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Laudes – oración de la mañana – domingo 13 octubre 2022

Laudes

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V/ Señor, abre mis labios.
R/ Y mi boca proclamará tu alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva. Aleluya.

Salmo 94

Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos.
Ant. Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva. Aleluya.

Porque el Señor es un Dios grande, soberano de todos los dioses: tiene en su mano las simas de la tierra, son suyas las cumbres de los montes; suyo es el mar, porque él lo hizo, la tierra firme que modelaron sus manos.
Ant. Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva. Aleluya.

Venid, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ant. Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva. Aleluya.

Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Ant. Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva. Aleluya.

Durante cuarenta años aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino; por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso»
Ant. Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva. Aleluya.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva. Aleluya.

Himno: Es verdad que las luces del alba

Es verdad que las luces del alba del día de hoy son más puras, radiantes y bellas,
por gracia de Dios.

Es verdad que yo siento en mi vida, muy dentro de mí, que la gracia de Dios es mi gracia, que no merecí.

Es verdad que la gracia del Padre, en Cristo Jesús, es la gloria del hombre y del mundo bañados en luz.

Es verdad que la Pascua de Cristo es pascua por mí, que su muerte y victoria me dieron eterno vivir.

Viviré en alabanzas al Padre, que al Hijo nos dio, y que el santo Paráclito inflame nuestra alma en amor. Amén.

Salmodia

Ant 1. Por ti madrugo, Dios mío, para contemplar tu fuerza y tu gloria. Aleluya.

Salmo 62, 2-9 – El alma sedienta de Dios

¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti; mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos, y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti y velando medito en ti, porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus alas canto con júbilo; mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Por ti madrugo, Dios mío, para contemplar tu fuerza y tu gloria. Aleluya.

Ant 2. En medio de las llamas, los tres jóvenes, unánimes, cantaban: «Bendito sea el Señor.» Aleluya.

Cántico: Toda la creación alabe al Señor Dn 3, 57-88. 56

Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor; cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor; ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor; astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor; vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor; fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor; témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor; noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor; rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor, ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor; cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor; mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor; aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor; bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor; siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor; santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo, alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

Ant. En medio de las llamas, los tres jóvenes, unánimes, cantaban: «Bendito sea el Señor.» Aleluya.

Ant 3. Que el pueblo de Dios se alegre por su Rey. Aleluya.

Salmo 149 – Alegría de los santos

Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles; que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras; porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas: con vítores a Dios en la boca y espadas de dos filos en las manos: para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones, sujetando a los reyes con argollas, a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Que el pueblo de Dios se alegre por su Rey. Aleluya.

Lectura Ap 7, 10. 12

¡La salvación es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero! La bendición, y la gloria, y la sabiduría, y la acción de gracias, y el honor, y el poder, y la fuerza son de nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Responsorio

V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.

V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre.
R. Ten piedad de nosotros.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.

Cántico Evangélico

Ant. Por mi causa os perseguirán; eso os dará ocasión de profesar vuestra fe: yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ningún adversario vuestro.

Cántico de Zacarías. El mesías y su precursor Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo. Suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Por mi causa os perseguirán; eso os dará ocasión de profesar vuestra fe: yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ningún adversario vuestro.

Preces

Glorifiquemos al Señor Jesús, luz que alumbra a todo hombre y sol de justicia que no conoce el ocaso, y digámosle:

Tú que eres nuestra vida y nuestra salvación, Señor, ten piedad.

-Señor del Universo, al darte gracias por el nuevo día que ahora empieza, te pedimos que el recuerdo de tu santa resurrección sea nuestro gozo durante este domingo.

Tú que eres nuestra vida y nuestra salvación, Señor, ten piedad.

-Que tu Espíritu Santo nos enseñe a cumplir tu voluntad, y que tu sabiduría dirija hoy todas nuestras acciones.

Tú que eres nuestra vida y nuestra salvación, Señor, ten piedad.

-Que al celebrar la eucaristía de este domingo tu palabra nos llene de gozo, y que la participación en el banquete de tu amor haga crecer nuestra esperanza.

Tú que eres nuestra vida y nuestra salvación, Señor, ten piedad.

-Que sepamos contemplar las maravillas que tu generosidad nos concede, y vivamos durante todo el día en acción de gracias.

Tú que eres nuestra vida y nuestra salvación, Señor, ten piedad.

Digamos ahora todos juntos la oración que Cristo nos enseñó:

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Oración

Señor, Dios nuestro, concédenos alegrarnos siempre en tu servicio, porque la profunda y verdadera alegría está en ser fiel a ti, autor de todo bien. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

Conclusión
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Amén.

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