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Laudes I oración de la mañana I martes 24 agosto 2021

Laudes

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¡Señor, abre mis labios!
¡Y mi boca proclamará tu alabanza!

Salmo 94:

Invitación a la alabanza divina

Venid, adoremos al Señor, rey de los apóstoles.

Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos.

Venid, adoremos al Señor, rey de los apóstoles.

Porque el Señor es un Dios grande, soberano de todos los dioses: tiene en su mano las simas de la tierra, son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo, la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, adoremos al Señor, rey de los apóstoles.

Entrad, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.

Venid, adoremos al Señor, rey de los apóstoles.

Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Mása en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque habían visto mis obras.

Venid, adoremos al Señor, rey de los apóstoles.

Durante cuarenta años aquella generación me asqueó, y dije:
«Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso.»»
Venid, adoremos al Señor, rey de los apóstoles.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.

Venid, adoremos al Señor, rey de los apóstoles.

Himno

Vosotros que escuchasteis la llamada de viva voz que Cristo os dirigía,
abrid nuestro vivir y nuestra alma al mensaje de amor que él nos envía.

Vosotros que invitados al banquete gustasteis el sabor del nuevo vino,
llenad el vaso, del amor que ofrece, al sediento de Dios en su camino.

Vosotros que tuvisteis tan gran suerte de verle dar a muertos nueva vida,
no dejéis que el pecado y que la muerte nos priven de la vida recibida.

Vosotros que lo visteis ya glorioso, hecho Señor de gloria sempiterna,
haced que nuestro amor conozca el gozo de vivir junto a él la vida eterna.
Amén.

Salmodia

Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.

Salmo 62,2-9:

Oh, Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote. Me saciaré como de enjundia y de manteca, y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti y velando medito en ti, porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo; mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.

Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.

Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.

Cántico evangélico

Daniel 3,57-88.56:

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor; cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor; ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor; astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor; vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor; fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor; témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor; noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor; rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor, ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor; cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor; mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor; aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor; siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor; santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo, ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.

«Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando», dice el Señor.

Salmo 149

Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles; que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sion por su Rey.

Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras; porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas: con vítores a Dios en la boca y espadas de dos filos en las manos: para tomar venganza de los pueblos y aplicar el castigo a las naciones, sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.

«Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando», dice el Señor.

Lectura breve

Ef. 2,19-22

Ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu.

Responsorio breve

Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra.
Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra.
Harán memorable tu nombre, Señor.
Sobre toda la tierra.
Gloria al padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra.

Cántico Evangélico

El muro de la ciudad tenía doce cimientos que llevaban doce nombres: los nombres de los apóstoles del Cordero; y su lámpara es el Cordero.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo, por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.

El muro de la ciudad tenía doce cimientos que llevaban doce nombres: los nombres de los apóstoles del Cordero; y su lámpara es el Cordero.

Preces

Queridos hermanos, habiendo recibido de los apóstoles la herencia de los elegidos, demos gracias a nuestro Padre por todos sus dones, diciendo:

El coro de los apóstoles te ensalza, Señor.

Por la mesa de tu cuerpo y de tu sangre, que nos transmitieron los apóstoles, con la cual nos alimentamos y vivimos:
El coro de los apóstoles te ensalza, Señor.

Por la mesa de tu Palabra, que nos transmitieron los apóstoles, con la cual se nos comunica la luz y el gozo:
El coro de los apóstoles te ensalza, Señor.

Por tu Iglesia santa, edificada sobre el fundamento de los apóstoles, por la cual nos integramos en la unidad:
El coro de los apóstoles te ensalza, Señor.

Por la purificación del bautismo y de la penitencia, confiada a los apóstoles, con la cual quedamos limpios de todos los pecados:
El coro de los apóstoles te ensalza, Señor.

Con la misma confianza que tienen los hijos con sus padres, acudamos nosotros a nuestro Dios diciéndole:

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

Oración final

Afianza, Señor, en nosotros aquella fe con la que san Bartolomé, tu apóstol, se entregó sinceramente a Cristo, y haz que, por sus ruegos, tu Iglesia se presente ante el mundo como sacramento de salvación para todos los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.

El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

Amén.

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea
en tan graciosa belleza.

A Ti, celestial Princesa, Virgen Sagrada María, yo te ofrezco en este día
alma, vida y corazón.

Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía.
Amen.

 

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