Evangelio del día
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Romanos 1, 16-25
Hermanos: No me avergüenzo del Evangelio, que es fuerza de Dios para la salvación de todo el que cree, primero del judío, y también del griego. Porque en él se revela la justicia de Dios de fe en fe, como está escrito: «El justo por la fe vivirá». La ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que tienen la verdad prisionera de la injusticia. Porque lo que de Dios puede conocerse les resulta manifiesto, pues Dios mismo se lo manifestó. Pues lo invisible de Dios, su eterno poder y su divinidad, son perceptibles para la inteligencia a partir de la creación del mundo a través de sus obras; de modo que son inexcusables, pues, habiendo conocido a Dios, no lo glorificaron como Dios ni le dieron gracias; todo lo contrario, se ofuscaron en sus razonamientos, de tal modo que su corazón insensato quedó envuelto en tinieblas. Alardeando de sabios, resultaron ser necios y cambiaron la gloria del Dios inmortal por imágenes del hombre mortal, de pájaros, cuadrúpedos y reptiles. Por lo cual Dios los entregó a las apetencias de su corazón, a una impureza tal que degradaron sus propios cuerpos; es decir, cambiaron la verdad de Dios por la mentira, adorando y dando culto a la criatura y no al Creador, el cual es bendito por siempre.
Amén.
Salmo (19) 18
El cielo proclama la gloria de Dios.
El cielo proclama la gloria de Dios, el firmamento pregona la obra de sus manos: el día al día le pasa el mensaje, la noche a la noche se lo susurra.
Sin que hablen, sin que pronuncien, sin que resuene su voz, a toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje.
San Lucas 11, 37-41
En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo le rogó que fuera a comer con Él. Él entró y se puso a la mesa. Como el fariseo se sorprendió al ver que no se lavaba las manos antes de comer, el Señor le dijo: «Ustedes, los fariseos, limpian por fuera la copa y el plato, pero por dentro rebosan de rapiña y maldad. ¡Necios! El que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro? Con todo, den limosna de lo que hay dentro, y lo tendrán limpio todo».
Ideas centrales del evangelio por el padre Carlos Yepes
Detallemos tres de ellas para precavernos, y de alguna manera exorcizar, esas tentaciones universales, y de no caer en el fariseísmo espiritual del que hablaba Jesús, hace 20 siglos.
Una primera característica: es la de a veces sentirnos importantes, de alguna forma, pensar que somos mejores que los demás, creer que tenemos la verdad, la razón, que estamos llamados a ser conocidos, y reconocidos, mirados y admirados.
Una segunda característica del fariseísmo: es la de emitir juicios o juzgamientos, murmuraciones constantes sobre los demás, apoyados sobre todo en los legalismos, y tecnicismos jurídicos y religiosos de su tiempo.
En una tercera afirmación encontramos: como los fariseos de todos los tiempos, experimentan una gran ceguera interior, para acoger el espíritu de libertad y de amor, que Jesús vino a traer, a comunicar a los hombres del mundo entero.