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Laudes I oración de la mañana I viernes 19 febrero 2021

Laudes

¡Señor abre mis labios!

R/: ¡Y mi boca proclamará tu alabanza!

Salmo 66

¡Qué todos los pueblos alaben al Señor!

R/: ¡Venid adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió!

El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros;

conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación.

R/: ¡Venid adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió!

¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.

R/: ¡Venid adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió!

Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia,

riges los pueblos con rectitud y gobiernas las naciones de la tierra.

R/: ¡Venid adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió!

¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.

R/: ¡Venid adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió!

La tierra ha dado su fruto, nos bendice el Señor, nuestro Dios.

Que Dios nos bendiga; que le teman hasta los confines del orbe.

R/: ¡Venid adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió!

¡Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo!

R/: ¡Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos!,  ¡amén!

R/: ¡Venid adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió!

Himno:

Delante de la cruz, los ojos míos,
quédenseme, Señor; así mirando,
y sin ellos quererlo, estén llorando,
porque pecaron mucho y están fríos.

R/: Y estos labios que dicen mis desvíos,
quédenseme, Señor; así cantando,
y, sin ellos quererlo, estén rezando,
porque pecaron mucho y son impíos.

Y así, con la mirada en vos prendida,
así, con la palabra prisionera
como la carne a vuestra cruz asida.

R/: Quédeseme, Señor, el alma entera,
y así, clavada en vuestra cruz, mi vida,
Señor, así, cuando queráis, me muera.

¡Amén!

Salmodia:

R/: ¡Oh Dios, crea en mi  un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme!

Salmo 50

Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa;

lava del todo mi delito, limpia mi pecado.

R/: Pues yo reconozco mi culpa,

tengo siempre presente mi pecado: contra ti, contra ti solo pequé,

cometí la maldad que aborreces. En la sentencia tendrás razón,

en el juicio resultarás inocente. Mira, en la culpa nací, pecador me concibió mi madre.

R/: Te gusta un corazón sincero, y en mi interior me inculcas sabiduría.

Rocíame con el hisopo: quedaré limpio; lávame: quedaré más blanco que la nieve.

Hazme oír el gozo y la alegría, que se alegren los huesos quebrantados.

Aparta de mi pecado tu vista, borra en mí toda culpa.

¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme;

no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu.

Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso:

enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores volverán a ti.

R/: Líbrame de la sangre, ¡oh Dios!,

Dios, Salvador mío, y cantará mi lengua tu justicia.

Señor, me abrirás los labios, y mi boca proclamará tu alabanza.

Los sacrificios no te satisfacen: si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.

Mi sacrificio es un espíritu quebrantado; un corazón quebrantado y humillado,

tú no lo desprecias.

R/: Señor, por tu bondad, favorece a Sión,

reconstruye las murallas de Jerusalén: entonces aceptarás los sacrificios rituales,

ofrendas y holocaustos, sobre tu altar se inmolarán novillos.

¡Gloria al Padre y al Hijo y el Espíritu Santo!

R/:¡Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos!

¡Amén!

R/: ¡Oh Dios, crea en mi  un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme!

R/: ¡Alégrate Jerusalén, porque en ti se reunirán todos los pueblos!

 Cántico:

Tobías, capítulo 13; versículos 10 al 13, 15-16b al 17a

Que todos alaben al Señor

y le den gracias en Jerusalén.

Jerusalén, ciudad santa,

él te castigó por las obras de tus hijos,

pero volverá a apiadarse del pueblo justo.

R/: Da gracias al Señor como es debido

y bendice al Rey de los siglos,

para que su templo

sea reconstruido con júbilo,

Para que é,  alegre en ti

a todos los desterrados,

y ame en ti a todos los desgraciados,

por los siglos de los siglos.

R/: Una luz esplendente iluminará

a todas las regiones de la tierra.

Vendrán a ti, de lejos, muchos pueblos,

y los habitantes del confín de la tierra

vendrán a visitar al Señor, tu Dios,

con ofrendas para el rey del cielo.

Generaciones sin fin

cantarán vítores en tu recinto,

y el nombre de la elegida

durará para siempre.

