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Evangelio De Hoy l Padre Carlos Yepes l domingo 6 junio 2021

Para escuchar el evangelio y la reflexión puedes darle clic al video

Éxodo 24, 3-8

En aquellos días, Moisés bajó y contó al pueblo todo lo que había dicho el Señor y todos sus mandatos; y el pueblo contestó a una: —Haremos todo lo que dice el Señor.
Moisés puso por escrito todas las palabras del Señor. Se levantó temprano y edificó un altar en la falda del monte, y doce estelas, por las doce tribus de Israel. Y mandó a algunos jóvenes israelitas ofrecer al Señor holocaustos, y vacas como sacrificio de comunión. Tomó la mitad de la sangre, y la puso en vasijas, y la otra mitad la derramó sobre el altar. Después, tomó el documento de la alianza y se lo leyó en alta voz al pueblo, el cual respondió: —Haremos todo lo que manda el Señor y lo obedeceremos.
Tomó Moisés la sangre y roció al pueblo, diciendo: —Esta es la sangre de la alianza que hace el Señor con vosotros, sobre todos estos mandatos.

Salmo 116

R. Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.

¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre. R.

Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles. Señor, yo soy tu siervo, hijo de tu esclava; rompiste mis cadenas. R.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando tu nombre, Señor. Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo. R.

Hebreos 9, 11-15

Hermanos: Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos. Su tabernáculo es más grande y más perfecto: no hecho por manos de hombre, es decir, no de este mundo creado. No usa sangre de machos cabríos ni de becerros, sino la suya propia; y así ha entrado en el santuario una vez para siempre, consiguiendo la liberación eterna. Si la sangre de machos cabríos y de toros y el rociar con las cenizas de una becerra tienen poder de consagrar a los profanos, devolviéndoles la pureza externa, cuánto más la sangre de Cristo, que, en virtud del Espíritu eterno, se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha, podrá purificar nuestra conciencia de las obras muertas, llevándonos al culto del Dios vivo. Por esa razón, es mediador de una alianza nueva: en ella ha habido una muerte que ha redimido de los pecados cometidos durante la primera alianza; y así los llamados pueden recibir la promesa de la herencia eterna.

San Marcos 14, 12-16. 22-26

El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos: —¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua? Él envió a dos discípulos, diciéndoles: —Id a la ciudad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo y, en la casa en que entre, decidle al dueño: «El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?».
Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena. Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua. Mientras comían. Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo: —Tomad, esto es mi cuerpo. Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos bebieron.
Y les dijo: — Esta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios. Después de cantar el salmo, salieron para el monte de los Olivos.

Ideas centrales del evangelio por el Padre Carlos Yepes

Como hemos planteado en otros momentos, la eucaristía es la cena memorial de la cruz, la cena memorial, la actualización de la entrega sacrificial de Jesús por la humanidad; pero también decimos que la eucaristía es la presencia del amor, es el amigo por excelencia,
la promesa de Jesús: “yo siempre estaré con ustedes hasta el final de los tiempos”.

La eucaristía como alimento de vida eterna: nos nutre, nos fortalece, nos acompaña; así como el cuerpo humano necesita cada día desayuno, almuerzo y cena, así, el alma del cristiano necesita cada día el alimento de vida eterna para sentir la fuerza, la luz, la sabiduría, el amor que necesita para llevar adelante su vida.

Aprendamos a no dejar de valorar nuestra eucaristía de cada día; no abandonemos nuestra presencia continua: en las parroquias, en los santuario, en las capillas; nunca olvides tres grandes bendiciones cuando participas de manera personal, presencial en la eucaristía en tu parroquia; la primera: comes el pan de la vida, lo recibes de manera personal; tú no puedes comulgar a Jesús a través de YouTube, de Facebook, de televisión; solo cuando estás en la eucaristía en tu parroquia, en tu capilla, en tu santuario, recibes de manera personal y directa el pan de la vida.

 

 

 

 

 

 

 

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