Evangelio del día
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1 Reyes 12
En aquellos días, Jeroboán pensó para sus adentros:
-Todavía puede volver el reino a la casa de David. Si la gente sigue yendo a Jerusalén para hacer sacrificios en el templo del Señor, terminarán poniéndose de parte de su señor, Roboán, rey de Judá; me matarán y volverán a unirse a Roboán, rey de Judá.
Después de aconsejarse, el rey hizo dos becerros de oro y dijo a la gente:
– ¡Ya está bien de subir a Jerusalén! ¡Este es tu Dios, Israel, el que te sacó de Egipto!
Luego colocó un becerro en Betel y el otro en Dan. Esto incitó a pecar a Israel, porque la gente iba unos a Betel y otros a Dan. También edificó ermitas en los altozanos; puso de sacerdotes a gente de la plebe, que no pertenecía a la tribu de Leví. Instituyó también una fiesta el día quince del mes octavo, como la fiesta que se celebraba en Judá, y subió al altar que había levantado en Betel, a ofrecer sacrificios al becerro que había hecho. En Betel estableció a los sacerdotes de las ermitas que había construido.
Jeroboán no se convirtió de su mala conducta y volvió a nombrar a gente de la plebe como sacerdotes de las ermitas de los altozanos; al que le parecía bien, lo consagraba sacerdote de los altozanos. Este proceder llevó al pecado a la dinastía de Jeroboán y motivó su destrucción y exterminio de la tierra.
Salmo (106)105
Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.
Hemos pecado con nuestros padres, hemos cometido maldades e iniquidades. Nuestros padres en Egipto no comprendieron tus maravillas.
Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.
En Horeb se hicieron un becerro, adoraron un ídolo de fundición; cambiaron su Gloria por la imagen de un toro que come hierba.
Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.
Se olvidaron de Dios su salvador, que había hecho prodigios en Egipto,
maravillas en el país de Cam, portentos junto al Mar Rojo.
Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.
San Marcos 8,1-10:
Uno de aquellos días, como había mucha gente y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: -Me da lástima de esta gente; llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer, y si los despido a sus casas en ayunas, se van a desmayar por el camino. Además, algunos han venido desde lejos.
Le replicaron sus discípulos: – ¿Y de dónde se puede sacar pan, aquí, en despoblado, para que se queden satisfechos?
Él les preguntó: – ¿Cuántos panes tenéis? Ellos contestaron: -Siete.
Mandó que la gente se sentara en el suelo: tomó los siete panes, pronunció la Acción de Gracias, los partió y los fue dando a sus discípulos para que los sirvieran. Ellos los sirvieron a la gente. Tenían también unos cuantos peces: Jesús los bendijo, y mandó que los sirvieran también. La gente comió hasta quedar satisfecha, y de los trozos que sobraron llenaron siete canastas; eran unos cuatro mil. Jesús los despidió, luego se embarcó con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.
Ideas centrales del evangelio por el padre Carlos Yepes
1) Dimensión Eucarística del Pan de Vida
2) ¿Que multiplicas a los demás?
3) Constuir la civilización del Amor.