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Laudes – oración de la mañana – jueves 24 octubre 2022

Laudes

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V/ Señor, abre mis labios.
R/ Y mi boca proclamará tu alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 23.

Ant: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

Del Señor es la tierra y cuanto la llena, el orbe y todos sus habitantes: él la fundó sobre los mares, él la afianzó sobre los ríos.
Ant: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en el recinto sacro?
Ant: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

El hombre de manos inocentes y puro corazón, que no confía en los ídolos ni jura contra el prójimo en falso.

Ése recibirá la bendición del Señor, le hará justicia el Dios de salvación.
Ant: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

Éste es el grupo que busca al Señor, que viene a tu presencia, Dios de Jacob.
Ant: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

¡Portones!, alzad los dinteles, levantaos, puertas antiguas: va a entrar el Rey de la gloria.
Ant: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

¿Quién es ese Rey de la gloria? El Señor, héroe valeroso; el Señor, héroe de la guerra.
Ant: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

¡Portones!, alzad los dinteles, levantaos, puertas antiguas: va a entrar el Rey de la gloria.
Ant: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

¿Quién es ese Rey de la gloria? El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.
Ant: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.
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Himno: Testigos de la sangre.

Testigos de la sangre con sangre rubricada, frutos de amor cortados al golpe de la espada.

Testigos del amor en sumisión callada, canto y cielo en los labios al golpe de la espada.

Testigos del dolor de vida enamorada; diario placer de muerte al golpe de la espada.

Testigos del cansancio de una vida inmolada a golpe de Evangelio y al golpe de la espada.

Demos gracias al Padre por la sangre sagrada; pidamos ser sus mártires, y a cada madrugada poder morir la vida al golpe de la espada. Amén.

Salmodia

Ant 1. Despierta tu poder, Señor, y ven a salvarnos.

Salmo 79 Ven a visitar tu viña

Pastor de Israel, escucha, tú que guías a José como a un rebaño; tú que te sientas sobre querubines, resplandece ante Efraím, Benjamín y Manasés; despierta tu poder y ven a salvarnos.

¡Oh Dios!, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.

Señor Dios de los ejércitos, ¿hasta cuándo estarás airado mientras tu pueblo te suplica?

Le diste a comer llanto, a beber lágrimas a tragos; nos entregaste a las disputas de nuestros vecinos, nuestros enemigos se burlan de nosotros.

Dios de los ejércitos, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.

Sacaste una vid de Egipto, expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste; le preparaste el terreno y echó raíces hasta llenar el país; su sombra cubría las montañas, y sus pámpanos, los cedros altísimos; extendió sus sarmientos hasta el mar, y sus brotes hasta el Gran Río.

¿Por qué has derribado su cerca para que la saqueen los viandantes, la pisoteen los jabalíes y se la coman las alimañas?

Dios de los ejércitos, vuélvete: mira desde el cielo, fíjate, ven a visitar tu viña, la cepa que tu diestra plantó, y que tú hiciste vigorosa.

La han talado y le han prendido fuego: con un bramido hazlos perecer.
Que tu mano proteja a tu escogido, al hombre que tú fortaleciste.
No nos alejaremos de ti: danos vida, para que invoquemos tu nombre.

Señor Dios de los ejércitos, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Despierta tu poder, Señor, y ven a salvarnos.

Ant 2. Anunciad a toda la tierra que el señor hizo proezas.

Cántico: Acción de gracias del pueblo salvado – Is 12, 1-6

Te doy gracias, Señor, porque estabas airado contra mí, pero ha cesado tu ira y me has consolado.

Él es mi Dios y salvador: confiaré y no temeré, porque mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.

Y sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación.

Aquel día, diréis: Dad gracias al Señor, invocad su nombre, contad a los pueblos sus hazañas, proclamad que su nombre es excelso.

Tañed para el Señor, que hizo proezas; anunciadlas a toda la tierra; gritad jubilosos, habitantes de Sión: «¡Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel!».

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Anunciad a toda la tierra que el señor hizo proezas.

Ant 3. Aclamad a Dios, nuestra fuerza.

Salmo 80 Solemne renovación de la alianza

Aclamad a Dios, nuestra fuerza; dad vítores al Dios de Jacob: acompañad, tocad los panderos, las cítaras templadas y las arpas; tocad la trompeta por la luna nueva, por la luna llena, que es nuestra fiesta; porque es una ley de Israel, un precepto del Dios de Jacob, una norma establecida para José al salir de Egipto.

Oigo un lenguaje desconocido: «Retiré sus hombros de la carga, y sus manos dejaron la espuerta.

Clamaste en la aflicción, y te libré, te respondí oculto entre los truenos, te puse a prueba junto a la fuente de Meribá.

Escucha, pueblo mío, doy testimonio contra ti; ¡ojalá me escuchases, Israel!

No tendrás un dios extraño, no adorarás un dios extranjero; yo soy el Señor Dios tuyo, que te saqué del país de Egipto; abre tu boca y yo la saciaré.

Pero mi pueblo no escuchó mi voz, Israel no quiso obedecer: los entregué a su corazón obstinado, para que anduviesen según sus antojos.

¡Ojalá me escuchase mi pueblo y caminase Israel por mi camino!: en un momento humillaría a sus enemigos y volvería mi mano contra sus adversarios; los que aborrecen al Señor te adularían, y su suerte quedaría fijada; te alimentaría con flor de harina, te saciaría con miel silvestre.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Aclamad a Dios, nuestra fuerza.

Lectura 2Co 1, 3-5
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y Dios de todo consuelo; él nos consuela en todas nuestras luchas, para poder nosotros consolar a los que están en toda tribulación, mediante el consuelo con que nosotros somos consolados por Dios. Porque si es cierto que los sufrimientos de Cristo rebosan sobre nosotros, también por Cristo rebosa nuestro consuelo.

Responsorio

V. Los justos viven eternamente.
R. Los justos viven eternamente.

V. Reciben de Dios su recompensa.
R. Viven eternamente.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Los justos viven eternamente.

Cántico Evangélico

Ant. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos.

Cántico de Zacarías. El mesías y su precursor Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo. suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos.

Preces

Celebremos, amados hermanos, a Jesús, el testigo fiel, y al recordar hoy a los santos mártires sacrificados a causa de la palabra de Dios, aclamémosle diciendo:

Nos has comprado, Señor, con tu sangre.

-Por la intercesión de los santos mártires que entregaron libremente su vida como testimonio de la fe, concédenos, Señor, la verdadera libertad de espíritu.
Por la intercesión de los santos mártires que proclamaron la fe hasta derramar su sangre, concédenos, Señor, la integridad y constancia de la fe.

-Por la intercesión de los santos mártires que soportando la cruz siguieron tus pasos, concédenos, Señor, soportar con generosidad las contrariedades de la vida.

-Por la intercesión de los santos mártires que blanquearon su manto en la sangre del Cordero, concédenos, Señor, vencer las obras del mundo y de la carne.

Dirijamos ahora nuestra oración al Padre que está en los cielos, diciendo:

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

Oración

Oh Dios, fuente y origen de toda paternidad, tú hiciste que los santos mártires Andrés y sus compañeros fueran fieles a la cruz de Cristo, con una fidelidad que llegó hasta el derramamiento de su sangre; concédenos, por su intercesión, que difundamos tu amor entre nuestros hermanos y que nos llamemos y seamos de verdad hijos tuyos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

Conclusión

El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Amén.

 

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