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Laudes I oración de la mañana I martes 26 enero 2021

Santos: Timoteo y Tito, Obispos.

Escucha aquí la oración de la mañana

Laudes

¡Señor abre mis labios!

R/: ¡Y mi boca proclamará tu alabanza!

Salmo 99:

Alegría de los que entran en el templo.

¡Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo!

Aclama al Señor, tierra entera, servid al Señor con alegría, entrad en su presencia con aclamaciones.

R/: ¡Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo!

Sabed que el Señor es Dios: que él nos hizo y somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño.

R/: ¡Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo!

Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con himnos, dándole gracias y bendiciendo su nombre.

R/: ¡Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo!

“El Señor es bueno, su misericordia es eterna, su fidelidad por todas las edades.”

R/: ¡Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo!

¡Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo!

R/: ¡Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos!, ¡Amén!

R/: ¡Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo!

Himno:

Cristo, Cabeza, Rey de los pastores, el pueblo entero, madrugando a fiesta,

canta a la gloria de tu sacerdote himnos sagrados.

Con abundancia de sagrado crisma, la unción profunda de tu Santo Espíritu

lo armó guerrero y lo nombró en la Iglesia jefe del pueblo.

Él fue pastor y forma del rebaño, luz para el ciego, báculo del pobre,

padre común, presencia providente, todo de todos.

Tú que coronas sus merecimientos, danos la gracia de imitar su vida

y al fin, sumisos a su magisterio, danos su gloria. Amén.

Salmodia:

¡Señor, has sido bueno con tu tierra, has perdonado la culpa de tu pueblo!

Salmo 84:

Señor, has sido bueno con tu tierra, has restaurado la suerte de Jacob,

has perdonado la culpa de tu pueblo, has sepultado todos sus pecados,

has reprimido tu cólera, has frenado el incendio de tu ira.

Restáuranos, Dios Salvador nuestro; cesa en tu rencor contra nosotros.

¿Vas a estar siempre enojado, o a prolongar tu ira de edad en edad?

¿No vas a devolvernos la vida, para que tu pueblo se alegre contigo?

Muéstranos, Señor, tu misericordia, y danos tu salvación.

Voy a escuchar lo que dice el Señor:

«Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos y a los que se convierten de corazón».

La salvación está ya cerca de sus fieles, y la gloria habitará en nuestra tierra;

la misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan;

la fidelidad brota de la tierra, y la justicia mira desde el cielo;

el Señor dará la lluvia, y nuestra tierra dará su fruto.

La justicia marchará ante él, la salvación seguirá sus pasos.

¡Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo!

R/: ¡Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos!, ¡Amén!

¡Señor, has sido bueno con tu tierra, has perdonado la culpa de tu pueblo!

¡Mi alma te ansía de noche, Señor; mi espíritu madruga por ti!

Cántico:

Isaías, capítulo 26, versículos 1 al 4. 7 al 9 y 12.

Tenemos una ciudad fuerte, ha puesto para salvarla murallas y baluartes.

Abrid las puertas para que entre un pueblo justo, que observa la lealtad;

su ánimo está firme y mantiene la paz, porque confía en ti.

Confiad siempre en el Señor, porque el Señor es la Roca perpetua.

La senda del justo es recta, tú allanas el sendero del justo;

en la senda de tus juicios, Señor, te esperamos, ansiando tu nombre y tu recuerdo.

Mi alma te ansía de noche, mi espíritu en mi interior madruga por ti,

porque tus juicios son luz de la tierra, y aprenden justicia los habitantes del orbe.

Señor, tú nos darás la paz, porque todas nuestras empresas nos las realizas tú.

¡Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo!

R/: ¡Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos!, ¡Amén!

¡Mi alma te ansía de noche, Señor; mi espíritu madruga por ti!

¡Ilumina, Señor, tu rostro sobre nosotros!

Salmo 66:

El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros;

conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación.

Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.

Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia,

riges los pueblos con rectitud y gobiernas las naciones de la tierra.

Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.

La tierra ha dado su fruto, nos bendice el Señor, nuestro Dios.

Que Dios nos bendiga; que le teman hasta los confines del orbe.

¡Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo!

R/: ¡Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos!, ¡Amén!

¡Ilumina, Señor, tu rostro sobre nosotros!

Lectura breve:

Hebreos, capítulo 13, versículos 7 al 9 a.

Acordaos de vuestros dirigentes, que os anunciaron la palabra de Dios; fijaos en el desenlace de su vida e imitad su fe.

Jesucristo es el mismo ayer y hoy  y siempre. No os dejéis arrastrar por doctrinas complicadas y extrañas.

Responsorio breve:

¡Sobre tus murallas, Jerusalén, he colocado centinelas!

¡Sobre tus murallas, Jerusalén, he colocado centinelas!

¡Ni de día ni de noche dejarán de anunciar el nombre del Señor!

¡He colocado centinelas!

¡Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo!

¡Sobre tus murallas, Jerusalén, he colocado centinelas!

Cántico evangélico:

¡Proclama la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, reprocha, exhorta, con toda paciencia y deseo de instruir!

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo,

Suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo,

Según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian;

Realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza,

Y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos,

Le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,

Porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

Anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto,

Para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

¡Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo!

R/: ¡Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos!, ¡Amén!

¡Proclama la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, reprocha, exhorta, con toda paciencia y deseo de instruir!

Preces:

Demos gracias a Cristo, el buen pastor que entregó la vida por sus ovejas, y supliquémosle diciendo:

¡Apacienta a tu pueblo, Señor!

Señor Jesucristo, que en los santos pastores nos has revelado tu misericordia y tu amor,

haz que por ellos, continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.

Señor Jesucristo, que a través de los santos pastores sigues siendo el único pastor de tu pueblo,

no dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.

Señor Jesucristo, que por medio de los santos pastores eres el médico de los cuerpos y de las almas,

haz que nunca falten a tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas de una vida santa.

Señor Jesucristo, que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el amor de los santos,

haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.

Ya que deseamos que la luz de Cristo ilumine a todos los hombres, pidamos al Padre que a todos llegue el reino de su Hijo:

Padre nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea tu nombre,

Venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el Cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden,

No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. ¡Amén!

Oración:

Oh Dios, que hiciste brillar con virtudes apostólicas a los santos Timoteo y Tito;

concédenos por su intercesión que, después de vivir en este mundo en justicia y santidad, merezcamos llegar al reino de los cielos.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Madre del Redentor, Virgen fecunda;

Puerta del cielo siempre abierta, Estrella del mar.

Ven a librar al pueblo que tropieza y se quiere levantar.

Ante la admiración de cielo y tierra,

Engendraste a tu Santo Creador y permaneces siempre Virgen.

Recibe el saludo del Ángel Gabriel y ten piedad de nosotros pecadores.

¡El Señor nos bendiga, nos guarde de todos mal y nos lleve a la vida eterna!

R/: ¡Amén!

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