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Vísperas – oración de la tarde – domingo 13 marzo 2022

Vísperas

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor date prisa en socorrerme.

Himno

Oh bondadoso Creador, escucha la voz de nuestras súplicas y el llanto que, mientras dura es sacrosanto ayuno de estos cuarenta días, derramamos.

A ti, que escrutas nuestros corazones y que conoces todas sus flaquezas, nos dirigimos para suplicarte la gracia celestial de tu indulgencia.

Mucho ha sido, en verdad, lo que pecamos, pero estamos, al fin, arrepentidos, y te pedimos, por tu excelso nombre, que nos cures los males que sufrimos.

Haz que, contigo y reconciliados, podamos dominar a nuestros cuerpos, y, llenos de tu amor y de tu gracia, no pequen ya los corazones nuestros.

Oh Trinidad Santísima, concédenos, oh simplicísima Unidad, otórganos que los efectos de la penitencia de estos días nos sean provechosos. Amén.

Salmodia

Ant.1. Desde Sión extenderá el Señor el poder de su cetro entre esplendores sagrados.

Salmo 109

Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrados de tus pies».

Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro: somete en la batalla a tus enemigos. «Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora».
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: «tú eres sacerdote eterno según el rito de Melquisedec».
El Señor a tu derecha, el día de su ira, quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente, por eso levantará la cabeza.

Ant. 1. Desde Sión extenderá el Señor el poder de su cetro entre esplendores sagrados.

Ant. 2. Adoramos a un sólo Dios, que hizo el cielo y la tierra.

Salmo 113

No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da la gloria; por tu bondad, por tu lealtad; ¿por qué han de decir las naciones:
«dónde está tu Dios?»
Nuestro Dios está en el cielo, lo que quiere lo hace. Sus ídolos, en cambio, son plata y oro, hechuras de manos humanas:

Tienen boca, y no hablan; tienen ojos, y no ven; tienen orejas, y no oyen; tienen nariz, y no huelen; tienen manos, y no tocan; tienen pies, y no andan;
no tiene voz su garganta: que sean igual los que lo hacen, cuantos confían en ellos.

Israel confía en el Señor: es su auxilio y su escudo.
La casa de Aarón confía en el Señor: él es su auxilio y su escudo.
Los fieles del Señor confían en el Señor: él es su auxilio y su escudo.

Que el Señor se acuerde de nosotros y nos bendiga, bendiga la casa de Israel,
bendiga la casa de Aarón, bendiga a los fieles de Señor, pequeños y grandes.

Que el Señor os acreciente, a vosotros y a vuestros hijos; benditos seáis del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
El cielo pertenece al Señor, la tierra se la ha dado a los hombres.

Los muertos ya no hablan al Señor, ni los que bajan al silencio.
Nosotros, si, bendeciremos al Señor ahora y por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 2. Adoramos a un sólo Dios, que hizo el cielo y la tierra.

Ant. 3. Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por todos nosotros.

Cántico

1Pe 2, 21b-24

Cristo padeció por nosotros, dejándonos un ejemplo para que sigamos sus huellas.

Él no cometió pecado ni encontraron engaño en su boca; cuando le insultaban, no devolvía insulto; en su pasión no profería amenazas;
al contrario, se ponía en manos del que juzga justamente.

Cargado con nuestros pecados subió al leño, para que, muertos al pecado,
vivamos para la justicia. Sus heridas nos han curado.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 3. Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por todos nosotros.

Lectura 1Co 9, 24-25

Los atletas que corren en el estadio corren todos, pero uno sólo consigue el premio. Corred como él, para conseguirlo. Todo atleta se impone moderación en todas sus cosas. Ellos lo hacen para alcanzar una corona que se marchita; nosotros una que no se ha de marchitar jamás.

Responsorio

V. Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti.
R. Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti.

V. Cristo oye los ruegos de los que te suplicamos.
R. Porque hemos pecado contra ti.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti.

Cántico

Ant. Una voz desde la nube decía: Este es mi hijo amado, escuchadle. “Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo”.

Preces

Demos siempre gracias a Cristo, nuestra cabeza y nuestro maestro, que vino a servir y hacer el bien a todos y digámosle humilde y confiadamente:

Atiende, Señor, a tu Iglesia

-Asiste, Señor, a los obispos y presbíteros de la Iglesia y haz que cumplan bien su misión de ser instrumentos tuyos, cabeza y pastor de la Iglesia,
para que por medio de ti conduzcan a todos los hombres al Padre.

-Que tus ángeles sean compañeros de camino de los que están de viaje, para que se vean libres de todo peligro de cuerpo y de alma.

-Enséñanos, Señor, a servir a todos los hombres, imitándote a ti, que viniste a servir y no a ser servido.

-Haz que en toda comunidad humana reine en espíritu fraternal,
para que, estando tú en medio de ella, sea como una plaza fuerte.

-Sé misericordioso, Señor, con todos los difuntos y admítelos a contemplar la luz de tu rostro.

Unidos fraternalmente, dirijamos al Padre nuestra oración común:
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

Oración

Señor, Padre santo, que nos has mandado escuchar a tu amado Hijo, aliméntanos con el gozo interior de tu palabra, para que, purificados por ella, podamos contemplar tu gloria con mirada limpia en la perfección de tus obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
Conclusión

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

 

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