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Laudes – oración de la mañana – jueves 19 mayo 2022

Laudes

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V/. -Señor, Abre mis labios.
R/. -Y mi boca proclamará tu alabanza.

Salmo 66

Ant: Venid, adoremos al Señor, rey de las vírgenes. Aleluya

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya

Himno

Nos apremia el amor, vírgenes santas; vosotras, que seguisteis su camino, guiadnos por las sendas de las almas que hicieron de su amar amor divino.

Esperasteis en vela a vuestro Esposo en la noche fugaz de vuestra vida, cuando llamó a la puerta, vuestro gozo fue contemplar su gloria sin medida.

Vuestra fe y vuestro amor fue fuego ardiente que mantuvo la llama en la tardanza, vuestra antorcha encendida fielmente ha colmado de luz vuestra esperanza.

Pues gozáis ya las nupcias que el Cordero con la Iglesia de Dios ha celebrado, no dejéis que se apague nuestro fuego en la pereza y sueño del pecado.

Demos gracias a Dios y, humildemente, pidamos al Señor que su llamada
nos encuentre en vigilia permanente, despiertos en la fe y en veste blanca. Amén.

Salmodia

Ant. Elévate sobre el cielo, Dios mío. Aleluya.

SALMO 56: Oración matutina de un afligido

Misericordia, Dios mío, misericordia, que mi alma se refugia en ti; me refugio a la sombra de tus alas mientras pasa la calamidad.

Invoco al Dios altísimo, al Dios que hace tanto por mí: desde el cielo me enviará la salvación, confundirá a los que ansían matarme, enviará su gracia y su lealtad.

Estoy echado entre leones devoradores de hombres; sus dientes son lanzas y flechas, su lengua es una espada afilada.

Elévate sobre el cielo, Dios mío, y llene la tierra tu gloria.

Han tendido una red a mis pasos para que sucumbiera; me han cavado delante una fosa, pero han caído en ella.

Mi corazón está firme, Dios mío, mi corazón está firme.
Voy a cantar y a tocar: despierta, gloria mía; despertad, cítara y arpa; despertaré a la aurora.

Te daré gracias ante los pueblos, Señor; tocaré para ti ante las naciones: por tu bondad, que es más grande que los cielos; por tu fidelidad, que es más grande que los cielos; por tu fidelidad, que alcanza a las nubes.

Elévate sobre el cielo, Dios mío, y llene la tierra tu gloria.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Elévate sobre el cielo, Dios mío. Aleluya.

Ant. El Señor redimió a su pueblo. Aleluya.

Cántico

Escuchad, pueblos, la palabra del Señor, anunciadla en las islas remotas: «El que dispersó a Israel lo reunirá, lo guardará como un pastor a su rebaño; porque el Señor redimió a Jacob, lo rescató de una mano más fuerte.»

Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión, afluirán hacia los bienes del Señor:
hacia el trigo y el vino y el aceite, y los rebaños de ovejas y de vacas; su alma será como un huerto regado, y no volverán a desfallecer.

Entonces se alegrará la doncella en la danza, gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo, los alegraré y aliviaré sus penas; alimentaré a los sacerdotes con enjundia, y mi pueblo se saciará de mis bienes.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. El Señor redimió a su pueblo. Aleluya.

Ant. Éste es nuestro Dios por siempre jamás. Aleluya.

SALMO 47: Himno a la gloria de Dios en Jerusalén

Grande es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios,
su monte es santo, altura hermosa, alegría de toda la tierra:

el monte Sión, vértice del cielo, ciudad del gran rey; entre sus palacios, Dios descuella como un alcázar.

Mirad: los reyes se aliaron para atacarla juntos; pero, al verla, quedaron aterrados
y huyeron despavoridos; allí los agarró un temblor y dolores como de parto;
como un viento del desierto, que destroza las naves de Tarsis.

Lo que habíamos oído lo hemos visto en la ciudad del Señor de los ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios: que Dios la ha fundado para siempre.

Oh Dios, meditamos tu misericordia en medio de tu templo: como tu renombre, oh Dios, tu alabanza llega al confín de la tierra; tu diestra está llena de justicia:
el monte Sión se alegra, las ciudades de Judá se gozan con tus sentencias.

Dad la vuelta en torno a Sión, contando sus torreones; fijaos en sus baluartes, observad sus palacios,

para poder decirle a la próxima generación: «Éste es el Señor, nuestro Dios.»
Él nos guiará por siempre jamás.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.

Ant. Éste es nuestro Dios por siempre jamás. Aleluya.

Lectura

Las aguas torrenciales no podrán apagar el amor, ni anegarlo los ríos. Si alguien quisiera comprar el amor con todas las riquezas de su casa, se haría despreciable.

V. Oigo en mi corazón: buscad mi rostro. Aleluya, aleluya.
R. Oigo en mi corazón: buscad mi rostro. Aleluya, aleluya.

V. Tu rostro buscaré, Señor.
R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Oigo en mi corazón: buscad mi rostro. Aleluya, aleluya.

Cántico Evangélico

Ant: Ésta es la virgen prudente que, unida a Cristo, resplandece como el sol en el reino celestial.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo, por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Ésta es la virgen prudente que, unida a Cristo, resplandece como el sol en el reino celestial.

Preces

Glorifiquemos a Cristo, esposo y corona de las vírgenes, y supliquémosle diciendo:

Jesús, corona de las vírgenes, escúchanos

-Oh Cristo, a quien las vírgenes amaron como a su único esposo, concédenos que nada nos aparte de tu amor.

-Tú que coronaste a María como reina de las vírgenes, concédenos, por su intercesión, servirte siempre con pureza de corazón.

-Por intercesión de las santas vírgenes, que te sirvieron siempre con fidelidad, para alcanzar la santidad de cuerpo y alma, ayúdanos, Señor, a que los bienes de este mundo que pasa no nos separen de tu amor eterno.

-Señor Jesús, esposo que has de venir y a quien las vírgenes prudentes esperaban, concédenos vivir en vela, esperando tu retorno glorioso.

-Por intercesión de santa Santa María Bernarda Bütler, que fue virgen sensata y una de las prudentes, concédenos, Señor, la verdadera sabiduría y la pureza de costumbres.

Tal como nos enseñó el Señor, terminemos nuestra oración, diciendo:

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

Final

Te rogamos, Señor, al celebrar la fiesta de Santa María Bernarda Bütler virgen, que, imitando su ejemplo, te sirvamos con un corazón puro, y alcancemos así los saludables efectos de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.

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