Evangelio del día
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Hechos de los Apóstoles 2, 14a.36-41
El día de Pentecostés, decía Pedro a los judíos: Con toda seguridad conozca toda la casa de Israel que al mismo Jesús, a quien ustedes crucificaron, Dios lo ha constituido Señor y Mesías. Al oír esto, se les traspasó el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles: ¿Qué tenemos que hacer, hermanos?
Pedro les contestó: Conviértanse y sea bautizado cada uno de ustedes en el Nombre de Jesús, el Mesías, para perdón de sus pecados, y recibirán el don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para ustedes y para sus hijos, y para los que están lejos, para cuantos llamare así el Señor Dios nuestro.
Con estas y otras muchas razones dio testimonio y los exhortaba diciendo: Sálvense de esta generación perversa. Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día fueron agregadas unas tres mil personas.
Salmo 33
La misericordia del Señor llena la tierra.
La Palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales; Él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra. R/.
La misericordia del Señor llena la tierra.
Los ojos del Señor están puestos en quién le teme, en los que esperan su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre. R/.
La misericordia del Señor llena la tierra.
Nosotros esperamos en el Señor: Él es nuestro auxilio y escudo. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti. R/.
La misericordia del Señor llena la tierra.
San Juan 20, 11-18
En aquel tiempo, estaba María fuera, junto al sepulcro, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el Cuerpo de Jesús.
Ellos le preguntan: Mujer, ¿por qué lloras?
Ella les contesta: Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.
Dicho esto, se vuelve y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.
Jesús le dice: Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas? Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta:
Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré.
Jesús le dice: ¡María! Ella se vuelve y le dice: ¡Rabbuní!, que significa:Maestro!, Jesús le dice: No me retengas, que todavía no he subido al Padre.
Pero, anda, ve a mis hermanos y diles: “Subo al Padre mío y Padre de ustedes, al Dios mío y Dios de ustedes”.
María Magdalena fue y anunció a los discípulos: He visto al Señor y ha dicho esto.
Ideas centrales del Evangelio por el padre Carlos Yepes
1) Qué es la Octava de Pascua?
2) Jesús: !Alégrense, No tengan Miedo!
3) Jesús Resucitado aparece en todas partes