Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
El corazón es el centro de las decisiones. Es de donde emergen grandes misterios humanos, por eso, como lo dice sabiamente el libro de proverbios 4, 23. “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón porque de él mana la vida”.
Celebramos en este día, con júbilo, la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, esta devoción impulsada fuertemente por la mística francesa santa Margarita María de Alacoque, se fundamenta en el mismo Evangelio en los relatos de la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo, cuando el soldado atraviesa con la lanza el corazón del Hijo de Dios y de allí brota el agua y la sangre que, místicamente se interpretan como el agua del bautismo y la sangre de la eucaristía de la que nace, precisamente, la Iglesia. En 1856 el Beato Pío IX extendió la festividad a toda la Iglesia.
En el siglo XVII, Jesús se Revela a Santa Margarita María de Alacoque. El 16 de junio de 1675, El Señor le anuncia doce bendiciones espirituales para todos los devotos de su corazón:
1. A las almas consagradas a mi Corazón, les daré las gracias necesarias para su estado.
2. Daré la paz a las familias.
3. Las consolaré en todas sus aflicciones.
4. Seré su amparo y refugio seguro durante la vida, y principalmente en la hora de la muerte.
5. Derramaré bendiciones abundantes sobre sus empresas.
6. Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente y el océano infinito de la misericordia.
7. Las almas tibias se harán fervorosas.
8. Las almas fervorosas se elevarán rápidamente a gran perfección.
9. Bendeciré las casas en que la imagen de mi Sagrado Corazón esté expuesta y sea honrada.
10. Daré a los sacerdotes la gracia de mover los corazones mas empedernidos.
11. Las personas que propaguen esta devoción, tendrán escrito su nombre en mi Corazón y jamás será borrado de él.
12. A todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes continuos, el amor omnipotente de mi Corazón les concederá la gracia de la perseverancia final.
Sin embargo, previo a las manifestaciones místicas dadas a esta Santa, se conoce, por parte de San Juan Eudes, un gran amor al corazón de Jesús y al inmaculado corazón de María. De hecho, es conocido como padre, doctor y apóstol de los cultos del corazón de Jesús y de María. Este Santo que nació en el año 1601, es decir, 47 años antes que Margarita Alacoque, ya proponía este gran amor desde su teología, y lo enmarcaba a través de las religiosas: Hijas de Nuestra Señora de la Caridad. Iniciativa que buscaba cobijar a las mujeres en alto riesgo de vulnerabilidad y les proponía emprendimientos que devolvieran su dignidad. Y, por medio de los eudistas a quienes fundó el año 1643 con el ánimo de formar y encarnar la espiritualidad, que en su época se transmitía de manera muy teórica.
Especial Fiesta al Sagrado Corazón de Jesús
Con las iniciativas de estos dos santos, tenemos muchas herramientas para acercarnos, volver y quedarnos en el corazón de Jesús. Un corazón que se nos da para que sea nuestro propio corazón, y amemos con él, porque el nuestro es limitado, condicionado, sesgado, y muchas veces se parcializa. Tenemos un corazón que destierra y lanza expresiones como: «tal persona se me salió». Pero, Dios acoge a todos, nos muestra una riqueza de amor invaluable, y en él nos llena de misericordia, consuelo y esperanza.
El libro de Ezequiel 36, 26-27, nos habla de la promesa divina de renovar nuestro interior:
«Os daré un corazón nuevo, y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros; Y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi espíritu, y haré que andéis en mis preceptos, los guardéis y los pongáis por obra».
Esa promesa podamos renovarla cuando nos permitimos descansar en Jesús: “Vengan a mí, los que están cansados y agobiados, y yo los aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, Y encontrarán descanso para su vida, Porque mi yugo es suave y mi carga ligera” Mateo 11:28-30
La invitación es a confiar plenamente en el amor compasivo de Cristo y con nuestra vida reparar por las ofensas que por ingratitud e indiferencia causamos a su corazón.
El corazón de Jesús nos pertenece para que sea el refugio de nuestras necesidades. Para que sea la regla y modelo de nuestra vida. De allí tendremos la fuerza para cumplir con nuestros deberes, de manera que, con Jesús, maría y la iglesia seamos un solo corazón. Que podamos experimentar el amor de Dios que palpita en cada corazón y se da para que, al estilo de cada persona, se inunden de su infinita misericordia y bondad.
Símbolos y significados de la imagen del Corazón de Jesús
El Corazón con una llaga abierta, de la cual brota sangre y agua y por la cual fuimos sanados, representa el Amor infinito de Dios herido por la ingratitud y la indiferencia de los hombres y especialmente de las almas consagradas.
La Cruz es signo de redención y salvación universal.
Las llamas representan el amor vivo de Cristo por todas las almas.
La corona de espinas es símbolo de humillación, que se convierte en Gloria.