Inicio - Oraciones - Laudes del día - Laudes - oración de la mañana - viernes 02 diciembre 2022
Generic filters

Filtro

Laudes – oración de la mañana – viernes 02 diciembre 2022

Laudes

Para activar el video con la oración de la mañana dale play

V/ Señor, abre mis labios.
R/ Y mi boca proclamará tu alabanza.

Ant. Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.

Salmo 66

El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros; conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación.
Ant. Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.

¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
Ant. Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.

Que canten de alegría las naciones, porque riges al mundo con justicia, riges los pueblos con rectitud y gobiernas las naciones de la tierra.
Ant. Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.

¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
Ant. Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.

La tierra ha dado su fruto, nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga, que le teman hasta los confines del orbe.
Ant. Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.

Himno: Una clara voz resuena.

Una clara voz resuena que las tinieblas repudian, el sueño pesado ahuyentase,
Cristo en el cielo fulgura.

Despierte el alma adormida y sus torpezas sacuda, que para borrar los males un astro nuevo relumbra.

De arriba llega el Cordero que ha de lavar nuestras culpas; con lágrimas imploremos el perdón que nos depura, porque en su nueva venida que aterroriza y conturba, no tenga que castigarnos, más con piedad nos acuda.

Al Padre eterno la gloria, loor al Hijo en la altura, y al Espíritu Paráclito por siempre alabanza suma. Amén.
Salmodia

Ant 1. Aceptarás los sacrificios, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar, Señor.

Salmo 50 – Confesión del pecador arrepentido

Misericordia, Dios mío, por tu bondad; por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado.

Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado: contra ti, contra ti solo pequé, cometí la maldad que aborreces.

En la sentencia tendrás razón, en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací, pecador me concibió mi madre.

Te gusta un corazón sincero, y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio; lávame: quedaré más blanco que la nieve.

Hazme oír el gozo y la alegría, que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista, borra en mí toda culpa.

¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu.

Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso: enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores volverán a ti.

Líbrame de la sangre, ¡oh Dios, Dios, Salvador mío!, y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios, y mi boca proclamará tu alabanza.

Los sacrificios no te satisfacen; si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado: un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias.

Señor, por tu bondad, favorece a Sión, reconstruye las murallas de Jerusalén: entonces aceptarás los sacrificios rituales, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar se inmolarán novillos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Aceptarás los sacrificios, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar, Señor.

Ant 2. Con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.

Cántico: Que los pueblos todos se conviertan al Señor. Is 45, 15-25

Es verdad: tú eres un Dios escondido, el Dios de Israel, el Salvador.
Se avergüenzan y se sonrojan todos por igual, se van avergonzados los fabricantes de ídolos; mientras el Señor salva a Israel con una salvación perpetua, para que no se avergüencen ni se sonrojen nunca jamás.

Así dice el Señor, creador del cielo él es Dios, él modeló la tierra, la fabricó y la afianzó; no la creó vacía, sino que la formó habitable: «Yo soy el Señor y no hay otro.»

No te hablé a escondidas, en un país tenebroso, no dije a la estirpe de Jacob: «Buscadme en el vacío.»

Yo soy el Señor que pronuncia sentencia y declara lo que es justo.
Reuníos, venid, acercaos juntos, supervivientes de las naciones.
No discurren los que llevan su ídolo de madera, y rezan a un dios que no puede salvar.

Declarad, aducid pruebas, que deliberen juntos: ¿Quién anunció esto desde antiguo,
quién lo predijo desde entonces? ¿No fui yo, el Señor?
No hay otro Dios fuera de mí.

Yo soy un Dios justo y salvador, y no hay ninguno más.

Volveos hacia mí para salvaros, confines de la tierra, pues yo soy Dios y no hay otro.

Yo juro por mi nombre, de mi boca sale una sentencia, una palabra irrevocable:
«Ante mí se doblará toda rodilla, por mí jurará toda lengua», dirán: «Sólo el Señor tiene la justicia y el poder.»

A él vendrán avergonzados los que se enardecían contra él, con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.

Ant 3. Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones.

Salmo 99 Alegría de los que entran en el templo.
Aclama al Señor, tierra entera, servid al Señor con alegría, entrad en su presencia con aclamaciones.

Sabed que el Señor es Dios: que él nos hizo y somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño.

Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con himnos, dándole gracias y bendiciendo su nombre:

«El Señor es bueno, su misericordia es eterna, su fidelidad por todas las edades.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones.

Lectura Jr 30, 21-22
Esto dice el Señor: «Saldrá de Jacob un príncipe, su señor saldrá de en medio de él; me lo acercaré y se llegará a mí. Vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios.»

Responsorio

V. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.

V. Su gloria aparecerá sobre ti.
R. Amanecerá el Señor.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.

Cántico Evangélico

Ant. Mirad: viene el Dios y hombre de la casa de David para sentarse en el trono.

Cántico de Zacarías. El mesías y su precursor Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Mirad: viene el Dios y hombre de la casa de David para sentarse en el trono. Aleluya.

Preces

Por medio de su Hijo, Dios ha manifestado su gloria a los hombres; démosle gracias con gozo, diciendo:

Glorificado sea tu nombre, Señor.

-Señor, haz que sepamos acogernos mutuamente, como Cristo nos acogió a nosotros para dar gloria a Dios.

Glorificado sea tu nombre, Señor.

-Cólmanos de alegría y paz en nuestra fe, para que rebosemos de esperanza por la fuerza del Espíritu Santo.

Glorificado sea tu nombre, Señor.

-Con tu bondad y tu inmensa compasión ven, Señor, en ayuda de todos y sal al encuentro de los que te desean aun sin saberlo.

Glorificado sea tu nombre, Señor.

-Tú que llamas y santificas a los que eliges, llévanos a nosotros, pecadores, a tu felicidad y corónanos en tu reino.

Glorificado sea tu nombre, Señor.
El Señor se acerca para salvarnos; por eso nos atrevemos a pedir la venida de su reino, diciendo:

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

Oración

Muestra, Señor, tu poder y ven a nosotros, para que por tu protección nos veamos libres de los peligros que nos amenazan a causa de nuestros pecados. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

Conclusión
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Amén.

Loading