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Enseñanzas de San José – día veinte

Enseñanzas de San José

Enseñanzas de San José - día 20

Trabaja el valor de la humildad

San José vivió con sencillez, no buscó el reconocimiento ni la admiración, sino que se dedicó a servir sin esperar gloria.

Aunque San José no fue el padre biológico de Jesús, aceptó con amor y humildad la misión que Dios le dio. Al hacerlo, te enseña que no importa el título que tengas, sino la disposición con la que asumes tu responsabilidad.

Propósito para hoy

A través de su ejemplo, aprende que la verdadera grandeza se encuentra en servir a los demás con humildad, sin necesidad de que te reconozcan los esfuerzos.

San José, protector de la Iglesia, intercede por cada uno de nosotros, para que sigamos fielmente la enseñanza de Cristo. Amén.

Rosario a San José

Contempla los ocho misterios:

1. El anuncio del ángel de que lo concebido en María es obra del Espíritu Santo.
2. La búsqueda de posada en Belén.
3. El nacimiento del Niño Jesús en Belén.
4. La presentación del Niño Jesús en el templo, ofreciendo un par de tórtolas o dos palomas.
5. La huida a Egipto con Jesús y con María.
6. El regreso de la Sagrada Familia a Nazaret.
7. Jesús perdido y hallado en el templo.
8. La gloriosa muerte de San José, en brazos de Jesús y de María.

Cómo rezar el Rosario

Se menciona el misterio y se reza 7 veces entre cada misterio (en honor a los siete dolores y siete gozos de San José) lo siguiente:

V/ San José, custodio de los sagrados de Jesús y de María.
R/ Inflama mi corazón para que en él solo reine, Jesús, como reinó en tu santo corazón.

En lugar del Gloria: se reza

V/Jesús, José y María,
R/ Les doy el corazón y el alma mía.

Al final del rosario, rezar tres veces:
V/ San José, patrono de los devotos de los Sagrados Corazones de Jesús y de María
R/ Ruega por nosotros.

Oración Final

Glorioso patriarca San José, cuya intercesión, sabe hacer posibles las cosas imposibles, ven en mi ayuda en estos momentos de angustia y dificultad. Toma bajo tu protección las situaciones tan serias y difíciles que te encomiendo, a fin de que tengan una feliz solución. Mi bien amado Padre: toda mi confianza está puesta en ti. Y, dado que lo puedes todo ante Jesús y María, muéstrame que tu bondad es tan grande como tu poder. Amén

 

 

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