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Evangelio De Hoy l Padre Carlos Yepes I miércoles 06 octubre 2021

Evangelio del día 

Para escuchar el evangelio y la reflexión puedes darle clic al video

Jonás 4,1-11:

Jonás sintió un disgusto enorme y estaba irritado. Oró al Señor en estos términos: – «Señor, ¿no es esto lo que me temía yo en mi tierra? Por eso me adelanté a huir a Tarsis, porque sé que eres compasivo y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad, que te arrepientes de las amenazas. Ahora, Señor, quítame la vida; más vale morir que vivir.» Respondió el Señor: -«¿Y tienes tú derecho a irritarte?» Jonás había salido de la ciudad, y estaba sentado al oriente. Allí se habla hecho una choza y se sentaba a la sombra, esperando el destino de la ciudad. Entonces hizo crecer el Señor un ricino, alzándose por encima de Jonás para darle sombra y resguardarle del ardor del sol. Jonás se alegró mucho de aquel ricino. Pero el Señor envió un gusano, cuando el sol salía al día siguiente, el cual dañó al ricino, que se secó. Y, cuando el sol apretaba, envió el Señor un viento solano bochornoso; el sol hería la cabeza de Jonás, haciéndole desfallecer. Deseó Jonás morir, y dijo: – «Más me vale morir que vivir.» Respondió el Señor a Jonás: – «¿Crees que tienes derecho a irritarte por el ricino?» Contestó él: – «Con razón siento un disgusto mortal.» Respondió el Señor: – «Tú te lamentas por el ricino, que no cultivaste con tu trabajo, y que brota una noche y perece la otra. Y yo, ¿no voy a sentir la suerte de Nínive, la gran ciudad, que habitan más de ciento veinte mil hombres, que no distinguen la derecha de la izquierda, y gran cantidad de ganado?»

Salmo 86

Tú, Señor, eres lento a la cólera, rico en piedad.

Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor, que a ti te estoy llamando todo el día; alegra el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia ti.

Porque tú, Señor, eres bueno y clemente, rico en misericordia con los que te invocan. Señor, escucha mi oración, atiende a la voz de mi súplica.

Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor; bendecirán tu nombre: «Grande eres tú, y haces maravillas; tú eres el único Dios.»

san Lucas 11,1-4:

Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: -Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos. Él les dijo: Cuando oréis, decid: «Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación».

Ideas centrales del evangelio por el padre Carlos Yepes

Los discípulos espontáneamente le dicen: “Señor, enséñanos a orar”.

2000 años después, puede ser la gran súplica de millones y millones de personas, que han intentado de alguna manera, trascender su dimensión meramente inmanente u horizontal de la vida, para abrir el corazón, al misterio del Dios trascendente, del Dios amor, del Dios que nos permite descubrir, que nuestra vida no termina solamente en lo biológico, o lo pulsional, sino que somos, sobre todo, una realidad espiritual.

En la vida moderna hay demasiado ruido en los hombres, ruido exterior y ruido en su corazón.
Recordemos que los místicos nos enseñaron: que Dios solo se deja escuchar en el silencio del corazón.

Encontramos la mentalidad tecnocrática de la eficacia, que nos lleva de alguna manera a entender, que las tecnologías modernas, en la medida en que sean de utilidad para nosotros nos sirven, y como la oración se sale de estos parámetros de la eficacia inmediata, de alguna manera resulta incomprensible para muchos hombres, y difícil de aplicar.

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