Evangelio del día
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Reflexión tomada de www.padrecarlosyepes.com
Hechos de los Apóstoles 5, 17-26
En aquellos días, el sumo sacerdote y todos los suyos, que integran la secta de los saduceos, en un arrebato de celo, prendieron a los apóstoles y los metieron en la cárcel pública.
Pero, por la noche, el ángel del Señor les abrió las puertas de la cárcel y los sacó, diciéndoles: Márchense y, cuando lleguen al templo, expliquen al pueblo todas estas palabras de vida. Entonces ellos, al oírlo, entraron en el templo al amanecer y se pusieron a enseñar.
Llegó entre tanto el sumo sacerdote con todos los suyos, convocaron el Sanedrín y el pleno de los ancianos de los hijos de Israel, y mandaron a prisión para que los trajesen.
Fueron los guardias, no los encontraron en la cárcel, y volvieron a informar, diciendo: Hemos encontrado la prisión cerrada con toda seguridad, y a los centinelas en pie a las puertas; pero, al abrir, no encontramos a nadie dentro.
Al oír estas palabras, ni el jefe de la guardia del templo ni los sumos sacerdotes atinaban a explicarse qué había pasado. Uno se presentó, avisando: Miren, los hombres que ustedes metieron en la cárcel están en el templo, enseñando al pueblo.
Entonces el jefe salió con los guardias y se los trajo, sin emplear la fuerza, por miedo a que el pueblo los apedrease.
Salmo 34
El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.
Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.
El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.
Proclamen conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre. Yo consulté al Señor, y me respondió, me libró de todas mis ansias. R/.
El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.
Contémplenlo, y quedarán radiantes, su rostro no se avergonzará. El afligido invocó al Señor, él lo escuchó y lo salvó de sus angustias. R/.
El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.
El ángel del Señor acampa en torno a quienes le temen y los protege. Gusten y vean qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él. R/.
El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.
San Juan 3, 16-21
Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios. Este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas.
Pues todo el que obra el mal detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras.
En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.
Ideas centrales del Evangelio por el padre Carlos Yepes
Anuncia el amor de Dios.
1) Serás juzgado en el amor
2) Jesús vino a salvarte
3) Obra rectamente y vence falsos respetos humanos