R/: Saldrás entonces con júbilo

al encuentro del pueblo justo,

porque todos se reunirán

para bendecir al Señor del mundo.

Dichosos los que te aman,

dichosos los que te desean la paz.

R/: Bendice, alma mía, al Señor,

al Rey soberano,

porque Jerusalén será reconstruida,

y allí, su templo para siempre.

¡Gloria al Padre y al Hijo y el Espíritu Santo!

R/:¡Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos!

¡Amén!

¡Alégrate Jerusalén, porque en ti se reunirán todos los pueblos!

R/:¡Sión, alaba a tu Dios, que envía su mensaje a La Tierra!

Salmo 147

Glorifica al Señor, Jerusalén;

alaba a tu Dios, Sión:

que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,

y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;

ha puesto paz en tus fronteras,

te sacia con flor de harina.

R/: Él envía su mensaje a la tierra,

y su palabra corre veloz;

manda la nieve como lana,

esparce la escarcha como ceniza.

Hace caer el hielo como migajas

y con el frío congela las aguas;

envía una orden, y se derriten;

sopla su aliento, y corren.

R/: Anuncia su palabra a Jacob,

sus decretos y mandatos a Israel;

con ninguna nación obró así,

ni les dio a conocer sus mandatos.

¡Gloria al Padre y al Hijo y el Espíritu Santo!

R/:¡Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos!

¡Amén!

R/:¡Sión, alaba a tu Dios, que envía su mensaje a La Tierra!

Lectura breve:

Isaías; capítulo 53, versículos 11b al 12.

Mi siervo justificara a muchos, porque cargó con los crímenes de ellos; le daré una multitud como parte y tendrá como despojo una muchedumbre, porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los pecadores; él tomó el pecado de muchos e intercedió por los pecadores.

Responsorio breve:

Él me librará de la red del cazador.

R/: Él me librará de la red del cazador.

Me cubrirá con sus plumas.

R/:De la red del cazador.

¡Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo!

R/:¡Él me librará de la red del cazador!

Cántico evangélico:

R/:¡viste al que va desnudo y no te cierres a tu propia carne, entonces romperá tu luz como la aurora, te abrirá camino: la justicia!

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

R/: Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

realizando la misericordia

que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de los enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.

R/: Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,

porque irás delante del Señor

a preparar sus caminos,

anunciando a su pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas

y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos

por el camino de la paz.

¡Gloria al Padre y al Hijo y el Espíritu Santo!

R/:¡Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos!

¡Amén!

¡viste al que va desnudo y no te cierres a tu propia carne, entonces romperá tu luz como la aurora, te abrirá camino: la justicia!

Preces:

Acudamos a Cristo, nuestro Salvador, que nos redimió con su muerte y resurrección, y supliquémosle, diciendo:

R/: ¡Señor, ten piedad de nosotros!

Tú que subiste a Jerusalén para sufrir la pasión y entrar así en la gloria,
R/: conduce a tu Iglesia a la Pascua eterna.

Tú que, exaltado en la cruz, quisiste ser atravesado por la lanza del soldado,
R/:sana nuestras heridas.

Tú que convertiste el madero de la cruz en árbol de vida,
R/:haz que los renacidos en el bautismo gocen de la abundancia de los frutos de este árbol.

Tú que clavado en la cruz, perdonaste al ladrón arrepentido,
R/: perdónanos también a nosotros, pecadores.

Con el gozo que nos da el sabernos hijos de Dios, digamos con confianza:

Como hijos que somos de Dios , dirijámonos a nuestro Padre con la oración que Cristo nos enseñó:

¡Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo;

R/:danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal!

Oración final:

Confírmanos, Señor, en el espíritu de penitencia con que hemos empezado la Cuaresma y que la austeridad exterior que practicamos vaya siempre acompañada por la sinceridad de corazón por nuestro Señor Jesucrist,  tu hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

R/: ¡Amén!

El Señor nos bendiga y nos guarde de todo mal, y nos lleve a la vida eterna.

R/: ¡Amén!

R/: Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,

vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve.

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva;

a ti suspiramos, gimiendo y llorando

en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra,

vuelve a nosotros esos tus ojos

misericordiosos; y después de este destierro,

muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.

¡Oh, clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!

¡Amén!

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