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Vísperas – oración de la tarde – domingo 24 abril 2022

Vísperas

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor date prisa en socorrerme.

Himno

Al fin será la paz y la corona, los vítores, las palmas sacudidas, y un aleluya inmenso como el cielo para cantar la gloria del Mesías.

Será el estrecho abrazo de los hombres, sin muerte, sin pecado, sin envidia; será el amor perfecto del encuentro, será como quien llora de alegría.

Porque hoy remonta el vuelo el sepultado y va por el sendero de la vida a saciarse de gozo junto al Padre y a preparar la mesa de familia.

Se fue, pero volvía, se mostraba, lo abrazaban, hablaba, compartía; y escondido la Iglesia lo contempla, lo adora más presente todavía.

Hundimos en sus ojos la mirada, y ya es nuestra su historia que principia, nuestros son los laureles de su frente, aunque un día le dimos las espinas.

Que el tiempo y el espacio limitados sumisos al Espíritu se rindan, y dejen paso a Cristo omnipotente, a quien gozoso el mundo glorifica. Amén.

Salmodia

Ant. 1: María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.

Salmo 109

Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies.»

Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro: somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora.»

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: «Tú eres sacerdote eterno según el rito de Melquisedec.»

El Señor a tu derecha, el día de su ira, quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente, por eso levantará la cabeza.

Ant. 1: María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.
Ant. 2: Venid y ved el lugar donde habían puesto al Señor. Aleluya.

Salmo 113

Cuando Israel salió de Egipto, los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente, Judá fue su santuario, Israel fue su dominio.

El mar, al verlos, huyó, el Jordán se echó atrás; los montes saltaron como carneros; las colinas, como corderos.

¿Qué te pasa, mar, que huyes, y a ti, Jordán, que te echas atrás? ¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros; colinas, que saltáis como corderos?

En presencia del Señor se estremece la tierra, en presencia del Dios de Jacob; que transforma las peñas en estanques, el pedernal en manantiales de agua.
Ant. 2: Venid y ved el lugar donde habían puesto al Señor. Aleluya.
Ant. 3: Dijo Jesús: «No temáis. Id a decir a mis hermanos que vayan a Galilea, que allí me verán.» Aleluya.
El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados cuando el oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente decir el Aleluya sólo al principio y al final de cada estrofa.

Cántico

Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios.
(R. Aleluya)

Porque sus juicios son verdaderos y justos.
R. Aleluya, (aleluya).

Aleluya.
Alabad al Señor, sus siervos todos.
(R. Aleluya)

Los que le teméis, pequeños y grandes.
R. Aleluya, (aleluya).

Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya.)

Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya, (aleluya).

Aleluya.
Llegó la boda del Cordero.
(R. Aleluya.)

Su esposa se ha embellecido.
R. Aleluya, (aleluya).

Ant. 3: Dijo Jesús: «No temáis. Id a decir a mis hermanos que vayan a Galilea, que allí me verán.» Aleluya.

Lectura

Cristo, habiendo ofrecido un solo sacrificio en expiación de los pecados, está sentado para siempre a la diestra de Dios, y espera el tiempo que falta «hasta que sus enemigos sean puestos por escabel de sus pies». Así, con una sola oblación, ha llevado para siempre a la perfección en la gloria a los que ha santificado.

Éste es el día en que actuó el Señor: sea él nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

Cántico

Ant.: ¿No has creído, Tomás, sino después de haberme visto? Dichosos los que sin ver han creído. Aleluya.

Cántico de la Santísima Virgen María

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Ant.: ¿No has creído, Tomás, sino después de haberme visto? Dichosos los que sin ver han creído. Aleluya.

Preces

Oremos a Dios Padre, que resucitó a su Hijo Jesucristo y lo exaltó a su derecha, y digámosle:

Haz que participemos, Señor, de la gloria de Cristo.

-Padre justo, que por la victoria de la cruz elevaste a Cristo sobre la tierra, atrae hacia él a todos los hombres.

Haz que participemos, Señor, de la gloria de Cristo

-Por tu Hijo glorificado, envía Señor, sobre tu Iglesia al Espíritu Santo, a fin de que tu pueblo sea en medio del mundo signo de la unidad de los hombres.

Haz que participemos, Señor, de la gloria de Cristo

-Conserva en la fe de su bautismo a la nueva prole renacida del agua y del Espíritu Santo, para que alcance la vida eterna.

Haz que participemos, Señor, de la gloria de Cristo

-Por tu Hijo glorificado, ayuda, Señor, a los que sufren, da la libertad a los presos, la salud a los enfermos y la abundancia de tus bienes a todos los hombres.

Haz que participemos, Señor, de la gloria de Cristo

-A nuestros hermanos difuntos, a quienes mientras vivían en este mundo diste el cuerpo y la sangre de tu Hijo glorioso, concédeles la gloria de la resurrección en el último día.

Haz que participemos, Señor, de la gloria de Cristo

Terminemos nuestra oración con las palabras del Señor:

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

Oración

Señor Dios, cuya misericordia es eterna, tú que reanimas la fe de tu pueblo con la celebración anual de las fiestas pascuales, aumenta en nosotros los dones de tu gracia, para que comprendamos mejor la excelencia del bautismo que nos ha purificado, la grandeza del Espíritu; que nos ha reengendrado y el precio de la sangre que nos ha redimido. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

Conclusión

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

 

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