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Laudes – oración de la mañana – lunes 29 mayo 2023

Laudes

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V/ Señor, abre mis labios.
R/ Y mi boca proclamará tu alabanza.

Salmo 23

Ant: Venid, adoremos a Cristo, hijo de María Virgen.
Salmo 23
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
El la fundó sobre los mares,
El la afianzó sobre los ríos.
Ant: Venid, adoremos a Cristo, hijo de María Virgen.
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
Ant: Venid, adoremos a Cristo, hijo de María Virgen.
El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Ant: Venid, adoremos a Cristo, hijo de María Virgen.
Este es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.
Ant: Venid, adoremos a Cristo, hijo de María Virgen.
¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.
Ant: Venid, adoremos a Cristo, hijo de María Virgen.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.
Ant: Venid, adoremos a Cristo, hijo de María Virgen.
¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.
Ant: Venid, adoremos a Cristo, hijo de María Virgen.
¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.
Ant: Venid, adoremos a Cristo, hijo de María Virgen.
V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
R/. Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Venid, adoremos a Cristo, hijo de María Virgen.
Himno
Oh, Virgen, resplandeciente estrella
de caridad para los santos
y manantial vivo y fecundo de esperanza
para nosotros, los mortales.
Tanto vales, gran Señora,
ante el piadoso corazón de tu Hijo,
que quien pide con confianza,
por ti, segura lo alcanza.
La ayuda de tu bondad
no sólo auxilia al que te implora,
sino que con gusto das
y el deseo de los suplicantes colmas.
En ti la misericordia,
en ti la grandeza;
tú contienes la bondad
que las criaturas poseen.
Gloria sea dada al Padre y al Paráclito
y al Nacido de ti,
que te han llamado a ser
la santa Madre de la Iglesia. Amén.
Salmodia
Ant 1. Ant. 1. Dichosa eres, María, porque de ti vino la salvación del mundo; tú que ahora vives ya en la gloria del Señor, intercede por nosotros ante tu Hijo.
Salmo 62,2-9:
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant 1. Ant. 1. Dichosa eres, María, porque de ti vino la salvación del mundo; tú que ahora vives ya en la gloria del Señor, intercede por nosotros ante tu Hijo.
Ant. 2. Tú eres la gloria de Jerusalén; tú, la alegría de Israel; tú, el orgullo de nuestra raza.
Daniel 3,57-88.56:
Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
(no se dice el Gloria)
Ant. 2. Tú eres la gloria de Jerusalén; tú, la alegría de Israel; tú, el orgullo de nuestra raza.
Ant. 3 ¡Alégrate, Virgen María! Tú llevaste en el seno a Cristo, el salvador.
Salmo 149
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 3 ¡Alégrate, Virgen María! Tú llevaste en el seno a Cristo, el salvador.
Lectura
Is 61,10 (cfr.)
Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como novia que se adorna con sus joyas.
V/. El Señor la eligió y la predestinó.
R/. El Señor la eligió y la predestinó.
V/. La hizo morar en su templo santo.
R/. Y la predestinó.
V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/. El Señor la eligió y la predestinó.
Cántico Evangélico
Por Eva se cerraron a los hombres las puertas del paraíso, y por María Virgen han sido abiertas de nuevo.
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Por Eva se cerraron a los hombres las puertas del paraíso, y por María Virgen han sido abiertas de nuevo.
Preces
Elevemos nuestras súplicas al Salvador, que quiso nacer de María Virgen, y digámosle:
Que tu Madre, Señor, interceda por nosotros
●Oh Sol de justicia, a quien la Virgen inmaculada precedía cual aurora luciente,
haz que vivamos siempre iluminados por la claridad de tu presencia.
Que tu Madre, Señor, interceda por nosotros
●Verbo eterno del Padre, que elegiste a María como arca incorruptible de tu morada,
líbranos de la corrupción del pecado.
Que tu Madre, Señor, interceda por nosotros
●Salvador nuestro, que quisiste que tu madre estuviera junto a tu cruz,
por su intercesión, concédenos compartir con alegría tus padecimientos.
Que tu Madre, Señor, interceda por nosotros
●Jesús, que, colgado en la cruz, diste María a Juan como madre,
haz que nosotros vivamos también como hijos suyos.
Que tu Madre, Señor, interceda por nosotros
Concluyamos nuestra oración diciendo juntos las palabras de Jesús, nuestro Maestro:
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Final
Oh, Dios, Padre de misericordia, cuyo Unigénito, clavado en la cruz, proclamó a santa María Virgen, su Madre, como Madre también nuestra, concédenos, por su cooperación amorosa, que tu Iglesia, cada día más fecunda, se llene de gozo por la santidad de sus hijos y atraiga a su seno a todas las familias de los pueblos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.
V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.
Dame tus ojos madre…

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