Enseñanzas de San José

Ten sabiduría para elegir
San José no tomaba decisiones apresuradas; su sabiduría provenía de su capacidad para escuchar a Dios y discernir lo que era mejor para él y su familia.
Cada vez que se encontraba ante una decisión importante, como huir a Egipto o regresar a Nazaret, lo hacía con un discernimiento profundo y guiado por Dios.
Propósito para hoy
San José te enseña que en cada momento debes buscar la sabiduría que viene de Dios, discerniendo lo que es mejor no solo para ti, sino también para los demás.
San José, te pido tu intercesión para que encuentre la paz en mi corazón, confiando siempre en los planes de Dios para mi vida. Amén.
Rosario a San José
Contempla los ocho misterios:
1. El anuncio del ángel de que lo concebido en María es obra del Espíritu Santo.
2. La búsqueda de posada en Belén.
3. El nacimiento del Niño Jesús en Belén.
4. La presentación del Niño Jesús en el templo, ofreciendo un par de tórtolas o dos palomas.
5. La huida a Egipto con Jesús y con María.
6. El regreso de la Sagrada Familia a Nazaret.
7. Jesús perdido y hallado en el templo.
8. La gloriosa muerte de San José, en brazos de Jesús y de María.
Cómo rezar el Rosario
Se menciona el misterio y se reza 7 veces entre cada misterio (en honor a los siete dolores y siete gozos de San José) lo siguiente:
V/ San José, custodio de los sagrados de Jesús y de María.
R/ Inflama mi corazón para que en él solo reine, Jesús, como reinó en tu santo corazón.
En lugar del Gloria: se reza
V/Jesús, José y María,
R/ Les doy el corazón y el alma mía.
Al final del rosario, rezar tres veces:
V/ San José, patrono de los devotos de los Sagrados Corazones de Jesús y de María
R/ Ruega por nosotros.
Oración Final
Glorioso patriarca San José, cuya intercesión, sabe hacer posibles las cosas imposibles, ven en mi ayuda en estos momentos de angustia y dificultad. Toma bajo tu protección las situaciones tan serias y difíciles que te encomiendo, a fin de que tengan una feliz solución. Mi bien amado Padre: toda mi confianza está puesta en ti. Y, dado que lo puedes todo ante Jesús y María, muéstrame que tu bondad es tan grande como tu poder. Amén