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Evangelio De Hoy l Padre Carlos Yepes I sábado 21 agosto 2021

Evangelio del día 

Para escuchar el evangelio y la reflexión puedes darle clic al video

Rut 2,1-3.8-11; 4,13-17:

Noemí tenía, por parte de su marido, un pariente de muy buena posición, llamado Boaz, de la familia de Elimelec. Rut, la moabita, dijo a Noemí: -Déjame ir al campo, a espigar donde me admitan por caridad. Noemí le contestó: -Anda, hija mía. Ella marchó y fue a espigar en las tierras, siguiendo a los segadores. Entonces Boaz dijo a Rut: -Escucha, hija. No vayas a espigar a otra parte, no te vayas de aquí ni te alejes de mis criadas. Fíjate en qué tierra siegan los hombres y sigue a las espigadoras. Yo he mandado a mis criados que no te molesten. Cuando tengas sed, vete adonde están los botijos y bebe de lo que saquen los criados. Rut se echó por tierra ante él y le dijo: -Yo soy una forastera; ¿por qué te he caído en gracia y te has interesado por mí? -Me han contado todo lo que hiciste por tu suegra después que murió tu marido: que dejaste a tus padres y tu pueblo natal y has venido a vivir con un pueblo que no conocías. Así fue cómo Boaz se casó con Rut. Se unió a ella; el Señor hizo que Rut quedara encinta, y dio a luz un hijo. Las mujeres dijeron a Noemí: -Bendito sea el Señor, que te ha dado hoy quien responda por ti. El nombre del difunto se pronunciará en Israel. Y el niño te será un descanso y una ayuda en tu vejez; pues te lo ha dado a luz tu nuera, la que tanto te quiere, que te vale más que siete hijos. Noemí tomó al niño, lo puso en su regazo y se encargó de criarlo. Las vecinas le buscaban un nombre, diciendo: – ¡Noemí ha tenido un niño!, y le pusieron por nombre Obed. Fue el padre de Jesé, padre de David.

Salmo 128

Esta es la bendición del hombre que teme al Señor.

¡Dichoso el que teme al Señor, y sigue sus caminos! Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien.

Tu mujer, como parra fecunda, en medio de tu casa; tus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa.

Esta es la bendición del hombre que teme al Señor. Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén, todos los días de tu vida.

San Mateo 23,1-12:

En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos diciendo: -En la cátedra de Moisés se han sentado los letrados y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame «maestro». Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar jefes, porque uno solo es vuestro Señor, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.

Ideas centrales del evangelio por el padre Carlos Yepes

En el evangelio que hoy nos ocupa, enviará Jesús cargas de profundidad contra los fariseos, diciendo: “hagan y cumplan lo que les digan, pero no hagan lo que ellos hacen, porque se contradicen”. Jesús reconoce, la pura falsedad o mentira de la experiencia religiosa, donde solo se busca el reconocimiento, el aplauso humano, pero no agradar con el corazón a Dios.

Nos invitará a que nosotros vivamos con humildad, sin estar detrás de los títulos honoríficos: de padre, consejero, maestro, y al final de forma conclusiva afirmará: “el primero entre nosotros tiene que ser servidor de los demás”.

No hay otra manera de ser importante para Dios, sino desde el servicio y la entrega a los demás; concluirá Jesús diciendo: “aquél que se enaltece en esta tierra será humillado en el cielo, y por el contrario el que se humilla será enaltecido”; recordándonos uno de los grandes ejes temáticos de la Sagrada Biblia: “solo agradamos a Dios por la humildad del corazón”.

 

 

 

 

 

 

 

 

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