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Laudes – oración de la mañana – martes 13 diciembre 2022

Laudes

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V/ Señor, abre mis labios.
R/ Y mi boca proclamará tu alabanza.

Salmo 23.

Ant: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.
Del Señor es la tierra y cuanto la llena, el orbe y todos sus habitantes: él la fundó sobre los mares, él la afianzó sobre los ríos.

Ant: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en el recinto sacro?
Ant: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

El hombre de manos inocentes y puro corazón, que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ése recibirá la bendición del Señor, le hará justicia el Dios de salvación.

Ant: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

Éste es el grupo que busca al Señor, que viene a tu presencia, Dios de Jacob.
Ant: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

¡Portones!, alzad los dinteles, levantaos, puertas antiguas: va a entrar el Rey de la gloria.
Ant: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

¿Quién es ese Rey de la gloria? El Señor, héroe valeroso; el Señor, héroe de la guerra.

Ant: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

¡Portones!, alzad los dinteles, levantaos, puertas antiguas: va a entrar el Rey de la gloria.

Ant: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

¿Quién es ese Rey de la gloria? El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.

Ant: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

Himno

Testigos de amor de Cristo Señor, mártires santos.
Rosales en flor, de Cristo el olor, mártires santos.
Palabras en luz de Cristo Jesús, mártires santos.
Corona inmortal del Cristo total, mártires santos. Amén.

Salmodia

Ant 1. Señor, has sido bueno con tu tierra, has perdonado la culpa de tu pueblo.

Salmo 84 Nuestra salvación esta cerca

Señor, has sido bueno con tu tierra, has restaurado la suerte de Jacob, has perdonado la culpa de tu pueblo, has sepultado todos sus pecados, has reprimido tu cólera, has frenado el incendio de tu ira.

Restáuranos, Dios salvador nuestro; cesa en tu rencor contra nosotros.
¿Vas a estar siempre enojado, o a prolongar tu ira de edad en edad?

¿No vas a devolvernos la vida, para que tu pueblo se alegre contigo?
Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.

Voy a escuchar lo que dice el Señor: «Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos y a los que se convierten de corazón.»

La salvación está ya cerca de sus fieles, y la gloria habitará en nuestra tierra; la misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan; la fidelidad brota de la tierra, y la justicia mira desde el cielo; el Señor dará la lluvia, y nuestra tierra dará su fruto.

La justicia marchará ante él, la salvación seguirá sus pasos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Señor, has sido bueno con tu tierra, has perdonado la culpa de tu pueblo.

Ant 2. Mi alma te ansía de noche, Señor; mi espíritu madruga por ti.

Cántico:
Himno después de la victoria sobre el enemigo Is 26, 1-4. 7-9. 12

Tenemos una ciudad fuerte, ha puesto para salvarla murallas y baluartes:

Abrid las puertas para que, entre un pueblo justo, que observa la lealtad; su ánimo está firme y mantiene la paz, porque confía en ti.

Confiad siempre en el Señor, porque el Señor es la Roca perpetua:

La senda del justo es recta.
Tú allanas el sendero del justo; en la senda de tus juicios, Señor, te esperamos, ansiando tu nombre y tu recuerdo.

Mi alma te ansía de noche, mi espíritu en mi interior madruga por ti, porque tus juicios son luz de la tierra, y aprenden justicia los habitantes del orbe.

Señor, tú nos darás la paz, porque todas nuestras empresas nos las realizas tú.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Mi alma te ansía de noche, Señor; mi espíritu madruga por ti.

Ant 3. Ilumina, Señor, tu rostro sobre nosotros.

Salmo 66 Que todos los pueblos alaben al señor.

El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros; conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación.

¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.

Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia, riges los pueblos con rectitud y gobiernas las naciones de la tierra.

¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
La tierra ha dado su fruto, nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman hasta los confines del orbe.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Ilumina, Señor, tu rostro sobre nosotros.

Lectura 2Co 1, 3-5

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y Dios de todo consuelo; él nos consuela en todas nuestras luchas, para poder nosotros consolar a los que están en toda tribulación, mediante el consuelo con que nosotros somos consolados por Dios. Porque si es cierto que los sufrimientos de Cristo rebosan sobre nosotros, también por Cristo rebosa nuestro consuelo.

Responsorio

V. El Señor es mi fuerza y mi energía.
R. El Señor es mi fuerza y mi energía.

V. Él es mi salvación.
R. Y mi energía.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor es mi fuerza y mi energía.

Cántico Evangélico

Ant. Yo, humilde esclava, no he hecho otra cosa sino ofrecer sacrificios al Dios verdadero; ahora, como ya nada tengo, me ofrezco a mí misma.

Cántico de Zacarías.
El mesías y su precursor Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Yo, humilde esclava, no he hecho otra cosa sino ofrecer sacrificios al Dios verdadero; ahora, como ya nada tengo, me ofrezco a mí misma.

Preces

Celebremos, amados hermanos, a Jesús, el testigo fiel, y al recordar hoy a los santos mártires sacrificados a causa de la palabra de Dios, aclamémosle diciendo:

Nos has comprado, Señor, con tu sangre.

-Por la intercesión de los santos mártires que entregaron libremente su vida como testimonio de la fe, concédenos, Señor, la verdadera libertad de espíritu.

-Por la intercesión de los santos mártires que proclamaron la fe hasta derramar su sangre, concédenos, Señor, la integridad y constancia de la fe.

-Por la intercesión de los santos mártires que soportando la cruz siguieron tus pasos, concédenos, Señor, soportar con generosidad las contrariedades de la vida.

-Por la intercesión de los santos mártires que blanquearon su manto en la sangre del Cordero, concédenos, Señor, vencer las obras del mundo y de la carne.

Dirijamos ahora nuestra oración al Padre que está en los cielos, diciendo:

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

Oración

Que la poderosa intercesión de santa Lucía, virgen y mártir, sea nuestro apoyo, Señor, para que en la tierra celebremos su triunfo y en el cielo participemos de su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén

Conclusión
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Amén.

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