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Laudes – oración de la mañana – martes 23 abril 2024

Laudes

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V/ Señor, abre mis labios.
R/ Y mi boca proclamará tu alabanza.

Salmo 94: Invitación a la alabanza divina

Ant: Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Ant: Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Ant: Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ant: Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Ant: Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
«Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.»»

Ant: Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,

R/. Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
R/. Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya

Himno

Estaba al alba María,
porque era la enamorada.

«¡María!», la voz amada.
«¡Rabbuní!», dice María.
El amor se hizo un abrazo
junto a las plantas benditas;
las llagas glorificadas
ríos de fuego y delicia;
Jesús, esposo divino,
María, esposa cautiva.

Estaba al alba María,
para una unción preparada.

Jesús en las azucenas
al claro del bello día.
En los brazos del Esposo
la Iglesia se regocija.
¡Gloria al Señor encontrado,
gloria al Dios de la alegría,
gloria al Amor más amado,
gloria y paz, y Pascua y dicha! ¡Aleluya!

Estaba al alba María,
es Pascua en la Iglesia santa. ¡Aleluya! Amén.

Salmodia

Salmo 100: Propósitos de un príncipe justo

Ant: El que cumple la voluntad de mi Padre entrará en el reino de los cielos. Aleluya.

Voy a cantar la bondad y la justicia,
para ti es mi música, Señor;
voy a explicar el camino perfecto:
¿cuándo vendrás a mí?

Andaré con rectitud de corazón
dentro de mi casa;
no pondré mis ojos
en intenciones viles.

Aborrezco al que obra mal,
no se juntará conmigo;
lejos de mí el corazón torcido,
no aprobaré al malvado.

Al que en secreto difama a su prójimo
lo haré callar;
ojos engreídos, corazones arrogantes
no los soportaré.

Pongo mis ojos en los que son leales,
ellos vivirán conmigo;
el que sigue un camino perfecto,
ese me servirá.

No habitará en mi casa
quien comete fraudes;
el que dice mentiras
no durará en mi presencia.

Cada mañana haré callar
a los hombres malvados,
para excluir de la ciudad del Señor
a todos los malhechores.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: El que cumple la voluntad de mi Padre entrará en el reino de los cielos. Aleluya.

Ant: Que toda la tierra conozca, Señor, tu bondad para con nosotros. Aleluya.

Daniel 3, 26-29.34-41

Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres,
digno de alabanza y glorioso es tu nombre.

Porque eres justo en cuanto has hecho con nosotros
y todas tus obras son verdad,
y rectos tus caminos,
y justos todos tus juicios.

Porque hemos pecado y cometido iniquidad
apartándonos de ti, y en todo hemos delinquido.
Por el honor de tu nombre,
no nos desampares para siempre,
no rompas tu alianza,
no apartes de nosotros tu misericordia.

Por Abrahán, tu amigo;
por Isaac, tu siervo;
por Israel, tu consagrado;
a quienes prometiste
multiplicar su descendencia
como las estrellas del cielo,
como la arena de las playas marinas.

Pero ahora, Señor, somos el más pequeño
de todos los pueblos;
hoy estamos humillados por toda la tierra
a causa de nuestros pecados.

En este momento no tenemos príncipes,
ni profetas, ni jefes;
ni holocausto, ni sacrificios,
ni ofrendas, ni incienso;
ni un sitio donde ofrecerte primicias,
para alcanzar misericordia.

Por eso, acepta nuestro corazón contrito
y nuestro espíritu humilde,
como un holocausto de carneros y toros
o una multitud de corderos cebados.

Que éste sea hoy nuestro sacrificio,
y que sea agradable en tu presencia:
porque los que en ti confían
no quedan defraudados.

Ahora te seguimos de todo corazón,
te respetamos y buscamos tu rostro.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Que toda la tierra conozca, Señor, tu bondad para con nosotros. Aleluya.

 

Ant: El Señor es el baluarte donde me pongo a salvo. Aleluya.

Salmo 143,1-10:

Bendito el Señor, mi Roca,
que adiestra mis manos para el combate,
mis dedos para la pelea;

mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y mi refugio,
que me somete los pueblos.

Señor, ¿qué es el hombre para que te fijes en él?;
¿qué los hijos de Adán para que pienses en ellos?
El hombre es igual que un soplo;
sus días, una sombra que pasa.

Señor, inclina tu cielo y desciende;
toca los montes, y echarán humo;
fulmina el rayo y dispérsalos;
dispara tus saetas y desbarátalos.

Extiende la mano desde arriba:
defiéndeme, líbrame de las aguas caudalosas,
de la mano de los extranjeros,
cuya boca dice falsedades,
cuya diestra jura en falso.

Dios mío, te cantaré un cántico nuevo,
tocaré para ti el arpa de diez cuerdas:
para ti que das la victoria a los reyes,
y salvas a David, tu siervo.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: El Señor es el baluarte donde me pongo a salvo. Aleluya.

Lectura
Hch 13,30-33
Dios resucitó a Jesús de entre los muertos. Durante muchos días se apareció a los que lo habían acompañado de Galilea a Jerusalén, y ellos son ahora sus testigos ante el pueblo. Nosotros os anunciamos que la promesa que Dios hizo a nuestros padres, nos la ha cumplido a los hijos resucitando a Jesús. Así está escrito en el salmo segundo: «Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy.»
V/. El Señor ha resucitado del sepulcro.
R/. El Señor ha resucitado del sepulcro.
V/. El que por nosotros colgó del madero.
R/. Ha resucitado del sepulcro.
V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/. El Señor ha resucitado del sepulcro.

Cántico Evangélico
Ant: Las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ésas dan testimonio de mí. Aleluya.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ésas dan testimonio de mí. Aleluya.

Preces. PUEDEN TOMARSE DEL 26 DE ABRIL, MARTES SEMANA IV DE PASCUA
Oremos agradecidos a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, el Cordero inmaculado que quita el pecado del mundo y nos comunica su vida nueva, y digámosle:

Autor de la vida, vivifícanos
●Dios, autor de la vida, acuérdate de la muerte y resurrección del Cordero inmolado en la cruz,

y atiende su continua intercesión por nosotros.

●Haz, Señor, que quitemos la levadura vieja de la corrupción y de la maldad,

para que vivamos la Pascua de Cristo con los panes ázimos de la sinceridad y la verdad.

●Que sepamos rechazar hoy el pecado de discordia y de envidia,

y seamos más sensibles a las necesidades de nuestros hermanos.

●Concédenos vivir auténticamente el espíritu evangélico,

para que hoy y siempre sigamos el camino de tus mandamientos.

 

 

Ya que Dios nos muestra siempre su amor de Padre, velando amorosamente por nosotros, nos atrevemos a decir:

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

Final
Te pedimos, Señor todopoderoso, que la celebración de las fiestas de Cristo resucitado aumente en nosotros la alegría de sabernos salvados. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.