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Vísperas – oración de la tarde – domingo 11 diciembre 2022

Vísperas

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno

Éste es el tiempo en que llegas, esposo, tan de repente, que invitas a los que velan y olvidas a los que duermen.

Salen cantando a tu encuentro doncellas con ramos verdes y lámparas que guardaron copioso y claro el aceite.

¡Cómo golpean las necias las puertas de tu banquete! ¡Y cómo lloran a oscuras los ojos que no han de verte!

Mira que estamos alerta, esposo, por si vinieres, y está el corazón velando mientras los ojos se duermen.

Danos un puesto a tu mesa, amor que a la noche vienes, antes que la noche acabe y que la puerta se cierre. Amén.

Salmodia

Ant 1. Mirad: vendrá el Señor para sentarse con los príncipes en un trono de gloria.

Salmo 109 El mesías, Rey y Sacerdote.

Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies.»

Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro: somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora.»

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: «Tú eres sacerdote eterno según el rito de Melquisedec.»

El Señor a tu derecha, el día de su ira, quebrantará a los reyes.

En su camino beberá del torrente, por eso levantará la cabeza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Mirad: vendrá el Señor para sentarse con los príncipes en un trono de gloria.

Ant 2. Destilen los montes alegría y los collados justicia, porque con poder viene el Señor, luz del mundo.

Salmo 110 grandes son las obras del Señor

Doy gracias al Señor de todo corazón, en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor, dignas de estudio para los que las aman.

Esplendor y belleza son su obra, su generosidad dura por siempre; ha hecho maravillas memorables, el Señor es piadoso y clemente.

Él da alimento a sus fieles, recordando siempre su alianza; mostró a su pueblo la fuerza de su poder, dándoles la heredad de los gentiles.

Justicia y verdad son las obras de sus manos, todos sus preceptos merecen confianza: son estables para siempre jamás, se han de cumplir con verdad y rectitud.

Envió la redención a su pueblo, ratificó para siempre su alianza, su nombre es sagrado y temible.

Primicia de la sabiduría es el temor del Señor, tienen buen juicio los que lo practican; la alabanza del Señor dura por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Destilen los montes alegría y los collados justicia, porque con poder viene el Señor, luz del mundo.

Ant 3. Llevemos una vida honrada y religiosa, aguardando la dicha que esperamos, la venida del Señor.

Cántico: las bodas del cordero – Cf. Ap 19,1-2, 5-7

 

Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios
(R. Aleluya)
porque sus juicios son verdaderos y justos.
R. Aleluya, (aleluya).

Aleluya.
Alabad al Señor sus siervos todos.
(R. Aleluya)
Los que le teméis, pequeños y grandes.
R. Aleluya, (aleluya).

Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya)
Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya, (aleluya).

Aleluya.
Llegó la boda del cordero.
(R. Aleluya)
Su esposa se ha embellecido.
R. Aleluya, (aleluya).

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Llevemos una vida honrada y religiosa, aguardando la dicha que esperamos, la venida del Señor.

Lectura Flp 4, 4-5

Estad siempre alegres en el Señor. Otra vez os lo digo: Estad alegres. Que vuestra bondad sea conocida de todos. El Señor está cerca.

Responsorio

V. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.

V. Y danos tu salvación.
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.

Cántico Evangélico

Ant. «¿Eres tú el que ha de venir o hemos de esperar a otro?» «Id a contar a Juan lo que estáis viendo: los ciegos ven, los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres.» Aleluya.

Cántico de María.
Alegría del alma en el Señor Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. «¿Eres tú el que ha de venir o hemos de esperar a otro?» «Id a contar a Juan lo que estáis viendo: los ciegos ven, los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres.» Aleluya.

Preces

Oremos a Jesucristo, nuestro redentor, que es camino, verdad y vida de los hombres, y digámosle:

Ven, Señor, y quédate con nosotros.

-Jesús, Hijo del Altísimo, anunciado por el ángel Gabriel a María Virgen, ven a reinar para siempre sobre tu pueblo.

Ven, Señor, y quédate con nosotros.

-Santo de Dios, ante cuya venida el precursor saltó de gozo en el seno de Isabel,
ven y alegra al mundo con la gracia de la salvación.

Ven, Señor, y quédate con nosotros.

-Jesús, Salvador, cuyo nombre el ángel reveló a José, ven a salvar al pueblo de sus pecados.

Ven, Señor, y quédate con nosotros.

-Luz del mundo, a quien esperaban Simeón y todos los justos, ven a consolar a tu pueblo.

Ven, Señor, y quédate con nosotros.

-Sol naciente, de quien Zacarías profetizó que nos visitaría de lo alto, ven a iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte.

Ven, Señor, y quédate con nosotros.

Pidamos ahora con grande confianza la venida del reino de Dios, con las palabras que Cristo nos enseñó:

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

Oración

Señor, que ves a tu pueblo esperando con gran fe la solemnidad del nacimiento de tu Hijo, concédenos celebrar la obra tan grande de nuestra salvación con cánticos jubilosos de alabanza y con una inmensa alegría. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

Conclusión
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Amén.

 

 

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