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Evangelio De Hoy l Padre Carlos Yepes l jueves 01 julio 2021

Evangelio del día 

Para escuchar el evangelio y la reflexión puedes darle clic al video

Lectura del libro del Génesis 22,1-19:

En aquellos días, Dios puso a prueba a Abrahán llamándole: -¡Abrahán! El respondió:
-Aquí me tienes. Dios le dijo: -Toma a tu hijo único, al que quieres, a Isaac, y vete al país de Moria y ofrécemelo allí en sacrificio en uno de los montes que yo te indicaré. Abrahán madrugó, aparejó el asno y se llevó consigo a dos criados y a su hijo Isaac; cortó leña para el sacrificio y se encaminó al lugar que le había indicado Dios. El tercer día levantó Abrahán los ojos y descubrió el sitio de lejos. Y Abrahán dijo a sus criados: -Quedaos aquí con el asno; yo con el muchacho iré hasta allá para adorar y después volveremos con vosotros. Abrahán tomó la leña para el sacrificio, se la cargó a su hijo Isaac, y él llevaba el fuego y el cuchillo. Los dos caminaban juntos. Isaac dijo a Abrahán, su padre: -Padre. El respondió: -Aquí estoy, hijo mío. El muchacho dijo: -Tenemos fuego y leña, pero, ¿dónde está el cordero para el sacrificio? Abrahán contestó: -Dios proveerá el cordero para el sacrificio, hijo mío. Y siguieron caminando juntos. Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña. Entonces Abrahán tomó el cuchillo para degollar a su hijo; pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo: -¡Abrahán, Abrahán! El contestó: -Aquí me tienes. El ángel le ordenó: -No alargues la mano contra tu hijo ni le hagas nada. Ahora sé que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, tu único hijo.
Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo. Abrahán llamó aquel sitio «El Señor ve», por lo que se dice aún hoy «El monte del Señor ve. El ángel del Señor volvió a gritar a Abrahán desde el cielo: -Juro por mí mismo -oráculo del Señor-: por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo, tu hijo único, te bendeciré, multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de las ciudades enemigas. Todos los pueblos del mundo se bendecirán con tu descendencia, porque me has obedecido. Abrahán volvió a sus criados, y juntos se pusieron en camino hacia Berseba, y Abrahán se quedó a vivir en Berseba.

Salmo 116:

R/.Caminaré en presencia del Señor, en el país de la vida.

Amo al Señor, porque escucha mi voz suplicante, porque inclina su oído hacia mí el día que lo invoco. R/.

Me envolvían redes de muerte, me alcanzaron los lazos del abismo, caí en tristeza y angustia. Invoqué el nombre del Señor: Señor, salva mi vida. R/.

El Señor es benigno y justo, nuestro Dios es compasivo; el Señor guarda a los sencillos: estando yo sin fuerzas, me salvó. R/.

Arrancó mi alma de la muerte, mis ojos de las lágrimas, mis pies de la caída.
Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida. R/.

Lectura del santo evangelio según san Mateo 9,1-8:

En aquel tiempo, subió Jesús a una barca, cruzó a la otra orilla y fue a su ciudad. Le presentaron un paralítico, acostado en una camilla. Viendo la fe que tenían, dijo al paralítico: ¡Ánimo, hijo!, tus pecados están perdonados. Algunos de los letrados se dijeron: Este blasfema. Jesús, sabiendo lo que pensaban, les dijo: ¿Por qué pensáis mal? ¿Qué es más fácil decir: tus pecados están perdonados, o decir levántate y anda? Pues para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados, dijo dirigiéndose al paralítico: Ponte en pie, coge tu camilla y vete a tu casa.
Se puso en pie, y se fue a su casa. Al ver esto, la gente quedó sobrecogida y alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad.

Ideas centrales del evangelio por el padre Carlos Yepes

Hoy reconozcamos que, en situaciones humanas de precariedad, de dificultad, Dios, que es fiel y misericordioso con nosotros, no deja de proveernos, no deja de ayudarnos, no deja de auxiliarnos, y aunque a veces sentimos la vida reventada, las fuerzas que no nos alcanzan, el desánimo que nos acompaña en el alma.

Dios es fiel a sus promesas, Dios es eterno en su misericordia y en su amor por el hombre. Pero viene un tercer momento, cuando, en efecto ha llegado el momento definitivo y final.

A veces Dios pide en nuestra vida que le entreguemos lo más querido por nosotros: nuestro ser, nuestra familia, nuestros bienes, nuestra imagen, nuestro yo, nuestras vanidades.

Olvídate de lo del mundo que no es capaz de salvar y entrégate a Dios, de quien viene la verdadera redención.

 

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