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Enseñanzas de San José – día veinticinco

Enseñanzas de San José

Enseñanzas de San José - día 25

Trabaja en el dominio propio

San José mostró un control admirable de sí mismo. En todo momento, actuó con calma, prudencia y sin dejarse llevar por impulsos. Esto te invita a reflexionar sobre la importancia de gestionar adecuadamente tus sentimientos, especialmente cuando estás frente a situaciones difíciles o desafiantes.

Dominar tus reacciones y actuar con sabiduría es esencial para vivir según los principios de Dios.

Propósito para hoy

San José, te enseña que, aunque enfrentó grandes desafíos, siempre mostró serenidad y calma.

Confiar en Dios y tener paciencia es la clave para superar las pruebas de la vida.

San José, ayúdame a tener más tranquilidad y confianza en Dios en los momentos de angustia y confusión. Amén.

Rosario a San José

Contempla los ocho misterios:

1. El anuncio del ángel de que lo concebido en María es obra del Espíritu Santo.
2. La búsqueda de posada en Belén.
3. El nacimiento del Niño Jesús en Belén.
4. La presentación del Niño Jesús en el templo, ofreciendo un par de tórtolas o dos palomas.
5. La huida a Egipto con Jesús y con María.
6. El regreso de la Sagrada Familia a Nazaret.
7. Jesús perdido y hallado en el templo.
8. La gloriosa muerte de San José, en brazos de Jesús y de María.

Cómo rezar el Rosario

Se menciona el misterio y se reza 7 veces entre cada misterio (en honor a los siete dolores y siete gozos de San José) lo siguiente:

V/ San José, custodio de los sagrados de Jesús y de María.
R/ Inflama mi corazón para que en él solo reine, Jesús, como reinó en tu santo corazón.

En lugar del Gloria: se reza

V/Jesús, José y María,
R/ Les doy el corazón y el alma mía.

Al final del rosario, rezar tres veces:
V/ San José, patrono de los devotos de los Sagrados Corazones de Jesús y de María
R/ Ruega por nosotros.

Oración Final

Glorioso patriarca San José, cuya intercesión, sabe hacer posibles las cosas imposibles, ven en mi ayuda en estos momentos de angustia y dificultad. Toma bajo tu protección las situaciones tan serias y difíciles que te encomiendo, a fin de que tengan una feliz solución. Mi bien amado Padre: toda mi confianza está puesta en ti. Y, dado que lo puedes todo ante Jesús y María, muéstrame que tu bondad es tan grande como tu poder. Amén

 

 

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