Evangelio del día
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Sabiduría 18,14-16
Un silencio sereno lo envolvía todo, y, al mediar la noche su carrera, tu palabra todopoderosa se abalanzó, como paladín inexorable, desde el trono real de los cielos al país condenado; llevaba la espada afilada de tu orden terminante; se detuvo y lo llenó todo de muerte; pisaba la tierra y tocaba el cielo.
Porque la creación entera, cumpliendo tus órdenes, cambió radicalmente de naturaleza, para guardar incólumes a tus hijos.
Se vio la nube dando sombra al campamento, la tierra firme emergiendo donde había antes agua, el mar Rojo convertido en camino practicable y el violento oleaje hecho una vega verde; por allí pasaron, en formación compacta, los que iban protegidos por tu mano, presenciando prodigios asombrosos.
Retozaban como potros y triscaban como corderos, alabándote a ti, Señor, su libertador.
Palabra de Dios, te alabamos Señor.
Salmo (105) 104
Recordad las maravillas que hizo el Señor.
Cantadle al son de instrumentos, hablad de sus maravillas; gloriaos de su nombre santo, que se alegren los que buscan al Señor.
Hirió de muerte a los primogénitos del país, primicias de su virilidad. Sacó a su pueblo cargado de oro y plata, y entre sus tribus nadie tropezaba.
Porque se acordaba de la palabra sagrada que había dado a su siervo Abrahán: sacó a su pueblo con alegría, a sus escogidos con gritos de triunfo.
San Lucas 18,1-8
En aquel tiempo, Jesús, para explicar a los discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola:
-Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios, ni le importaban los hombres.
En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle:
«Hazme justicia frente a mi adversario»; por algún tiempo se negó, pero después se dijo: «Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esa viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara».
Y el Señor respondió:
-Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?, ¿o les dará largas? Os digo, que les hará justicia sin tardar. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?
Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús.
Ideas centrales del evangelio por el padre Carlos Yepes
Sin lugar a duda, el evangelista que más nos habla sobre el Jesús orante es san Lucas, nos muestra este rostro profundamente humano, y profundamente abierto al don y al misterio del Padre Dios.
Jesús ora, normalmente en la noche, en el silencio de la noche, normalmente ora en soledad, en intimidad con el Padre Dios.
Jesús normalmente ora a cielo abierto, en encuentro y en sintonía con la naturaleza, es un encuentro repetimos, de cercanía, de intimidad, de amistad con el padre Dios.
Es necesario hacer un breve tiempo de silenciamiento cada vez que vas a orar.
Es importante reconocer que la oración es obra de Dios en nosotros, por eso se necesita apertura del corazón al Espíritu Santo.
Hay que tener disciplina, esto es hábito de oración, un horario, ojalá definido.