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Laudes – oración de la mañana – viernes 27 mayo 2022

Laudes

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V/. -Señor, abre mis labios.
R/. -Y mi boca proclamará tu alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 94.

Verdaderamente ha resucitado el Señor, Aleluya.

Himno

Tu cuerpo es lazo de amores, de Dios y el hombre ataduras; amor que a tu cuerpo acude como tu cuerpo perdura.

Tu cuerpo, surco de penas, hoy es de luz y de rocío; que lo vean los que lloran con ojos enrojecidos.

Tu cuerpo espiritual es la Iglesia congregada; tan fuerte como tu cruz,
tan bella como tu Pascua.

Tu cuerpo sacramental es de tu carne y tu sangre, y la Iglesia, que es tu Esposa, se acerca para abrazarte. Amén.

Salmodia

Ant. 1 Confía, hijo, tus pecados son perdonados. Aleluya.

Salmo 50

Misericordia, Dios mío, por tu bondad; por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado.

Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado: contra ti, contra ti solo pequé, cometí la maldad que aborreces.

En la sentencia tendrás razón, en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací, pecador me concibió mi madre.

Te gusta un corazón sincero, y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio; lávame quedaré más blanco que la nieve.

Hazme oír el gozo y la alegría, que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista, borra en mí toda culpa.

¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu.

Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso: enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores volverán a ti.

Líbrame de la sangre, ¡oh Dios, Dios salvador mío!, y cantará mi lengua tu justicia. Señor, me abrirás los labios, y mi boca proclamará tu alabanza.

Los sacrificios no te satisfacen; si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. Mi sacrificio es un espíritu quebrantado: un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias.

Señor, por tu bondad, favorece a Sión, reconstruye las murallas de Jerusalén: entonces aceptarás los sacrificios rituales, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar se inmolarán novillos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 1 Confía, hijo, tus pecados son perdonados. Aleluya.

Ant. 2 Tú, Señor, has salido con Cristo a salvar a tu pueblo. Aleluya.

Cántico Ha. 3, 2-4. 13a. 15-19

¡Señor, he oído Tu fama, me ha impresionado Tu obra!
En medio de los años, realízala; en medio de los años manifiéstala; en el terremoto acuérdate de la misericordia.

El Señor viene de Temán; el Santo, del monte Farán: su resplandor eclipsa el cielo, la tierra se llena de su alabanza; su brillo es como el día,
su mano destella velando su poder.

Sales a salvar a tu pueblo, a salvar a tu ungido; pisas el mar con tus caballos, revolviendo las aguas del océano.

Lo escuché y temblaron mis entrañas, al oírlo se estremecieron mis labios; me entró un escalofrío por los huesos, vacilaban mis piernas al andar. Tranquilo espero el día de la angustia que sobreviene al pueblo que nos oprime.

Aunque la higuera no echa yemas, las viñas no tienen frutos, aunque el olivo olvida su aceituna y los campos no dan cosechas, aunque se acaban las ovejas del redil y no quedan vacas en el establo, yo exultaré con el Señor, me gloriaré en Dios mi Salvador.

El Señor soberano es mi fuerza, él me da piernas de gacela y me hace caminar por las alturas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 2 Tú, Señor, has salido con Cristo a salvar a tu pueblo. Aleluya.

Ant. 3 Alaba a tu Dios, Sión, que ha puesto paz en tus fronteras. Aleluya.

Salmo 147

Glorifica al Señor, Jerusalén; alaba a tu Dios Sión: que ha reforzado los cerrojos de tus puertas y ha bendecido a tus hijos dentro de Ti; ha puesto paz en tus fronteras, té sacia con flor de harina.

Él envía su mensaje a la tierra, y su palabra corre veloz; manda la nieve como lana, esparce la escarcha como ceniza; hace caer el hielo como migajas y con el frío congela las aguas; envía una orden y se derriten; sopla su aliento, y corren.

Anuncia su palabra a Jacob, sus decretos y mandatos a Israel; con ninguna nación obró así, ni les dio a conocer sus mandatos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 3 Alaba a tu Dios, Sión, que ha puesto paz en tus fronteras. Aleluya.

Lectura Hch 5, 30-32

El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole de un madero. La diestra de Dios lo exaltó haciéndolo jefe y salvador, para otorgar a Israel la conversión, el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen.

Responsorio

V. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.

V. El que por nosotros colgó de madero.
R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor ha resucitado del sepulcro. Aleluya, aleluya.

Cántico evangélico

Ant. Vemos a Jesús coronado de gloria y de honor por haber padecido la muerte. Aleluya.

Cántico de Zacarías Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros día Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Vemos a Jesús coronado de gloria y de honor por haber padecido la muerte. Aleluya.

Preces

Dirijamos nuestra oración a Dios Padre, que por el Espíritu resucitó a Jesús de entre los muertos y vivificará también nuestros cuerpos mortales; digámosle:

Vivifícanos, Señor, con tu Espíritu Santo.

-Padre santo, tú que al resucitar a tu Hijo de entre los muertos manifestaste que habías aceptado su sacrificio, acepta también la ofrenda de nuestro día y conducenos a la plenitud de la vida.

Vivifícanos, Señor, con tu Espíritu Santo.

-Bendice, Señor, las acciones de nuestro día y ayúdanos a buscar en ellas tu gloria y el bien de nuestros hermanos.

Vivifícanos, Señor, con tu Espíritu Santo.

-Que el trabajo de hoy sirva para la edificación de un mundo nuevo
y nos conduzca también a tu reino eterno.

Vivifícanos, Señor, con tu Espíritu Santo.

-Te pedimos, Señor, que nos hagas ser siempre solícitos del bien de los hombres y que nos ayudes a amarnos mutuamente.

Vivifícanos, Señor, con tu Espíritu Santo
Dirijamos ahora al Padre nuestra oración con las mismas palabras que Cristo nos enseñó:

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

Oración.

Escucha, Señor, nuestra oración y haz que mendiante la predicación del Evangelio llegue a ser realidad en todo el mundo la salvación inaugurada en la glorificación de tu Hijo, y que todos los hombres al cancen la adopción filial que él anunció con su palabra de verdad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

Conclusión.

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R, Amén.

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A Ti, celestial Princesa, Virgen Sagrada María, yo te ofrezco en este día alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía. Amen.

 

 

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