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Evangelio De Hoy l Padre Carlos Yepes I lunes 06 diciembre 2021

Evangelio del día 

Para escuchar el evangelio y la reflexión puedes darle clic al video

Isaías 35,1-10

El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrará la estepa y florecerá, germinará y florecerá como flor de narciso, festejará con gozo y cantos de júbilo. Le ha sido dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón.

Contemplarán la gloria del Señor, la Majestad de nuestro Dios. Fortalezcan las manos débiles, afiancen las rodillas vacilantes; digan a los inquietos: «Sean fuertes, no teman. ¡He aquí su Dios! Llega el desquite, la retribución de Dios. Viene en persona y los salvará». Entonces se despegarán los ojos de los ciegos, los oídos de los sordos se abrirán; entonces saltará el cojo como un ciervo y cantará la lengua del mudo, porque han brotado aguas en el desierto y corrientes en la estepa.

El páramo se convertirá en estanque, el suelo sediento en manantial. En el lugar donde se echan los chacales habrá hierbas, cañas y juncos. Habrá un camino recto. Lo llamarán «Vía sacra». Los impuros no pasarán por él. Él mismo abre el camino para que no se extravíen los inexpertos. No hay por allí leones, ni se acercan las bestias feroces. Los liberados caminan por ella y por ella retornan los rescatados del Señor. Llegarán a Sion con cantos de júbilo: alegría sin límite en sus rostros. Los dominan el gozo y la alegría. Quedan atrás la pena y la aflicción.

Salmo 85 (84)

He aquí nuestro Dios; viene en persona y nos salvará.

Voy a escuchar lo que dice el Señor: «Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos». La salvación está cerca de los que le temen, y la gloria habitará en nuestra tierra. R/.
He aquí nuestro Dios; viene en persona y nos salvará.

La misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan; la fidelidad brota de la tierra, y la justicia mira desde el cielo. R/.
He aquí nuestro Dios; viene en persona y nos salvará.

El Señor nos dará la lluvia, y nuestra tierra dará su fruto. La justicia marchará ante Él, y sus pasos señalarán el camino. R/.
He aquí nuestro Dios; viene en persona y nos salvará.

San Lucas 5, 17-26

Un día, estaba Jesús enseñando, y estaban sentados unos fariseos y maestros de la ley, venidos de todas las aldeas de Galilea, Judea y Jerusalén. Y el poder del Señor estaba con Él para realizar curaciones. En esto, llegaron unos hombres que traían en una camilla a un hombre paralítico y trataban de introducirlo y colocarlo delante de él. No encontrando por donde introducirlo a causa del gentío, subieron a la azotea, lo descolgaron con la camilla a través de las tejas, y lo pusieron en medio, delante de Jesús. Él, viendo la fe de ellos, dijo:
«Hombre, tus pecados están perdonados».
Entonces se pusieron a pensar los escribas y los fariseos: «¿Quién es este que dice blasfemias?, ¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios?». Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, respondió y les dijo:
«¿Qué están pensando en sus corazones?, ¿Qué es más fácil, decir: “Tus pecados te son perdonados”, o decir: “Levántate y echa a andar”? Pues, para que vean que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados ─dijo al paralítico─: “A ti te lo digo, ponte en pie, toma tu camilla y vete a tu casa”». Y, al punto, levantándose a la vista de ellos, tomó la camilla donde había estado tendido y se marchó a su casa dando gloria a Dios.
El asombro se apoderó de todos y daban gloria a Dios. Y, llenos de temor, decían: «Hoy hemos visto maravillas».

Ideas centrales del evangelio por el padre Carlos Yepes

El Evangelio de san Lucas nos presenta un pasaje poco menos que pintoresco, un grupo de hombres se acerca a Jesús, para presentarle a un paralítico, y que pueda ser sanado.

Sin embargo, el gentío que acompañaba a Jesús en una casa judía lo impide, esto no es inconveniente, no es obstáculo, para que los hombres con gran creatividad suban en camilla al paralítico, al techo de la casa.
Y a la manera de las losetas, de las casas judías de la época, las muevan y descuelguen a través de sogas la camilla con el paralítico, y coloquen al enfermo justo en frente de Jesús.

Una verdadera escena, que nos parece sacada de un cuento de hadas, y que muestra la fe de estos hombres, que quieren acompañar al paralítico para que sea sanado.

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