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Laudes I oración de la mañana I domingo 28 febrero 2021

Laudes

¡Señor, abre mis labios!

¡Y  mi boca proclamará tu alabanza!

Salmo 66:

¡Qué todos los pueblos alaben al Señor!

¡Venid adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió!

El Señor tenga piedad y nos bendiga,

ilumine su rostro sobre nosotros;

conozca la tierra tus caminos,

todos los pueblos tu salvación.

¡Venid adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió!

¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,

que todos los pueblos te alaben.

¡Venid adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió!

Que canten de alegría las naciones,

porque riges el mundo con justicia,

riges los pueblos con rectitud

y gobiernas las naciones de la tierra.

¡Venid adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió!

¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,

que todos los pueblos te alaben.

¡Venid adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió!

La tierra ha dado su fruto,

nos bendice el Señor, nuestro Dios.

Que Dios nos bendiga; que le teman

hasta los confines del orbe.

¡Venid adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió!

¡Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo!

¡Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos!

¡Amén!

¡Venid adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió!

Himno:

¡Oh sol de salvación, oh Jesucristo!,

alumbra lo más hondo de las almas,

en tanto que la noche retrocede

y el día sobre el mundo se levanta.

Junto con este favorable tiempo

danos ríos de lágrimas copiosas,

para lavar el corazón que, ardiendo,

en jubilosa caridad se inmola.

La fuente que hasta ayer manó delitos

ha de manar desde hoy peredne llanto,

si con la vara de la penitencia

el pecho empedernido es castigado.

Ya se avecina el día, el día tuyo,

volverá a florecer el universo;

compartamos su gozo los que fuimos

devueltos, por tu mano, a tus senderos.

¡Oh Trinidad clemente!, que te adoren

tierra y cielo a tus pies arrodillados,

y que nosotros, por tu gracia nuevos,

cantemos en tu honor un nuevo canto.

¡Amén!

Salmodia:

¡La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa!

Salmo 117:

Dad gracias al Señor porque es bueno,

porque es eterna su misericordia.

Diga la casa de Israel:

eterna es su misericordia.

Diga la casa de Aarón:

eterna es su misericordia.

Digan los fieles del Señor:

eterna es su misericordia.

En el peligro grité al Señor,

y me escuchó, poniéndome a salvo.

El Señor está conmigo: no temo;

¿qué podrá hacerme el hombre?

El Señor está conmigo y me auxilia,

veré la derrota de mis adversarios.

Mejor es refugiarse en el Señor

que fiarse de los hombres,

mejor es refugiarse en el Señor

que fiarse de los jefes.

Todos los pueblos me rodeaban,

en el nombre del Señor los rechacé;

me rodeaban cerrando el cerco,

en el nombre del Señor los rechacé;

me rodeaban como avispas,

ardiendo como fuego en las zarzas,

en el nombre del Señor los rechacé.

Empujaban y empujaban para derribarme,

pero el Señor me ayudó;

el Señor es mi fuerza y mi energía,

él es mi salvación.

Escuchad: hay cantos de victoria

en las tiendas de los justos:

La diestra del Señor es poderosa,

la diestra del Señor es excelsa,

la diestra del Señor es poderosa.

No he de morir, viviré

para contar las hazañas del Señor.

Me castigó, me castigó el Señor,

pero no me entregó a la muerte.

Abridme las puertas del triunfo,

y entraré para dar gracias al Señor.

Esta es la puerta del Señor:

los vencedores entrarán por ella.

Te doy gracias porque me escuchaste

y fuiste mi salvación.

La piedra que desecharon los arquitectos

es ahora la piedra angular.

Es el Señor quien lo ha hecho,

ha sido un milagro patente.

Este es el día en que actuó el Señor:

sea nuestra alegría y nuestro gozo.

Señor, danos la salvación;

Señor, danos prosperidad.

Bendito el que viene en nombre del Señor,

os bendecimos desde la casa del Señor;

el Señor es Dios, él nos ilumina.

Ordenad una procesión con ramos

hasta los ángulos del altar.

Tú eres mi Dios, te doy gracias;

Dios mío, yo te ensalzo.

