El gran regalo de Jesús para el mundo
La Eucaristía es la principal fuente de la vida cristiana, es el banquete al que todos somos convocados y en el que todos somos bienvenidos. La palabra Eucaristía viene del griego euxaristia, que significa “acción de gracias”.
La Eucaristía es el sacramento instaurando por Jesús antes de su muerte: “Mientras comían, Jesús tomó en sus manos el pan y, habiendo dado gracias a Dios, lo partió y se lo dio a los discípulos, diciendo: Tomen y coman, esto es mi cuerpo. Luego tomó en sus manos una copa y, habiendo dado gracias a Dios, se la pasó a ellos, diciendo: Beban todos ustedes de esta copa, porque esto es mi sangre, con la que se confirma la alianza, sangre que es derramada en favor de muchos para perdón de sus pecados” Biblia: Evangelio de Mateo 26, 26-28
La Eucaristía (Santa Misa) no es un símbolo, no es una representación de Cristo. La Eucaristía (Santa Misa) es Cristo. Es su Cuerpo, su sangre, su alma y su divinidad. Es el culmen y fuente de la vida cristiana.
Este sacramento, además de llamarse Eucaristía, también es conocido como:
Banquete del Señor (Biblia: 1 Corintios 11, 24)
Fracción del pan: acto que solía practicar Jesús en compañía de sus apóstoles (Biblia: 1 Corintios 11, 20)
Memorial: porque se actualiza la pasión, muerte y resurrección del Señor.
Comunión: nos convertimos en un solo cuerpo con Cristo. “Cuando bebemos de la copa bendita por la cual bendecimos a Dios, participamos en común de la sangre de Cristo; cuando comemos del pan que partimos, participamos en común del cuerpo de Cristo. Aunque somos muchos, todos comemos de un mismo pan, y por esto somos un solo cuerpo” (Biblia: 1 Corintios 10, 16-17)
“Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él”. (Biblia: Evangelio de Juan 6, 56)
Santa Misa: de acuerdo al numeral 1332 del Catecismo de la Iglesia Católica, se llama así porque la liturgia en la que se realiza el misterio de salvación se termina con el envío de los fieles («missio») a fin de que cumplan la voluntad de Dios en su vida cotidiana.
Jesús se quedó con nosotros en la Eucaristía (Santa Misa)
Jesús amigo que acompaña, es una realidad que pocos han sabido descubrir, porque en la búsqueda de personas con quienes dialogar, se hallan desilusionadas, confundidas e incluso con más soledad. Pero encontrar refugio en Jesús Eucaristía, es uno de los es uno de los regalos más valiosos de la vida.
En Jesús Eucaristía está todo lo que cualquier ser humano necesita. Estar ante su presencia, dialogar con Él, y escucharlo, cambia la manera de ver el mundo y de vivir, porque se trasciende el mero acto mecánico de “mirar”, para ver más allá.
Estudios científicos han demostrado que Jesús acontece realmente en cada Eucaristía. Dichos estudios se basan en analizar las especies de pan y vino antes y después de la consagración por parte del sacerdote (acto que se conoce como el misterio de la transubstanciación), se ha logrado corroborar, que las sustancias de pan y vino, se convierten en el cuerpo y la sangre de Nuestro Señor Jesucristo.
Lo cierto, es que más allá de estás investigaciones, la fe de millones de creyentes, es la que permite conocer la experiencia de vida en el sacramento de la Eucaristía. Jesús es el pan de vida eterna que nutre el espíritu diariamente.
Jesús dice: “yo estaré con ustedes, todos los días, hasta el fin del mundo” (Biblia: Evangelio de Mateo, 28, 20) y es verdad, Jesús acontece siempre, en todo momento, en la Eucaristía
Cómo entender mejor la Eucaristía
Muchas personas alrededor del mundo se quedan cortas en palabras para describir el misterio de la Eucaristía (Santa Misa). Algunos santos han expresado lo que el alma y el corazón experimentan en cada encuentro:
“El tiempo que paso frente al Sagrario es el tiempo mejor bien empleado de mi vida”. (Santa Catalina de Génova)
“La Eucaristía (Santa Misa) nos da una gran inclinación hacia la virtud, una gran paz y facilita el camino de la santificación”. (San Juan Crisóstomo)
“No desaprovechemos tan gran oportunidad de negociar con Dios. Él “Jesús” no suele pagar mal el hospedaje si lo recibimos bien”. (Santa Teresa de Ávila)
“Si supiéramos el valor del Santo Sacrificio de la Misa, qué celo no tendríamos en asistir a ella”. (Santo Cura de Ars)
“Dos clases de personas deben comulgar frecuentemente: las perfectas para mantenerse perfectas y las imperfectas para alcanzar la perfección”. (San Francisco de Sales)
“La devoción a la Eucaristía es la más noble de todas las devociones, porque tiene al mismo Dios por objeto; es la más saludable porque nos da al mismo autor de la gracia; es la más suave, porque el Señor es suave”. (San Pío X).
“La Eucaristía, mi autopista hacia el Cielo”. Carlo Acustis
Jesús es presencia viva en la Eucaristía
Reconocer a Jesús en todo y en todos es una gracia especial, un regalo que bien podría pedirse como el don del estupor; sin embargo, experimentarlo en la santa Eucaristía es un bien mayor, no porque sea inalcanzable, sino porque entenderlo y vivirlo es el gran tesoro. Es el lugar por antonomasia donde Jesús se revela.
Incluso, si nos remitimos al pasaje de los discípulos camino a Emaús, Jesús se les aparece, les habla y les explica las escrituras, pero esto no fue suficiente para que ellos lo reconocieran. Estaban hablando de Él mientras caminaban, de hecho, estaban hablando con Él, y ni así pudieron reconocerlo. ¿Cuántas veces estamos hablando de Jesús o con Jesús en medio de la oración, pero no lo vivimos?, ¿cuántas veces creemos que por tener palabras bonitas o por haber experimentado en algún momento su amor, el camino sigue en la misma tónica? ¡no!
Muchas veces nos hemos quedado en el seguimiento de un Jesús que murió, pero no en el Jesús que resucitó y que acontece siempre en la vida. Los discípulos en medio del camino, le dicen a Jesús que se quede esa noche con ellos porque es tarde y se hacía de noche, y es entonces cuando ocurre algo maravilloso. “Cuando ya estaban sentados a la mesa, tomó en sus manos el pan, y habiendo dado gracias a Dios, lo partió y se lo dio. En ese momento se les abrieron los ojos y reconocieron a Jesús” Biblia: Evangelio de Lucas, 24, 30-31
Es en la fracción del pan (la Eucaristía) cuando todos sus sentidos se conectan a reconocer a Jesús. Es en la Eucaristía donde todas nuestras preguntas tienen respuesta, donde la acción de alabanza tiene la razón de ser, donde el amor se desborda y la fuerza de la vida se imprime como alimento hacía el espíritu.
Es en la Eucaristía (Santa Misa) donde hay liberación, sanación, amor, entrega. Es la presencia real del cuerpo, la sangre y la divinidad de nuestro Señor Jesucristo.
Por eso, si te cuesta reconoce la presencia viva de Jesús en la Eucaristía (Santa Misa), recuerda que tienes la invitación al gran banquete. Ve a la presencia del Señor en la Eucaristía y reconócelo. Él nunca se deja ganar en generosidad para que le reconozcas y te goces en Él.
Te invitamos a vivir la novena del Cuerpo y la sangre de Cristo dando clic aquí