Oficio de Lectura
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Himno: A CAMINAR SIN TI, SEÑOR, NO ATINO
A caminar sin ti, Señor, no atino;
tu palabra de fuego es mi sendero;
me encontraste cansado y prisionero
del desierto, del cardo y del espino.
Descansa aquí conmigo del camino,
que en Emaús hay trigo en el granero,
hay un poco de vino y un alero
que cobije tu sueño, Peregrino.
Yo contigo, Señor, herido y ciego;
tú conmigo, Señor, enfebrecido,
el aire quieto, el corazón en fuego.
Y en diálogo sediento y torturado
se encontrarán en un solo latido,
cara a cara, tu amor y mi pecado. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Sólo el Señor hizo grandes maravillas: es eterna su misericordia.
Salmo 135 I – HIMNO A DIOS POR LAS MARAVILLAS DE LA CREACIÓN Y DEL ÉXODO
Dad gracias al Señor porque es bueno:
porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Dios de los dioses:
porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Señor de los señores:
porque es eterna su misericordia.
Sólo él hizo grandes maravillas:
porque es eterna su misericordia.
Él hizo sabiamente los cielos:
porque es eterna su misericordia.
El afianzó sobre las aguas la tierra:
porque es eterna su misericordia.
Él hizo lumbreras gigantes:
porque es eterna su misericordia.
El sol que gobierna el día:
porque es eterna su misericordia.
La luna que gobierna la noche:
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sólo el Señor hizo grandes maravillas: es eterna su misericordia.
Ant 2. Con mano poderosa, con brazo extendido, sacó a Israel de Egipto.
Salmo 135 II
El hirió a Egipto en sus primogénitos:
porque es eterna su misericordia.
Y sacó a Israel de aquel país:
porque es eterna su misericordia.
Con mano poderosa, con brazo extendido:
porque es eterna su misericordia.
Él dividió en dos partes el mar Rojo:
porque es eterna su misericordia.
Y condujo por en medio a Israel:
porque es eterna su misericordia.
Arrojó en el mar Rojo al Faraón:
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Con mano poderosa, con brazo extendido, sacó a Israel de Egipto.
Ant 3. Dad gracias al Dios del cielo: él nos libró de nuestros opresores.
Salmo 135 III
Guió por el desierto a su pueblo:
porque es eterna su misericordia.
Él hirió a reyes famosos:
porque es eterna su misericordia.
Dio muerte a reyes poderosos:
porque es eterna su misericordia.
A Sijón, rey de los amorreos:
porque es eterna su misericordia.
Y a Hog, rey de Basán:
porque es eterna su misericordia.
Les dio su tierra en heredad:
porque es eterna su misericordia.
En heredad a Israel, su siervo:
porque es eterna su misericordia.
En nuestra humillación se acordó de nosotros:
porque es eterna su misericordia.
Y nos libró de nuestros opresores:
porque es eterna su misericordia.
Él da alimento a todo viviente:
porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Dios del cielo:
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dad gracias al Dios del cielo: él nos libró de nuestros opresores.
V. Señor, enséñame tus caminos.
R. Instrúyeme en tus sendas.
PRIMERA LECTURA
De la segunda carta a Timoteo 4, 1-22
ÚLTIMAS EXHORTACIONES DE PABLO
Querido hermano: Ante Dios y ante Cristo Jesús, que ha de juzgar a vivos y muertos, te conjuro por su parusía y por su reino: proclama la palabra, insiste con oportunidad o sin ella, persuade, reprende, exhorta, armado de toda paciencia y doctrina. Porque vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán el saludable magisterio, sino que, esclavos de sus caprichos y ávidos de novedades, se rodearán de una turbamulta de maestros; apartarán sus oídos de la verdad y se volverán a las fábulas. Tú, en cambio, estáte atento en todo, arrostra los trabajos, realiza la función de proclamar la Buena Nueva, cumple tu ministerio con perfección.
Por lo que a mí se refiere, ya estoy para ofrecer mi sangre como libación a Dios, y el tiempo de mi partida es inminente. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe. Ahora me aguarda la corona merecida, que el Señor, justo juez, me otorgará aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que hayan esperado con amor su venida.
