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Vísperas – oración de la tarde – domingo 01 mayo 2022

Vísperas

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno

Al fin será la paz y la corona, los vítores, las palmas sacudidas, y un aleluya inmenso como el cielo para cantar la gloria del Mesías .

Será el estrecho abrazo de los hombres, sin muerte, sin pecado, sin envidia; será el amor perfecto del encuentro, será como quien llora de alegría.

Porque hoy remonta el vuelo el sepultado y va por el sendero de la vida a saciarse de gozo junto al Padre y preparar la mesa de familia.

Se fue, pero volvía, se mostraba, lo abrazaban, hablaba, compartía; y escondido la Iglesia lo contempla, lo adora más presente todavía.

Hundidos en sus ojos la mirada, y ya es nuestra su historia que principia, nuestros son los laureles de su frente, aunque un día le dimos las espinas.

Que el tiempo y espacio limitados sumisos al Espíritu se rindan, y dejen paso a Cristo omnipotente, a quien gozoso el mundo glorifica. Amén.

Salmodia

Ant. 1 Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas. Aleluya.

Salmo 109

Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos
estrados de tus pies.»

Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro: somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; yo mismo te engendre, como rocío, antes de la aurora.»

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: » tú eres sacerdote eterno según el rito Melquisedec.»

El Señor a tu derecha, el día de su ira, quebrantará a los reyes.

En su camino beberá del torrente, por eso levantara la cabeza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 1 Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas. Aleluya.
Ant. 2 El Señor envió la redención a su pueblo. Aleluya.

Salmo 110

Doy gracias al Señor de todo corazón, en compañía de los rectos, en la asamblea. Grandes son las obras del Señor, dignas de estudio para los que las aman.

Esplendor y belleza son su obra, su generosidad dura por siempre; ha hecho maravillas memorables, el Señor es piadoso y clemente.

Él da alimento a sus fieles; recordando siempre su alianza; mostró a su pueblo la fuerza de su poder, dándoles la heredad de los gentiles.

Justicia y verdad son las obras de sus manos, todos sus preceptos merecen confianza: son estables para siempre jamás, se han de cumplir con verdad y rectitud.

Envió la redención a su pueblo, ratificó para siempre su alianza, su nombre es sagrado y temible.

Primicia de la sabiduría es el temor del Señor, tienen buen juicio los que lo practican; la alabanza del Señor dura por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 2 El Señor envió la redención a su pueblo. Aleluya.

Cántico

Ap 19, 1-2. 5-7

Ant. 3 Aleluya, Reina el Señor, nuestro Dios: alegrémonos y démosle gracias. Aleluya.

Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios Porque sus juicios son verdaderos y justos.
R. Aleluya.

Aleluya.
Alabad al Señor, sus siervos todos. Los que le teméis, pequeños y grandes.
R. Aleluya.

Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya.

Aleluya.
Llegó la boda del Cordero.
Su esposa se ha embellecido
R. Aleluya.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 3 Aleluya, Reina el Señor, nuestro Dios: alegrémonos y démosle gracias. Aleluya.

Lectura

Hb 10, 12-14

Cristo, habiendo ofrecido un solo sacrificio en expiación de los pecados, está sentado para siempre a la diestra de Dios, y espera el tiempo que falta «hasta que sus enemigos sean puestos por escabel de sus pies». Así, con una sola oblación, ha llevado para siempre a la perfección en la gloria a los que ha santificado.

Responsorio

V. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya, aleluya.
R. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya, aleluya.

V. Y se ha aparecido a Simón.
R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya, aleluya.

Cántico Evangélico

Ant. Confiado en la Palabra de Cristo, Pedro arrastró la red llena de peces. ¡Gloria a Dios! Aleluya.

Cántico de la Santísima Virgen María

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Confiado en la Palabra de Cristo, Pedro arrastró la red llena de peces. ¡Gloria a Dios! Aleluya.

Preces.

Oremos a Cristo, el Señor, que murió y resucitó por los hombres, y ahora intercede por nosotros, y digámosle:
Cristo, Rey victorioso, escucha nuestra oración.
-Cristo, luz y salvación de todos los pueblos, derrama el fuego del Espíritu Santo sobre los que has querido fueran testigos de tu resurrección en el mundo.
-Que el pueblo de Israel te reconozca como el Mesías de su esperanza y la tierra toda se llene del conocimiento de tu gloria.
-Consérvanos, Señor, en la comunión de tu Iglesia y haz que con todos nuestros hermanos obtengamos el premio y el descanso de nuestros trabajos.
-Tú que has vencido a la muerte, nuestro enemigo, destruye en nosotros el poder del mal, tu enemigo, para que vivamos siempre para ti, vencedor in-
mortal.
-Cristo salvador, Tú que te hiciste obediente hasta la muerte y has sido elevado a la derecha del Padre, recibe en tu reino glorioso a nuestros hermanos difuntos.
Unamos nuestra oración a la de Jesús, nuestro abogado ante el Padre, y digamos como él nos enseñó:

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

Oración.

Señor, que tu pueblo se regocije siempre al verse renovado y rejuvenecido por la resurrección de Jesucristo, y que la alegría de haber recobrado la dignidad de la adopción filial le dé la firme esperanza de resucitar gloriosamente como Jesucristo. Que vive y reina contigo.

Conclusión.

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R, Amén.

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