Laudes
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¡Señor, abre mis labios!
¡Y mi boca proclamará tu alabanza!
Salmo 66:
¡Qué todos los pueblos alaben al Señor!
Venid, adoremos al Dios verdadero, uno en la Trinidad y trino en la Unidad.
El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros; conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación.
Venid, adoremos al Dios verdadero, uno en la Trinidad y trino en la Unidad.
¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
Venid, adoremos al Dios verdadero, uno en la Trinidad y trino en la Unidad.
Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia, riges los pueblos con rectitud y gobiernas las naciones de la tierra.
Venid, adoremos al Dios verdadero, uno en la Trinidad y trino en la Unidad.
¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
Venid, adoremos al Dios verdadero, uno en la Trinidad y trino en la Unidad.
La tierra ha dado su fruto, nos bendice el Señor, nuestro Dios. Que Dios nos bendiga; que le teman hasta los confines del orbe.
Venid, adoremos al Dios verdadero, uno en la Trinidad y trino en la Unidad.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
¡Amén!
Venid, adoremos al Dios verdadero, uno en la Trinidad y trino en la Unidad.
Himno:
El Dios uno y trino, misterio de amor, habita en los cielos y en mi corazón.
Dios escondido en el misterio, como la luz que apaga estrellas; Dios que te ocultas a los sabios, y a los pequeños te revelas.
No es soledad, es compañía, es un hogar tu vida eterna, es el amor que se desborda
de un mar inmenso sin riberas.
Padre de todos, siempre joven, al Hijo amado eterno engendras, y el Santo Espíritu procede como el amor que a los dos sella.
Padre, en tu gracia y tu ternura, la paz, el gozo y la belleza, danos ser hijos en el Hijo
y hermanos todos en tu Iglesia.
Al Padre, al Hijo y al Espíritu, acorde melodía eterna, honor y gloria por los siglos
canten los cielos y la tierra.
¡Amén!
Salmodia:
A ti el honor y el imperio, a ti la gloria y el poder, a ti la alabanza y la aclamación por los siglos de los siglos, oh Santa Trinidad.
Salmo 62,2-9:
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti; mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria! Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote. Me saciaré como de enjundia y de manteca, y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti y velando medito en ti, porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus alas canto con júbilo; mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
¡Amén!
A ti el honor y el imperio, a ti la gloria y el poder, a ti la alabanza y la aclamación por los siglos de los siglos, oh Santa Trinidad.
Todas tus criaturas, oh Trinidad Santa, justamente te alaban, te adoran y te glorifican.
Cántico:
Daniel 3,57-88.56
Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor; cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor; ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor; astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor; vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor; fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor; témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor; noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor; rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor, ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor; cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor; mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor; aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor; siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor; santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo, ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo, alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
Todas tus criaturas, oh Trinidad Santa, justamente te alaban, te adoran y te glorifican.
Él es el origen, guía y meta del universo. A él la gloria por los siglos.
Salmo 149:
Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras; porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas: con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos.
Para tomar venganza de los pueblos y aplicar el castigo a las naciones, sujetando a los reyes con argollas, a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
¡Amén!
Él es el origen, guía y meta del universo. A él la gloria por los siglos.
Lectura breve:
1ra de Corintios 12, 4-6
Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos.
Responsorio breve:
A ti la alabanza y la gloria, oh santa Trinidad. A ti la alabanza y la gloria, oh santa Trinidad.
A ti la acción de gracias por los siglos de los siglos. Oh santa Trinidad.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. A ti la alabanza y la gloria, oh santa Trinidad.
Cántico evangélico:
Bendita sea, ahora y por siempre, y por todos los siglos, la santa y única Trinidad, que ha creado y gobierna todas las cosas.
Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre: Abraham.
Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
¡Amén!
Bendita sea, ahora y por siempre, y por todos los siglos, la santa y única Trinidad, que ha creado y gobierna todas las cosas.
Preces:
Llenos de alegría, adoremos y glorifiquemos al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo:
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Padre santo, a nosotros, que no sabemos pedir lo que nos conviene, dígnate darnos el Espíritu Santo,para venga en ayuda de nuestra debilidad e interceda por nosotros según tú.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Hijo de Dios, que pediste al Padre que diera a tu Iglesia el Defensor, haz que el Espíritu de la verdad esté siempre con nosotros.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Ven, Espíritu Santo, y comunícanos tus frutos: el amor, la alegría, la paz, la comprensión, la servicialidad, la bondad, la lealtad, la amabilidad, el dominio de sí, la sobriedad, la castidad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Padre todopoderoso, que enviaste a nuestros corazones el Espíritu de tu Hijo, que clama: ¡Abba, Padre!, haz que nos dejemos llevar por el Espíritu, para que seamos herederos tuyos y coherederos con Cristo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Cristo, que enviaste el Defensor, que procede del Padre, para que diera testimonio de ti, haz que nosotros también demos testimonio de ti ante los hombres.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Digamos ahora todos juntos la oración que nos enseñó el mismo Señor:
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo; danos, hoy, nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
Oración final:
Dios, Padre todopoderoso, que has enviado al mundo la palabra de la verdad y el Espíritu de la santificación para revelar a los hombres tu admirable misterio, concédenos profesar la fe verdadera, conocer la gloria de la eterna Trinidad y adorar su Unidad todopoderosa.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
¡Amén!
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal, y nos lleve a la vida eterna.
¡Amén!
Dulce Madre, no te alejes; tu vista de nosotros, no apartes; ven con nosotros a todas partes y solos nunca nos dejes, y ya que nos amas tanto, como verdadera madre que eres, haz que nos bendiga el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
¡Amén!