Dad gracias al Señor porque es bueno,

porque es eterna su misericordia.

¡Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo!

¡Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos!

¡Amén!

¡La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa!

¡Cantemos el himno de los tres jóvenes, que cantaban en el horno bendiciendo al Señor! Cántico:

Daniel 3, 52 – 57

Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres:

a ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito tu nombre, santo y glorioso:

a él gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres en el templo de tu santa gloria:

a ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres sobre el trono de tu reino:

a ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres tú, que sentado sobre querubines

sondeas los abismos:

a ti gloria y alabanza por los siglos.

Bendito eres en la bóveda del cielo:

a ti honor y alabanza por los siglos.

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,

ensalzadlo con himnos por los siglos.

¡Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo!

¡Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos!

¡Amén!

¡Cantemos el himno de los tres jóvenes, que cantaban en el horno bendiciendo al Señor!

¡Alabad al Señor en su fuerte firmamento!

Salmo 150:

Alabad al Señor en su templo,

alabadlo en su fuerte firmamento.

Alabadlo por sus obras magníficas,

alabadlo por su inmensa grandeza.

Alabadlo tocando trompetas,

alabadlo con arpas y cítaras.

Alabadlo con tambores y danzas,

alabadlo con trompas y flautas.

Alabadlo con platillos sonoros,

alabadlo con platillos vibrantes.

Todo ser que alienta alabe al Señor.

¡Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo!

¡Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos!

¡Amén!

¡Alabad al Señor en su fuerte firmamento!

Lectura breve:

Nehemías 8, 9ª – 10

Hoy es un día consagrado a nuestro Dios, no hagáis duelo, ni lloréis, pues, es un día consagrado a nuestro Dios; no estéis tristes, pues, el gozo en el Señor es vuestra fortaleza.

Responsorio breve:

Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.

Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.

Tú que estás sentado a la derecha del Padre.

Ten piedad de nosotros.

Gloria al Padre y al Hijo y el Espíritu Santo.

Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.

Cántico evangélico:

¡Por medio del Evangelio, nuestro Salvador Jesucristo, destruyó la muerte y sacó a la luz la vida inmortal!

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

realizando la misericordia

que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que juró a nuestro padre:  Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de los enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,

porque irás delante del Señor

a preparar sus caminos,

anunciando a su pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas

y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos

por el camino de la paz.

¡Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo!

¡Cómo era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos!

¡Amén!

¡Por medio del Evangelio, nuestro Salvador Jesucristo, destruyó la muerte y sacó a la luz la vida inmortal!

Preces:

Glorifiquemos a Dios, cuya bondad es infinita, y elevemos a él nuestra oración por medio de Jesucristo, que está siempre vivo para interceder en favor nuestro; digámosle:

Enciende, Señor, en nosotros la llama de tu amor.

Dios de misericordia, haz que hoy nos entreguemos generosamente a las obras de amor al prójimo.

Para que tu misericordia, a través de nosotros, llegue a todos los hombres.

Tú que en el arca salvaste a Noé de las aguas del diluvio.

Salva por el agua del bautismo a los catecúmenos.

Concédenos vivir no sólo de pan.

Sino de toda palabra que sale de tu boca.

Haz que, con tu ayuda, venzamos toda disensión.

Y podamos gozarnos en el don de tu paz y de tu amor.

Por Jesús, nos llamamos y somos hijos de Dios, por ello nos atrevemos a decir:

¡Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo;

danos, hoy,  nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal!

Oración final:

Señor, Padre Santo, tú que nos has mandado escuchar a tu Hijo, el Predilecto, alimenta nuestro espíritu con tu palabra, así con mirada limpia, contemplaremos gozosos la gloria de tu rostro.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios por los siglos de los siglos.

¡Amén!

El Señor nos bendiga, y nos guarde de todo mal, y nos lleve a la vida eterna.

¡Amén!

Salve Reina de los Cielos y Señora de los Ángeles; salve raíz, salve puerta, que dio paso a nuestra luz. Alégrate, Virgen Gloriosa, entre todas, la más bella; salve agraciada doncella,  ruega a Cristo por nosotros.

¡Amén!

 

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