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Oficio de lectura – sábado 07 enero 2023

Oficio de Lectura

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno: Ayer, en leve centella

Ayer, en leve centella, te vio Moisés sobre el monte; hoy no basta el horizonte para contener tu estrella.

Los magos preguntan; y ella de un Dios infante responde que en duras pajas se acuesta y más se nos manifiesta cuanto más hondo se esconde. Amén.

Salmodia

Ant 1. Acuérdate de nosotros, Señor, visítanos con tu salvación.

Salmo 105 Bondad de dios e infidelidad del pueblo a través de la historia de la salvación

Dad gracias al Señor porque es bueno: porque es eterna su misericordia.

¿Quién podrá contar las hazañas de Dios, pregonar toda su alabanza?
Dichosos los que respetan el derecho y practican siempre la justicia.

Acuérdate de mí por amor a tu pueblo, visítame con tu salvación: para que vea la dicha de tus escogidos, y me alegre con la alegría de tu pueblo, y me gloríe con tu heredad.

Hemos pecado como nuestros padres, hemos cometido maldades e iniquidades.
Nuestros padres en Egipto no comprendieron tus maravillas; no se acordaron de tu abundante misericordia, se rebelaron contra el Altísimo en el mar Rojo, pero Dios los salvó por amor de su nombre, para manifestar su poder.

Increpó al mar Rojo, y se secó, los condujo por el abismo como por tierra firme; los salvó de la mano del adversario, los rescató del puño del enemigo;

las aguas cubrieron a los atacantes, y ni uno sólo se salvó: entonces creyeron sus palabras, cantaron su alabanza.

Bien pronto olvidaron sus obras, y no se fiaron de sus planes: ardían de avidez en el desierto y tentaron a Dios en la estepa.
Él les concedió lo que pedían, pero les mandó un cólico por su gula.

Envidiaron a Moisés en el campamento, y a Aarón, el consagrado al Señor: se abrió la tierra y se tragó a Datán, se cerró sobre Abirón y sus secuaces; un fuego abrasó a su banda, una llama consumió a los malvados.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Acuérdate de nosotros, Señor, visítanos con tu salvación.

Ant 2. No olvidéis la alianza que el Señor, vuestro Dios, pactó con vosotros.

Salmo 105

En Horeb se hicieron un becerro, adoraron un ídolo de fundición, cambiaron su Gloria por la imagen de un toro que come hierba.

Se olvidaron de Dios, su salvador, que había hecho prodigios en Egipto, maravillas en el país de Cam, portentos junto al mar Rojo.

Dios hablaba ya de aniquilarlos; pero Moisés, su elegido, se puso en la brecha frente a él para apartar su cólera del exterminio.

Despreciaron una tierra envidiable, no creyeron en su palabra; murmuraban en las tiendas, no escucharon la voz del Señor.

El alzó la mano y juró que los haría morir en el desierto, que dispersaría su estirpe por las naciones y los aventaría por los países.

Se acoplaron con Baal Fegor, comieron de los sacrificios a dioses muertos; provocaron a Dios con sus perversiones, y los asaltó una plaga;

pero Finés se levantó e hizo justicia, y la plaga cesó; y se le apuntó a su favor por generaciones sin término.

Lo irritaron junto a las aguas de Meribá, Moisés tuvo que sufrir por culpa de ellos; le habían amargado el alma, y desvariaron sus labios.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. No olvidéis la alianza que el Señor, vuestro Dios, pactó con vosotros.

Ant 3. Sálvanos, Señor, y reúnenos de entre los gentiles.

Salmo 105

No exterminaron a los pueblos que el Señor les había mandado; emparentaron con los gentiles, imitaron sus costumbres; adoraron sus ídolos y cayeron en sus lazos; inmolaron a los demonios sus hijos y sus hijas; derramaron la sangre inocente y profanaron la tierra ensangrentándola; se marcharon con sus acciones y se prostituyeron con sus maldades.

La ira del Señor se encendió contra su pueblo, y aborreció su heredad; los entregó en manos de gentiles, y sus adversarios los sometieron; sus enemigos los tiranizaban y los doblegaron bajo su poder.

Cuántas veces los libró; más ellos, obstinados en su actitud, perecían por sus culpas; pero él miró su angustia, y escuchó sus gritos.

Recordando su pacto con ellos, se arrepintió con inmensa misericordia; hizo que movieran a compasión a los que los habían deportado.

Sálvanos, Señor, Dios nuestro, reúnenos de entre los gentiles: daremos gracias a tu santo nombre, y alabarte será nuestra gloria.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, desde siempre y por siempre. Y todo el pueblo diga: «¡Amén!»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Sálvanos, Señor, y reúnenos de entre los gentiles.