Date prisa en venir a verme, porque Demas, prefiriendo el amor de este mundo, me ha abandonado y se ha marchado a Tesalónica; Crescente, a Galacia; Tito, a Dalmacia. Sólo Lucas está conmigo. Toma a Marcos y tráelo contigo, porque me puede ayudar en el ministerio. A Tíquico lo mandé a Éfeso. Cuando vengas, tráeme el manto que dejé en Tróade, en casa de Carpo, y también los rollos de papiro y, sobre todo, los pergaminos. Alejandro, el herrero, me ha hecho mucho mal. El Señor le dará su merecido, según sus obras. Tú, guárdate de él, porque se ha opuesto tenazmente a nuestra predicación.
En mi primera comparecencia, no me asistió nadie; todos me abandonaron. Que no les tome Dios en cuenta. Pero el Señor me asistió y me dio fuerzas para llevar a feliz término la predicación del mensaje de salvación y hacer que lo escuchen todos los gentiles. El Señor me libró de la boca del león; él me librará de todos los asaltos del maligno y me salvará, llevándome a su reino celestial. A él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Saludos a Prisca, a Áquila y a la familia de Onesíforo. Erasto se quedó en Corinto. A Trófimo lo dejé enfermo en Mileto. Date prisa en venir antes del invierno. Te envían saludos Eubulo, Pudente, Lino, Claudia y todos los hermanos. El Señor sea con tu espíritu. La gracia sea con vosotros.
RESPONSORIO 2Tm 4, 2. 5; Flp 1, 18
R. Proclama la palabra, insiste con oportunidad o sin ella, persuade, reprende, exhorta, armado de toda paciencia y doctrina; * arrostra los trabajos, realiza la función de proclamar la Buena Nueva.
V. Como quiera que sea, con malas o buenas intenciones, Cristo es predicado.
R. Arrostra los trabajos, realiza la función de proclamar la Buena Nueva.
SEGUNDA LECTURA
Del Sermón de san León Magno, papa, Sobre las bienaventuranzas
(Sermón 95, 4-6: PL 54, 462-464)
FELICIDAD DEL REINO DE CRISTO
Después de haber encomiado el Señor la bienaventuranza de la pobreza, prosiguió diciendo: Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. El llanto al que aquí se promete el consuelo eterno nada tiene que ver con la tristeza de este mundo, ni hay que creer que las lágrimas que derraman los hijos de los hombres, cuando en su tristeza lloran, a nadie hagan feliz. Es muy distinta la razón de las lágrimas de las que aquí se habla, muy otra la causa de este llanto de los santos. La tristeza religiosa es la que llora los pecados propios o bien las faltas ajenas; esta tristeza no es ni tan sólo la que se lamenta ante el castigo con que Dios nos amenaza, sino que se duele simplemente ante la iniquidad que los hombres cometen, pues sabe que es mucho más digno de compasión el que hace el mal que quien lo sufre, porque el inicuo, con su pecado, se hace reo de castigo, en cambio, el justo, con su paciencia, merece la gloria.
A continuación el Señor añadió: Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Aquí se promete la posesión de la tierra a los sufridos y mansos, a los humildes y modestos, y a los que están dispuestos a soportar toda clase de injurias. No se debe estimar pequeña o de baja calidad esta herencia, como si fuera algo diverso del reino de los cielos, pues, en realidad, aquí se trata de aquellos que van a entrar en el reino de Dios. En efecto, la tierra prometida a los sufridos, y cuya posesión se dará a los mansos, no es otra sino los propios cuerpos de los santos, los cuales, como premio de su humildad, serán transformados en la resurrección feliz y se verán revestidos de una gloriosa inmortalidad. Esta carne, revestida así de inmortalidad, en nada contrariará ya al espíritu, antes bien, vivirá siempre en unidad perfecta y en consentimiento pleno con el querer del alma. Entonces realmente el hombre exterior será la posesión pacífica e inmutable del hombre interior.
Esta tierra, pues, la poseerán los sufridos con una paz perfecta y sin que nada disminuya nunca el gozo de esta posesión, pues, entonces, esto corruptible se vestirá de incorrupción, y esto mortal se vestirá de inmortalidad; de este modo el castigo se habrá convertido en premio y lo que era carga se habrá tornado honor.
RESPONSORIO Mt 5, 5-6. 4
R. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. * Dichosos los que tienen hambre y sed de ser justos, porque ellos quedarán saciados.
V. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra.
R. Dichosos los que tienen hambre y sed de ser justos, porque ellos quedarán saciados.
ORACIÓN.
Oh Dios todopoderoso, de quien procede todo don perfecto, infunde en nuestros corazones el amor de tu nombre, para que, haciendo más religiosa nuestra vida, aumentes el bien en nosotros y con solicitud amorosa lo conserves. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.