Adviento, tiempo de preparación
para el nacimiento de Jesús
Ha llegado el momento de revestir los hogares y disponer cada rincón de la casa para evocar el calor y color de la Navidad.
Las manos de todas las personas de la familia trabajan en conjunto para integrar en casa los adornos, las luces, el árbol y el pesebre.
Hay alegría en el ambiente mientras se teje, con fino detalle cada elemento que compone la decoración. Todo esto, sería ideal hacerlo en tónica de oración para ser conscientes del significado de cada acto que hacemos. Sin embargo, muchas veces nos vamos a la tradición cultural del adorno dónde solo nos quedamos en lo accesorio y olvidamos el sentido de lo que hacemos.
Lo cierto es que, la manera como se vive este tiempo, solo depende de nosotros, porque opciones hay muchas, mercadeo entorno a la temporada aún más, pero solo quién quiera sumergirse en el contenido profundo del tiempo litúrgico de Adviento y Navidad, logra anticipar el terreno para hacerlo fértil para el nacimiento espiritual del niño Jesús.
Este es el centro, esto es lo esencial, hacia allí debemos apuntar y direccionar todos nuestros esfuerzos de esta época, donde el para qué y por qué, que es Jesús, responda a todas las nuestras preguntas, sea medicina a todas las enfermedades y llene de consuelo y esperanza nuestro presente y futuro.
Foto de @elportaldejesus
¿Cómo hago para no perder el enfoque en esta Navidad?
No es tan fácil como decirlo y escribirlo, pero sí es posible. Debemos empezar por ser conscientes de lo que la sociedad quiere imponer. Es decir, reconocer lo general para luego ir a lo específico. Se trata de no quedarse a la orilla, sino ir a la profundidad del mar, dónde a medida que se va avanzando, se hallan grandes tesoros.
Hoy, cuando inicia el tiempo litúrgico de Adviento, se reconoce que tenemos la posibilidad de casi un mes para prepararnos para Navidad, es decir, tenemos frente a nosotros el mar, que representa los días del calendario en los cuales nos podemos sumergir sin quedarnos en la playa donde solo golpean las olas, cobijando las celebraciones que trae este tiempo, inmersos en el bullicio y en lo superficial, divisando el panorama y cómo las fachadas de las casas quedaron iluminadas y la decoración al interior del hogar armónica.
Para evitar quedarnos solo en estas prácticas a las que todos estamos expuestos, proponemos tres elementos, propios de la época, que nos ayudan a focalizar nuestro interés y sacar un alto beneficio en este Adviento.
1). La corona de Adviento
Podemos encender una luz cada domingo como signo para iluminar las penumbras de la vida y descubrir todo lo que hay por trabajar. Es importante recordar que los colores de las velas tienen un significado y un orden para ser encendidas.
Morado: representa la actitud de vigilia y de preparación.
Verde: simboliza la esperanza.
Rojo: hace énfasis en la alegría por el jubilo del nacimiento de Jesús.
Blanco: es el color de la presencia de Dios.
Y el orden en que se encienden es: 1º morado, 2º verde, 3º rojo y 4º blanco
En este acto de fe, la Iglesia propone para cada semana una idea distinta que lleva a cada persona y familia a reflexionar. Es una especie de catequesis especial que se presenta cada semana con el fin de digerir y aterrizar lo que Dios quiere decirnos al hoy de nuestra vida.
2). El pesebre de Navidad
Una de las tradiciones más bonitas la tiene el pesebre de Navidad que busca recrear el nacimiento de Jesús en el portal de Belén, valiéndose de las narraciones y detalles que contiene la Sagrada Escritura, y conservando los signos que allí se proponen, de modo que puedan representar el reinado del recién nacido en condiciones humildes, distinto a lo que el mundo espera e imagina.
Foto de @elportaldejesus
Reconociendo, entonces, la validez de reunirse en familia en torno a la construcción del pesebre, la invitación central cada año es la misma: preparar y disponer el corazón para que sea el pesebre, por excelencia, en el cual Jesús se instaure y reine en nuestra vida. Se trata de una actitud de vigilancia que nos lleva a revisar las intenciones más profundas en el pensar y obrar, despojándose de todo lo que impide que Jesús more por completo en todas las áreas de la vida.
3). Tiempo de calidad para compartir
La tradición también nos lleva a que este es un tiempo de compartir en familia y con amigos. Pero no a manera de entretenimiento, ni de ocio, sino en donarnos al otro de manera generosa. Es tiempo para mirarnos a los ojos y ver el rostro sediento de Dios, pero también descubrir el Jesús que cada uno de nosotros lleva dentro.
Navidad es la fiesta de la vida, es la apertura de la fe, es un gesto de amor de Dios por un mundo que sufre y necesita de su cercanía, es la fiesta del amor y de la esperanza.
Desde Amén Comunicaciones nos unimos a cada una de las intenciones en este Adviento, para que Dios siembre la semilla en sus corazones y dé fruto en esta Navidad y permanezca a lo largo de los días.
Te invitamos a Disfrutar de la Novena de Navidad del Padre Carlos Yepes
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