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Evangelio De Hoy l Padre Carlos Yepes I viernes 23 julio 2021

Evangelio del día 

Para escuchar el evangelio y la reflexión puedes darle clic al video

Éxodo 20, 1-17:

En aquellos días, el Señor pronunció estas palabras: Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud. No tendrás otros dioses frente a mí. No te fabricarás ídolos, ni figura alguna de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra, o en el agua debajo de la tierra. No te postrarás ante ellos, ni les darás culto; porque yo, el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo el pecado de los padres en los hijos, hasta la tercera y la cuarta generación de los que me odian. Pero tengo misericordia por mil generaciones de los que me aman y guardan mis Preceptos. No pronunciarás el Nombre del Señor, tu Dios, en falso. Porque no dejará el Señor impune a quien pronuncie su Nombre en falso. Recuerda el día del sábado para santificarlo. Durante seis días trabajarás y harás todas tus tareas, pero el día séptimo es día de descanso, consagrado al Señor, tu Dios. No harás trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu ganado, ni el emigrante que reside en tus ciudades. Porque en seis días hizo el Señor el cielo, la tierra, el mar y lo que hay en ellos; y el séptimo día descansó. Por eso bendijo el Señor el sábado y lo santificó. Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días en la tierra, que el Señor, tu Dios, te va a dar. No matarás. No cometerás adulterio. No robarás. No darás falso testimonio contra tu prójimo. No codiciarás los bienes de tu prójimo. No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno ni nada que sea de tu prójimo.

Salmo 19

R/. Señor, Tú tienes palabras de vida eterna.

La ley del Señor es Perfecta y es descanso del alma; el precepto del Señor es fiel e instruye a los ignorantes. R/.

Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos. R/.

El temor del Señor es puro y eternamente estable; los mandamientos del Señor son verdaderos

y enteramente justos. R/.

Más preciosos que el oro, más que el oro fino; más dulces que la miel de un panal que destila. R/.

San Mateo 13, 18-23

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Ustedes, pues, oigan lo que significa la parábola del sembrador: si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino. Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que escucha la Palabra y la acepta enseguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, enseguida sucumbe. Lo sembrado entre abrojos significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas ahogan la palabra y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la Palabra y la entiende; ese da fruto y produce ciento o sesenta o treinta por uno.

Ideas centrales del evangelio por el padre Carlos Yepes

Dios es siempre providente, dando la semilla de su palabra, podríamos decir dando la semilla de su espíritu o de su vida nueva a cada uno de nosotros.

Descubre como a lo largo de tu vida has visto la providencia, el amor, la generosidad, la gratuidad de Dios en tu vida; cómo en momentos de crisis, de escasez, de precariedad, de peligro, Dios ha sido proveedor, protector, ha sido auxilio constante en tu vida; con razón hablamos de la divina providencia, que, no es otra cosa que Dios, que, provee al hombre en sus momentos de dificultad, de crisis, de situaciones adversas.

Lo que sucede es que los seres humanos queremos vivir de nuestras certezas materiales, de nuestras seguridades en el mundo y, aunque hablamos de la providencia en Dios, que es la más segura de todas, que cuida los pájaros del cielo y las flores del campo, los hombres en general tenemos miedo de vivir de la providencia en Dios.

Dios no se cansa de sembrar, Dios no se cansa de esperar, Dios no se cansa de confiar en el hombre y, de alguna manera, soñar una cosecha abundante.

 

 

 

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