Inicio - Oraciones - Laudes del día - Laudes I oración de la mañana I miércoles 22 diciembre 2021
Generic filters

Filtro

Laudes I oración de la mañana I miércoles 22 diciembre 2021

Laudes

Para activar el video con la oración de la mañana dale play

¡Señor, abre mis labios!
¡Y mi boca proclamará tu alabanza!

Salmo 66

Que todos los pueblos alaben al Señor

El Señor está cerca, venid, adorémosle.

El señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros, conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación.
El Señor está cerca, venid, adorémosle.
Oh, Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
El Señor está cerca, venid, adorémosle.
Que canten de alegría las naciones porque riges el mundo con justicia, riges los pueblos con rectitud y gobiernas las naciones de la tierra.
El Señor está cerca, venid, adorémosle.
Oh, Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
El Señor está cerca, venid, adorémosle.
La tierra ha dado su fruto nos bendice el Señor nuestro Dios, que Dios nos bendiga, que le teman hasta los confines del orbe.
El Señor está cerca, venid, adorémosle.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.

El Señor está cerca, venid, adorémosle.

Himno

¡Cielos, lloved vuestra justicia! ¡Ábrete, tierra! ¡Haz germinar al Salvador!

Oh, Señor, Pastor de la casa de Israel, que conduces a tu pueblo, ven a rescatarnos por el poder de tu brazo. Ven pronto, Señor. ¡Ven, Salvador!

Oh Sabiduría, salida de la boca del Padre, anunciada por profetas, ven a enseñarnos el camino de la salvación. Ven pronto, Señor. ¡Ven, Salvador!

Oh, Hijo de David, estandarte de los pueblos y los reyes, a quien clama el mundo entero, ven a libertarnos, Señor, no tardes ya. Ven pronto, Señor. ¡Ven, Salvador!

Oh Llave de David y Cetro de la casa de Israel, tú que reinas sobre el mundo,
ven a libertar a los que en tinieblas te esperan. Ven pronto, Señor. ¡Ven, Salvador!

Oh Sol naciente, esplendor de la luz eterna y sol de justicia, ven a iluminar a los que yacen en sombras de muerte. Ven pronto, Señor. ¡Ven, Salvador!

Oh Rey de las naciones y Piedra angular de la Iglesia, Tú que unes a los pueblos, ven a libertar a los hombres que has creado. Ven pronto, Señor. ¡Ven, Salvador!

Oh, Emmanuel, nuestro rey, salvador de las naciones, esperanza de los pueblos, ven a libertarnos, Señor, no tardes ya. Ven pronto, Señor. ¡Ven, Salvador!

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre
y por los siglos de los siglos.
Amén.

Salmodia

Desde Sión vendrá el Señor todopoderoso a salvar a su pueblo.

Salmo 107

Dios mío, mi corazón está firme, para ti cantaré y tocaré, gloria mía. Despertad, cítara y arpa, despertaré a la aurora.

Te daré gracias ante los pueblos, Señor, tocaré para ti ante las naciones: por tu bondad, que es más grande que los cielos; por tu fidelidad, que alcanza a las nubes.

Elévate sobre el cielo, Dios mío, y llene la tierra tu gloria; para que se salven tus predilectos, que tu mano salvadora nos responda.

Dios habló en su santuario: «Triunfante, ocuparé Siquén, parcelaré el valle de Sucot; mío es Galaad, mío Manasés, Efraín es yelmo de mi cabeza, Judá es mi cetro; Moab, una jofaina para lavarme, sobre Edom echo mi sandalia,
sobre Filistea canto victoria.»

Pero, ¿quién me guiará a la plaza fuerte, quién me conducirá a Edom, si tú, oh Dios, nos has rechazado y no sales ya con nuestras tropas?

Auxílianos contra el enemigo, que la ayuda del hombre es inútil; con Dios haremos proezas, Él pisoteará a nuestros enemigos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Desde Sión vendrá el Señor todopoderoso a salvar a su pueblo.

Por amor de Sión no callaré, hasta que amanezca como una aurora su Justo.

