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Laudes – oración de la mañana – martes 26 julio 2022

Laudes

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V/ Señor, abre mis labios.
R/ Y mi boca proclamará tu alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 94

Ant: Venid, adoremos al Señor; aclamemos al Dios admirable en sus santos.

Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos.
Ant: Venid, adoremos al Señor; aclamemos al Dios admirable en sus santos.

Porque el Señor es un Dios grande, soberano de todos los dioses: tiene en su mano las simas de la tierra, son suyas las cumbres de los montes; suyo es el mar, porque él lo hizo, la tierra firme que modelaron sus manos.
Ant: Venid, adoremos al Señor; aclamemos al Dios admirable en sus santos.

Venid, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ant: Venid, adoremos al Señor; aclamemos al Dios admirable en sus santos.

Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Ant: Venid, adoremos al Señor; aclamemos al Dios admirable en sus santos.

Durante cuarenta años aquella generación me repugnó, y dije: Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino; por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso»
Ant: Venid, adoremos al Señor; aclamemos al Dios admirable en sus santos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno

Cantemos nuestra fe y, al confesarla, unidas nuestras voces de creyentes, pidamos al Señor que, al proclamarla, inunde con su luz a nuestras mentes.

El gozo de creer sea alegría de servir al Señor, y su Palabra simiente en crecimiento día a día, que al don de su verdad el mundo abra.

Clara es la fe y oscuro su camino de gracia y libertad en puro encuentro, si crees que Jesús es Dios que vino, no está lejos de ti, sino muy dentro.

Legión es la asamblea de los santos, que en el Señor Jesús puso confianza, sus frutos de justicia fueron tantos que vieron ya colmada su esperanza.

Demos gracias a Dios, que es nuestra roca, sigamos a Jesús con entereza, si nuestra fe vacila, si ella es poca, su Espíritu de amor nos dará fuerza. Amén.

Ant: El hombre de manos inocentes y puro corazón subirá al monte del Señor.

Salmo 23

Del Señor es la tierra y cuanto la llena, el orbe y todos sus habitantes:
Él la fundó sobre los mares, Él la afianzó sobre los ríos.

¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en el recinto sacro?

El hombre de manos inocentes y puro corazón, que no confía en los ídolos ni jura contra el prójimo en falso.

Ese recibirá la bendición del Señor, le hará justicia el Dios de salvación.

Este es el grupo que busca al Señor, que viene a tu presencia, Dios de Jacob.

¡Portones!, alzad los dinteles, que se alcen las antiguas compuertas: va a entrar el Rey de la gloria.

¿Quién es ese Rey de la gloria? El Señor, héroe valeroso; el Señor, héroe de la guerra.

¡Portones!, alzad los dinteles, que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.

¿Quién es ese Rey de la gloria? El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: El hombre de manos inocentes y puro corazón subirá al monte del Señor.

Ant: Ensalzad con vuestras obras al Rey de los siglos.

Tobías 13,1-10a

Bendito sea Dios, que vive eternamente, y cuyo reino dura por los siglos:
Él azota y se compadece, hunde hasta el abismo y saca de él, y no hay quien escape de su mano.

Dadle gracias, israelitas, ante los gentiles, porque él nos dispersó entre ellos. Proclamad allí su grandeza, ensalzadlo ante todos los vivientes:
que él es nuestro Dios y Señor, nuestro padre por todos los siglos.

Él nos azota por nuestros delitos, pero se compadecerá de nuevo, y os congregará de entre las naciones por donde estáis dispersados.

Si volvéis a él de todo corazón y con toda el alma, siendo sinceros con él,
él volverá a vosotros y no os ocultará su rostro.

Veréis lo que hará con vosotros, le daréis gracias a boca llena, bendeciréis al Señor de la justicia y ensalzaréis al rey de los siglos.

Yo le doy gracias en mi cautiverio, anuncio su grandeza y su poder a un pueblo pecador.

Convertíos, pecadores, obrad rectamente en su presencia: quizá os mostrará benevolencia y tendrá compasión.

Ensalzaré a mi Dios, al rey del cielo, y me alegraré de su grandeza.
Que todos alaben al Señor, y le den gracias en Jerusalén.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Ensalzad con vuestras obras al Rey de los siglos.

Ant: El Señor merece la alabanza de los buenos.

Salmo 32

Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos.

Dad gracias al Señor con la cítara, tocad en su honor el arpa de diez cuerdas; cantadle un cántico nuevo, acompañando los vítores con bordones:

que la palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales; Él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra.

La palabra del Señor hizo el cielo; el aliento de su boca, sus ejércitos; encierra en un odre las aguas marinas, mete en un depósito el océano.

Tema al Señor la tierra entera, tiemblen ante él los habitantes del orbe: porque él lo dijo, y existió, Él lo mandó y surgió.

El Señor deshace los planes de las naciones, frustra los proyectos de los pueblos; pero el plan del Señor subsiste por siempre, los proyectos de su corazón, de edad en edad.

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él se escogió como heredad.

El Señor mira desde el cielo, se fija en todos los hombres; Desde su morada observa a todos los habitantes de la tierra: Él modeló cada corazón, y comprende todas sus acciones.

No vence el rey por su gran ejército, no escapa el soldado por su mucha fuerza, nada valen sus caballos para la victoria, ni por su gran ejército se salva.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre.

Nosotros aguardamos al Señor: él es nuestro auxilio y escudo; con él se alegra nuestro corazón, en su santo nombre confiamos.

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: El Señor merece la alabanza de los buenos.
Lectura Is 55,3

Inclinad el oído, venid a mí: escuchadme, y viviréis. Sellaré con vosotros alianza perpetua, la promesa que aseguré a David.

V/. Por su entrañable misericordia nos ha visitado el Señor.
R/. Por su entrañable misericordia nos ha visitado el Señor.

V/. De la descendencia de David sacó un salvador: Jesús.
R/. Nos ha visitado el Señor.

V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/. Por su entrañable misericordia nos ha visitado el Señor.

Cántico Evangélico

Ant: Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque nos ha suscitado una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo, por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que
nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque nos ha suscitado una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo.

Preces

Adoremos, hermanos a Cristo, el Dios santo y, pidiéndole que nos enseñe a servirle con santidad y justicia en su presencia todos nuestros días, aclamémoslo, diciendo:

Tú solo eres santo, Señor

-Señor Jesús, probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado, compadécete de nuestras debilidades.

Tú solo eres santo, Señor

-Señor Jesús, que a todos nos llamas a la perfección del amor, danos el progresar en caminos de santidad.

Tú solo eres santo, Señor

-Señor Jesús, que quieres que seamos la sal de la tierra y la luz del mundo, ilumina nuestras vidas con tu propia luz.

Tú solo eres santo, Señor

-Señor Jesús, que viniste al mundo para servir, y no para que te sirvieran, haz que sepamos servirte a ti y a nuestros hermanos con humildad.

Tú solo eres santo, Señor

-Señor Jesús, reflejo de la gloria del Padre e impronta de su ser, haz que en la gloria contemplemos tu rostro.

Tú solo eres santo, Señor

Terminemos nuestra oración con la plegaria que nos enseñó el Señor:

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

Final

Señor, Dios de nuestros padres, tú concediste a san Joaquín y a santa Ana la gracia de traer a este mundo a la Madre de tu Hijo; concédenos, por la plegaria de estos santos, la salvación que has prometido a tu pueblo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.

El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Amén.

 

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