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Laudes I oración de la mañana I sábado 6 febrero 2021

Santos Pablo Miki y compañeros mártires.

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Laudes

¡Señor abre mis labios!

R/: ¡Y mi boca proclamará tu alabanza!

Salmo 99:

Alegría de los que entran en el templo.

¡Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires!

Aclama al Señor, tierra entera, servid al Señor con alegría, entrad en su presencia con aclamaciones.

R/: ¡Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires!

Sabed que el Señor es Dios: que él nos hizo y somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño.

R/: ¡Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires!

Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con himnos, dándole gracias y bendiciendo su nombre.

R/: ¡Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires!

“El Señor es bueno, su misericordia es eterna, su fidelidad por todas las edades.”

R/: ¡Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires!

¡Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo!

R/: ¡Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos!, ¡Amén!

¡Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires!

Himno:

Testigos de amor de Cristo Señor, mártires santos.

Rosales en flor, de Cristo el olor, mártires santos.

Palabras en luz de Cristo Jesús, mártires santos.

Corona inmortal del Cristo total, mártires santos. Amén.

Salmodia:

¡Es bueno tocar para tu nombre, oh Altísimo, y proclamar por la mañana tu misericordia!

Salmo 91:

Es bueno dar gracias al Señor y tocar para tu nombre, oh Altísimo,

proclamar por la mañana tu misericordia y de noche tu fidelidad,

con arpas de diez cuerdas y laúdes, sobre arpegios de cítaras.

Tus acciones, Señor, son mi alegría, y mi júbilo, las obras de tus manos.

¡Qué magníficas son tus obras, Señor, qué profundos tus designios!

El ignorante no los entiende ni el necio se da cuenta.

Aunque germinen como hierba los malvados y florezcan los malhechores,

serán destruidos para siempre.

Tú, en cambio, Señor, eres excelso por los siglos.

Porque tus enemigos, Señor, perecerán, los malhechores serán dispersados;

pero a mí me das la fuerza de un búfalo y me unges con aceite nuevo.

Mis ojos no temerán a mis enemigos, mis oídos escucharán su derrota.

El justo crecerá como una palmera, y se alzará como un cedro del Líbano:

plantado en la casa del Señor, crecerá en los atrios de nuestro Dios;

en la vejez seguirá dando fruto y estará lozano y frondoso,

para proclamar que el Señor es justo, que en mi Roca no existe la maldad.

¡Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo!

R/: ¡Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos!, ¡Amén!

¡Es bueno tocar para tu nombre, oh Altísimo, y proclamar por la mañana tu misericordia!

¡Os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo!

Cántico:

Ezequiel, capítulo 36, versículos 24 al 28.

Os recogeré de entre las naciones, os reuniré de todos los países, y os llevaré a vuestra tierra.

Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará:

de todas vuestras inmundicias e idolatrías os he de purificar;

y os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo;

arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.

Os infundiré mi espíritu, y haré que caminéis según mis preceptos,

y que guardéis y cumpláis mis mandatos.

Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres.

Vosotros seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios.

¡Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo!

R/: ¡Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos!, ¡Amén!

¡Os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo!

¡De la boca de los niños de pecho, Señor, has sacado una alabanza!

Salmo 8:

Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!

Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.

De la boca de los niños de pecho has sacado una alabanza contra tus enemigos,

para reprimir al adversario y al rebelde.

Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,

la luna y las estrellas que has creado,

¿qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano, para darle poder?

Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad,

le diste el mando sobre las obras de tus manos, todo lo sometiste bajo sus pies:

rebaños de ovejas y toros, y hasta las bestias del campo,

las aves del cielo, los peces del mar, que trazan sendas por el mar.

Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!

¡Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo!

R/: ¡Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos!, ¡Amén!

¡De la boca de los niños de pecho, Señor, has sacado una alabanza!

Lectura breve:

Segunda de Corintios, capítulo 1, versículos 3 al 5.

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y Dios del  consuelo;

él nos alienta en nuestras luchas, hasta el punto de poder nosotros alentar a los demás en cualquier lucha,

Repartiendo con ellos el ánimo que nosotros recibimos de Dios.

Si los sufrimientos de Cristo rebosan sobre nosotros, gracias a Cristo rebosa en proporción nuestro ánimo.

RESPONSORIO BREVE:

Los justos viven eternamente.

Los justos viven eternamente.

Reciben de Dios su recompensa.

Viven eternamente.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Los justos viven eternamente.

Cántico evangélico: 

¡Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos!

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo,

Suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo,

Según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian;

Realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza,

Y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos,

Le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

Anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto,

Para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

¡Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo!

R/: ¡Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos!, ¡Amén!

¡Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos!

Preces:

Celebremos, amados hermanos, a nuestro Salvador, el testigo fiel, y al recordar hoy a los santos mártires que murieron a causa de la palabra de Dios, aclamémosle diciendo:

¡Nos has comprado, Señor, con tu sangre!

Por la intercesión de los santos mártires que entregaron libremente su vida como testimonio de la fe,

concédenos, Señor, la verdadera libertad de espíritu.

Por la intercesión de los santos mártires que proclamaron la fe hasta derramar su sangre,

concédenos, Señor, la integridad y la constancia de la fe.

Por la intercesión de los santos mártires que soportando la cruz siguieron tus pasos,

concédenos, Señor, soportar con generosidad las contrariedades de la vida.

Por la intercesión de los santos mártires que lavaron su manto en la sangre del Cordero,

concédenos, Señor, vencer las obras del mundo y de la carne.

Contentos por sabernos hijos de Dios, digamos a nuestro Padre:

Padre nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea tu nombre,

Venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el Cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden,

No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. ¡Amén!

Oración:

Oh Dios, fortaleza de todos los santos, que has llamado a san Pablo Miki y a sus compañeros a la vida eterna por medio de la cruz,

Concédenos, por su intercesión, mantener con vigor, hasta la muerte, la fe que profesamos.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

¡El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna!

Amén.

Madre del Redentor, Virgen fecunda;

Puerta del cielo siempre abierta, Estrella del mar.

Ven a librar al pueblo que tropieza y se quiere levantar.

Ante la admiración de cielo y tierra,

Engendraste a tu Santo Creador y permaneces siempre Virgen.

Recibe el saludo del Ángel Gabriel y ten piedad de nosotros pecadores.

¡El Señor nos bendiga, nos guarde de todos mal y nos lleve a la vida eterna!

R/: ¡Amén!

 

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