.

toma tu cruz y sigue a Cristo

Oremos

Te adoramos,
Señor Jesucristo,
aquí y en todas tus iglesias
que hay en todo el mundo
y te bendecimos,
porque por tu santa cruz
has redimido el mundo.
(San Francisco de Asís)

Loading