V. En estos tiempos, que son los últimos, nos ha hablado Dios por medio de su hijo.
R. Por quien creó los mundos.

Primera lectura

Del libro del profeta Isaías 61, 1-11

El espíritu del Señor esta sobre su siervo

El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los pobres, para vendar los corazones desgarrados, para proclamar la amnistía a los cautivos, la libertad a los prisioneros, para proclamar el año de gracia del Señor, el día del desquite de nuestro Dios, para consolar a los afligidos de Sión, para cambiar su ceniza en corona, su traje de luto en perfume de fiesta, su abatimiento en cánticos.

Estos serán llamados «Robles de justicia», «Plantación del Señor» para manifestar su gloria. Reconstruirán las viejas ruinas, levantarán los edificios caídos, renovarán las ciudades desoladas, los escombros de pasadas generaciones. Vendrán extranjeros a pastorear vuestros rebaños, y serán forasteros vuestros labradores y viñadores. Vosotros seréis llamados «Sacerdotes del Señor», «ministros de nuestro Dios» se os llamará. Comeréis la opulencia de las naciones y tomaréis posesión de sus riquezas.

Por haber sido duplicada su vergüenza y por haber sido su herencia la afrenta y los salivazos, por eso en su propia tierra obtendrán una porción doble y disfrutarán de una eterna alegría.

Pues yo, el Señor, amo la justicia y detesto la rapiña y el crimen. Yo les daré su recompensa con toda fidelidad y haré con ellos una alianza eterna. Su raza será célebre entre las naciones y sus vástagos entre los pueblos. Cuantos los vean reconocerán que son raza bendita del Señor. Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como a un novio que se pone la corona, o a una novia que se adorna con sus joyas.

Como el suelo echa sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los himnos, ante todos los pueblos.

Responsorio Is 61, 1; Jn 8, 42

R. El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido; me ha enviado para dar la buena noticia a los pobres, para vendar los corazones desgarrados, para proclamar la amnistía de los cautivos, la libertad a los prisioneros.

V. Yo procedo y vengo del Padre; no he venido por cuenta propia, sino que he sido enviado por él.
R. Para vendar los corazones desgarrados, para proclamar la amnistía de los cautivos, la libertad a los prisioneros.

Segunda lectura

De los sermones de san Agustín, obispo

Dios se hizo hombre para que el hombre se hiciera Dios

Queridos hermanos, nuestro Señor Jesucristo, que ha creado todas las cosas desde la eternidad, se ha convertido hoy en nuestro salvador, al nacer de su madre. Quiso nacer hoy en el tiempo para conducirnos a su Padre eterno. Dios se hizo hombre, para que el hombre se hiciera Dios. Hoy se hace hombre el Señor de los ángeles, para que el hombre pueda comer el pan de los ángeles.

Hoy se cumple aquella profecía que dice: Cielos, destilad el rocío; nubes, derramad al justo; ábrase la tierra y brote el Salvador. El Creador fue hecho, para que fuera salvado el pecador. Pues esto es lo que el hombre reconoce en los salmos: Antes de ser humillado, pequé. El hombre pecó y se convirtió en reo; Dios nació como hombre para que fuera liberado el reo. El hombre cayó, pero Dios descendió. Cayó el hombre miserablemente, bajó Dios misericordiosamente; cayó el hombre por la soberbia, bajó Dios con su gracia.

Hermanos míos, ¡qué milagros y prodigios! Las leyes naturales se cambian en el hombre: Dios nace, una virgen concibe sin la intervención del hombre, la sola palabra de Dios fecunda a aquella que no conoce varón.

Es al mismo tiempo virgen y madre. Es madre, pero intacta; la virgen tiene un hijo sin intervención del hombre; es siempre inmaculada, pero no infecunda. Sólo nació sin pecado aquel que fue concebido por la obediencia del espíritu y no por los deseos y caricias de la carne.

Responsorio 1Jn 4, 14; 1, 9

R. Nosotros hemos visto y damos testimonio: El Padre envió a su Hijo para ser Salvador del mundo.
V. Para perdonarnos y purificarnos de toda iniquidad.
R. El Padre envió a su Hijo para ser Salvador del mundo.

Dios todopoderoso y eterno, que con la venida de tu Hijo has hecho resplandecer sobre el mundo una luz nueva, concédenos que, así como Jesucristo, al nacer de la Virgen María, ha querido compartir nuestra condición humana, así también nosotros lleguemos a compartir en su reino la gloria de su divinidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

Conclusión

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.

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