Inicio - Evangelio - Evangelio de hoy - Evangelio De Hoy l Padre Carlos Yepes l domingo 04 julio 2021
Generic filters

Filtro

Evangelio De Hoy l Padre Carlos Yepes l domingo 04 julio 2021

Evangelio del día 

Para escuchar el evangelio y la reflexión puedes darle clic al video

Ezequiel 2,2-5:

En aquellos días, el espíritu entró en mí, me puso en pie, oí que me decía: – Hijo de Adán, yo te envío a los israelitas, a un pueblo rebelde que se ha rebelado contra mí. Sus padres y ellos me han ofendido hasta el presente día. También los hijos son testarudos y obstinados; a ellos te envío para que les digas: «Esto dice el Señor». Ellos, te hagan caso o no te hagan caso, pues son un pueblo rebelde, sabrán que hubo un profeta en medio de ellos.

Salmo 122

R/. Nuestros ojos están en el Señor, esperando su misericordia.

A ti levanto mis ojos, a ti que habitas en el cielo. Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores. R/.

Como están los ojos de la esclava fijos en las manos de su señora, así están nuestros ojos en el Señor, Dios nuestro, esperando su misericordia. R/.

Misericordia, Señor, misericordia, que estamos saciados de desprecios; nuestra alma está saciada del sarcasmo de los satisfechos, del desprecio de los orgullosos. R/.

2 Corintios 12,7b-10:

Hermanos: Para que no tenga soberbia, me han metido una espina en la carne: un ángel de Satanás que me apalea, para que no sea soberbio. Tres veces he pedido al Señor verme libre de él; y me ha respondido: Te basta mi gracia; la fuerza se realiza en la debilidad. Por eso, muy a gusto presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo. Por eso, vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte.

San Marcos 6,1-6:

En aquel tiempo, fue Jesús a su pueblo en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: – ¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí? Y esto les resultaba escandaloso. Jesús les decía: -No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa. No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.

Ideas centrales del evangelio por el padre Carlos Yepes

El evangelio se puede sintetizar en que Jesús como profeta, como enviado de Dios, es el que enseña y asombra con su doctrina a quienes lo escuchan, hay sabiduría en sus palabras; no es simplemente un mensaje hueco, vacío, como el que oímos a veces en las emisoras de radio o en los canales de la televisión, a veces, son frases estereotipadas de cajón, decimos; en Jesús hay un mensaje profundo que toca el corazón humano, que interpela la vida, que nos llena de esperanza y nos invita a establecer nuevas relaciones interpersonales con los demás.

Pero, adicionalmente, Jesús, tiene poder en sus manos, y explícitamente el evangelio de hoy así nos lo presenta, ese poder en las manos le viene solamente de la fuerza del Espíritu de Dios en su vida, un poder en sus manos que se traduce como: sanación de los enfermos, liberación de los poseídos y paz, en la mente y en el corazón de aquellos a quienes se les imponen las manos.

Hoy tenemos que reflexionar: no solamente hablamos del profeta, profeta, en el caso de Cristo, o de los grandes profetas del antiguo testamento; hablemos del hombre, hombre, no reconocemos el valor de un sacerdote, el valor de un médico, el valor de una mujer madre cabeza de familia, porque simplemente desconocemos y hablamos de lo que no sabemos: una ignorancia porque sencillamente cerramos nuestro corazón en nuestro pequeño mundo de insensibilidad e indiferencia o peor, aún, porque hay recelos y envidia en nuestra alma, y nos duele, y no aceptamos conocer los talentos y capacidades de aquella persona, que, quizás, confronta mi mediocridad.

Loading