Vísperas
R. Señor date prisa en socorrerme
Himno: PATRIARCAS QUE FUISTEIS LA SEMILLA.
Patriarcas que fuisteis la semilla
del árbol de la fe en siglos remotos,
al vencedor divino de la muerte
rogadle por nosotros.
Profetas que rasgasteis inspirados
del porvenir el velo misterioso,
al que sacó la luz de las tinieblas
rogadle por nosotros.
Almas cándidas, santos Inocentes
que aumentáis de los ángeles el coro,
al que llamó a los niños a su lado
rogadle por nosotros.
Apóstoles que echasteis en el mundo
de la Iglesia el cimiento poderoso,
al que es de la verdad depositario
rogadle por nosotros.
Mártires que ganasteis vuestra palma
en la arena del circo, en sangre rojo,
al que es fuente de vida y hermosura
rogadle por nosotros.
Monjes que de la vida en el combate
pedisteis paz al claustro silencioso,
al que es iris de calma en las tormentas
rogadle por nosotros.
Doctores cuyas plumas nos legaron
de virtud y saber rico tesoro,
al que es raudal de ciencia inextinguible
rogadle por nosotros.
Soldados del ejército de Cristo,
santas y santos todos,
rogadle que perdone nuestras culpas
a aquel que vive y reina entre vosotros. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Una luz sin ocaso iluminará a tus santos, Señor, y un júbilo eterno será su parte. Aleluya.
Salmo 112 – ALABADO SEA EL NOMBRE DEL SEÑOR
Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Una luz sin ocaso iluminará a tus santos, Señor, y un júbilo eterno será su parte. Aleluya.
Ant 2. Alégrate y salta de gozo, Jerusalén, ciudad de Dios, por los hijos de los justos, que serán congregados y al Señor de los justos bendecirán. Aleluya.
Salmo 147 – RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN.
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;
hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Alégrate y salta de gozo, Jerusalén, ciudad de Dios, por los hijos de los justos, que serán congregados y al Señor de los justos bendecirán. Aleluya.
Ant 3. Los santos cantaban un cántico nuevo ante el trono de Dios y del Cordero, y sus voces llenaban toda la tierra. Aleluya.
Cántico: LAS BODAS DEL CORDERO – Cf. Ap 19,1-2, 5-7
El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados cuando el oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente decir el Aleluya sólo al principio y al final de cada estrofa.
Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios
(R. Aleluya)
porque sus juicios son verdaderos y justos.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Alabad al Señor sus siervos todos.
(R. Aleluya)
Los que les teméis, pequeños y grandes.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya)
Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya, (aleluya).
Aleluya.
Llegó la boda del cordero.
(R. Aleluya)
Su esposa se ha embellecido.
R. Aleluya, (aleluya).
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Lectura Breve
Vosotros os habéis acercado al monte de Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a la asamblea de los innumerables ángeles, a la congregación de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos, a las almas de los justos que han llegado a su destino, al Mediador de la nueva alianza, Jesús, y a la aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel.
RESPONSORIO BREVE
V. Los justos se alegran en la presencia de Dios.
R. Los justos se alegran en la presencia de Dios.
V. Rebosando de alegría.
R. En la presencia de Dios.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Los justos se alegran en la presencia de Dios.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles, la multitud de los profetas te enaltece, el ejército glorioso de los mártires te aclama; todos los santos y elegidos te ensalzan unánimes, Trinidad santa, único Dios.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles, la multitud de los profetas te enaltece, el ejército glorioso de los mártires te aclama; todos los santos y elegidos te ensalzan unánimes, Trinidad santa, único Dios.
PRECES
Acudamos alegres, a nuestro Dios, corona de todos los santos, y digámosle:
Por intercesión de todos los santos, sálvanos, Señor.
Dios nuestro, fuente y origen de toda sabiduría, que por tu Hijo Jesucristo has hecho de los apóstoles fundamento de la Iglesia,
concédenos ser totalmente fieles a la fe que ellos enseñaron.
Por intercesión de todos los santos, sálvanos, Señor.
Tú que otorgaste a los mártires fortaleza para dar testimonio de ti hasta derramar su sangre,
concede a todos los cristianos ser fieles testigos de tu Hijo.
Por intercesión de todos los santos, sálvanos, Señor.
Tú que concediste a las vírgenes el don insigne de imitar a Cristo en su virginidad,
haz que sepamos ver siempre su virginidad consagrada como un signo del reino futuro.
Por intercesión de todos los santos, sálvanos, Señor.
Tú que has manifestado en los santos tu presencia, tu grandeza y tu perfección,
haz que los fieles, al venerarlos, se sientan unidos a ti.
Por intercesión de todos los santos, sálvanos, Señor.
Concede, Señor, a todos los difuntos gozar siempre de la compañía de María, de san José y de todos los santos,
y, por su intercesión, dales parte en la alegría de tu reino.
Por intercesión de todos los santos, sálvanos, Señor.
Con el gozo que nos da sabernos miembros de la gran familia de los santos, digamos al Padre de todos:
Padre nuestro…
ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno, que nos concedes celebrar los méritos de todos los santos en una misma solemnidad, te rogamos que, por las súplicas de tan numerosos intercesores, nos concedas en abundancia los dones que te pedimos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.