Cántico

Isaías 61,10-62,5:

Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como novio que se pone la corona, o novia que se adorna con sus joyas.

Como el suelo echa sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas,
así el Señor hará brotar la justicia y los himnos ante todos los pueblos.

Por amor de Sión no callaré, por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que rompa la aurora de su justicia, y su salvación llamee como antorcha.

Los pueblos verán tu justicia, y los reyes tu gloria; te pondrán un nombre nuevo pronunciado por la boca del Señor.

Serás corona fúlgida en la mano del Señor y diadema real en la palma de tu Dios.

Ya no te llamarán «Abandonada», ni a tu tierra «Devastada»; a ti te llamarán «Mi favorita», y a tu tierra «Desposada», porque el Señor te prefiere a ti,
y tu tierra tendrá marido.

Como un joven se casa con su novia, así te desposa el que te construyó;
la alegría que encuentra el marido con su esposa, la encontrará tu Dios contigo.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.

Por amor de Sión no callaré, hasta que amanezca como una aurora su Justo.
El Espíritu del Señor está sobre mí; me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres.

Salmo 145:

Alaba, alma mía, al Señor: alabaré al Señor mientras viva, tañeré para mi Dios mientras exista.

No confiéis en los príncipes, seres de polvo que no pueden salvar; exhalan el espíritu y vuelven al polvo, ese día perecen sus planes.

Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob, el que espera en el Señor, su Dios, que hizo el cielo y la tierra, l mar y cuanto hay en él; que mantiene su fidelidad perpetuamente, que hace justicia a los oprimidos, que da pan a los hambrientos.

El Señor liberta a los cautivos, el Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan, el Señor ama a los justos.

El Señor guarda a los peregrinos, sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los malvados.

El Señor reina eternamente, tu Dios, Sión, de edad en edad.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.

El Espíritu del Señor está sobre mí; me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres.

Lectura breve

Is 45,8

Cielos, destilad el rocío; nubes, derramad al Justo; ábrase la tierra y brote la salvación, y con ella germine la justicia.

Responsorio breve

V/. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
R/. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
V/. Su gloria aparecerá sobre ti.
R/. Amanecerá el Señor.
V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.

Cántico Evangélico

En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Aleluya.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo, por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.

En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Aleluya.

Preces

Imploremos, hermanos, a Dios Padre, que ha enviado a su Hijo para salvar el mundo, y digámosle suplicantes:

Muéstranos, Señor, tu misericordia

Padre lleno de amor, no permitas que nuestra vida y nuestras obras rechacen a Cristo, tu enviado,
pues nuestra lengua lo proclama con fe plena.
Muéstranos, Señor, tu misericordia

Tú que enviaste a tu Hijo para salvación de los hombres,
aleja de nuestra nación y del mundo entero toda desgracia y todo dolor.
Muéstranos, Señor, tu misericordia

Que la tierra entera, que se alegra por la venida de tu Hijo,
experimente más aún el júbilo de poseerte plenamente.
Muéstranos, Señor, tu misericordia

Concédenos, por tu misericordia, llevar ya desde ahora una vida sobria, honrada y religiosa,
mientras aguardamos la dichosa esperanza, la aparición gloriosa de Jesucristo.
Muéstranos, Señor, tu misericordia

Dejemos que el Espíritu de Dios, que ha sido derramado en nuestros corazones, se una a nuestro espíritu, para clamar:

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

Oración final

Señor Dios, que con la venida de tu Hijo has querido redimir al hombre sentenciado a muerte, concede a los que van a adorarlo, hecho niño en Belén, participar de los bienes de su redención. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.

El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
Amén.

¡Oh, Señora mía, oh, ¡Madre mía!
yo me ofrezco enteramente a vos
y, en prueba de mi filial afecto,
os consagro en este día
mis ojos, mis oídos, mi lengua, y mi corazón,
en una palabra, todo mi ser.
Ya que soy todo vuestro, ¡oh, madre de bondad!,
guardadme y defendedme
como hijo y posesión vuestra.
Amen.

 

Loading