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Laudes – oración de la mañana – lunes 06 marzo 2023

Laudes

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V/ Señor, abre mis labios.
R/ Y mi boca proclamará tu alabanza.

Salmo 23
Entrada solemne de Dios en su templo
Venid, adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió.
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
Él la fundó sobre los mares,
Él la afianzó sobre los ríos.
Venid, adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió.

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
Venid, adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió.

El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Venid, adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió.

Este es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.
Venid, adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió.

¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.
Venid, adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió.

¿Quién es ese Rey de la gloria?
el Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.
Venid, adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió.

¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.
Venid, adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió.

¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.
Venid, adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.

Venid, adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió.

HIMNO

¡Cuántas veces, Señor, me habéis llamado,
y cuántas con vergüenza he respondido,
desnudo como Adán, aunque vestido
de las hojas del árbol del pecado!

Seguí mil veces vuestro pie sagrado,
fácil de asir, en una cruz asido,
y atrás volví otras tantas atrevido,
al mismo precio que me habéis comprado.

Besos de paz os di para ofenderos,
pero si fugitivos de su dueño
yerran cuando los hallan los esclavos,
hoy que vuelvo con lágrimas a veros,
clavadme vos a vos en vuestro leño
y tendréisme seguro con tres clavos. Amén.

Salmodia
Ant: ¿Cuándo entraré a ver el rostro de Dios?

Salmo 41:
Como busca la cierva
corrientes de agua,
así mi alma te busca
a ti, Dios mío;

tiene sed de Dios,
del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver
el rostro de Dios?

Las lágrimas son mi pan
noche y día.
mientras todo el día me repiten:
«¿Dónde está tu Dios?»

Recuerdo otros tiempos,
y desahogo mi alma conmigo:
cómo marchaba a la cabeza del grupo,
hacia la casa de Dios,
entre cantos de júbilo y alabanza,
en el bullicio de la fiesta.

¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío.»

Cuando mi alma se acongoja,
te recuerdo
desde el Jordán y el Hermón
y el Monte Menor.

Una sima grita a otra sima
con voz de cascadas:
tus torrentes y tus olas
me han arrollado.

De día el Señor
me hará misericordia,
de noche cantaré la alabanza
del Dios de mi vida.

Diré a Dios: «Roca mía,
¿por qué me olvidas?
¿Por qué voy andando, sombrío,
hostigado por mi enemigo?»

Se me rompen los huesos
por las burlas del adversario;
todo el día me preguntan:
«¿Dónde está tu Dios?»

¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: ¿Cuándo entraré a ver el rostro de Dios?

Ant: Muéstranos, Señor, tu gloria y tu compasión.
Eclesiático 36,1-7.13-16:

Sálvanos, Dios del universo,
infunde tu terror a todas las naciones;
amenaza con tu mano al pueblo extranjero,
para que sienta tu poder.

Como les mostraste tu santidad al castigarnos,
muéstranos así tu gloria castigándolos a ellos:
para que sepan, como nosotros lo sabemos,
que no hay Dios fuera de ti.

Renueva los prodigios, repite los portentos,
exalta tu mano, robustece tu brazo.

Reúne a todas las tribus de Jacob
y dales su heredad como antiguamente.

Ten compasión del pueblo que lleva tu nombre,
de Israel, a quien nombraste tu primogénito;
ten compasión de tu ciudad santa,
de Jerusalén, lugar de tu reposo.

Llena a Sión de tu majestad,
y al templo, de tu gloria.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Muéstranos, Señor, tu gloria y tu compasión.

Ant: Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.

Salmo 18 A:

El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra.

Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje.

Allí le ha puesto su tienda al sol:
él sale como el esposo de su alcoba,
contento como un héroe, a recorrer su camino.

Asoma por un extremo del cielo,
y su órbita llega al otro extremo:
nada se libra de su calor.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Bendito eres, Señor, en la bóveda del cielo.

Lectura
Ex 19,4-6a
Ya habéis visto cómo os he llevado sobre alas de águila y os he traído a mí; ahora, pues, si de veras escucháis mi voz y guardáis mi alianza, vosotros seréis mi propiedad personal entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra; seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa.

Responsorio breve.
V/. Él me librará de la red del cazador
R/. Él me librará de la red del cazador
V/. Me cubrirá con sus plumas
R/. De la red del cazador
V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/. Él me librará de la red del cazador

Cántico Evangélico
Ant: «Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo», dice el Señor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: «Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo», dice el Señor.

Preces
Alabemos a Dios, nuestro Padre, que nos concede ofrecerle el sacrificio de alabanza cuaresmal y supliquémosle diciendo:

Ilumínanos, Señor, con tu palabra
● Dios todopoderoso y compasivo, concédenos el espíritu de oración y de penitencia,

y danos un verdadero deseo de amarte a ti y de amar a nuestros hermanos.
Ilumínanos, Señor, con tu palabra
● Concédenos ser constructores de tu reino para que, recapituladas en Cristo todas las cosas,

abunde la justicia y la paz en la tierra.
Ilumínanos, Señor, con tu palabra
● Haz que sepamos descubrir la bondad y hermosura de tu creación,

para que su belleza se haga alabanza en nuestros labios.
Ilumínanos, Señor, con tu palabra
● Perdónanos por haber ignorado la presencia de Cristo en los pobres, los sencillos y los marginados,

y por no haber atendido a tu Hijo en estos hermanos nuestros.
Ilumínanos, Señor, con tu palabra

Con el gozo que nos da el sabernos hijos de Dios, digamos con confianza:

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Final
Señor, Padre santo, que para nuestro bien espiritual nos mandaste dominar nuestro cuerpo mediante la austeridad, ayúdanos a librarnos de la seducción del pecado y a entregarnos al cumplimiento filial de tu santa ley. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.

Bajo tu amparo nos acogemos Santa Madre de Dios, no desprecies las oraciones que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien libranos de todo peligro oh, Virgen Gloriosa y bendita.

Amén.

 

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