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Vísperas – oración de la tarde – lunes 24 octubre 2022

Vísperas

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno

Presentemos a Dios nuestras tareas, levantemos orantes nuestras manos, porque hemos realizado nuestras vidas por el trabajo.

Cuando la tarde pide ya descanso y Dios está más cerca de nosotros, es hora de encontrarnos en sus manos, llenos de gozo.

En vano trabajamos la jornada, hemos corrido en vano hora tras hora, si la esperanza no enciende sus rayos en nuestra sombra.

Hemos topado a Dios en el bullicio, Dios se cansó conmigo en el trabajo, es la hora de buscar a Dios adentro, enamorado.

La tarde es un trisagio de alabanza, la tarde tiene fuego del Espíritu: adoremos al Padre en nuestras obras, adoremos al Hijo. Amén.

Salmodia

Ant. 1 Eres el más bello de los hombres, en tus labios se derrama la gracia.

Salmo 44

Me brota del corazón un poema bello, recito mis versos a un rey; mi lengua es ágil pluma de escribano.

Eres el más bello de los hombres, en tus labios se derrama la gracia, el Señor te bendice eternamente.

Cíñete al flanco la espada, valiente: es tu gala y tu orgullo; cabalga victorioso por la verdad y la justicia, tu diestra te enseñe a realizar proezas.

Tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden, se acobardan los enemigos del rey.

Tu trono ¡oh Dios!, permanece para siempre; cetro de rectitud es tu cetro real; has amado la justicia y odiado la impiedad: por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido
con aceite de júbilo entre todos tus compañeros.
A mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos, desde los palacios de marfiles te deleitan las arpas.

Hijas de reyes salen a tu encuentro, de pie a tu derecha está la reina enjoyada con oro de Ofir.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 1 Eres el más bello de los hombres, en tus labios se derrama la gracia.

Ant. 2 Llega el esposo, salid a recibirlo.

Salmo 44

Escucha, hija, mira: inclina el oído, olvida tu pueblo y la casa paterna: prendado está el rey de tu belleza, póstrate ante él, que él es tu Señor.

La ciudad de Tiro viene con regalos, los pueblos más ricos buscan tu favor.

Ya entra la princesa, bellísima, vestida de perlas y brocados; la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes, la siguen sus compañeras: las traen entre alegría y algazara, van entrando en el palacio real.

» A cambio de tus padres tendrás hijos, que nombrarás príncipes de toda la tierra,»

Quiero hacer memorable tu nombre por generaciones y generaciones, y los pueblos te alabarán por los siglos de los siglos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 2 Llega el esposo, salid a recibirlo.

Ant. 3 Dios proyectó hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza, cuando llegase el momento culminante.

Cántico Ef. 1,3-10

Bendito sea Dios, Padre de Nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos consagrados e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Este es el plan que había proyectado realizar por Cristo cuando llegase el momento culminante: hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza, las del cielo y las de la tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 3 Dios proyectó hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza, cuando llegase el momento culminante.

Lectura 1Ts 2, 13
Nosotros continuamente damos gracias a Dios, porque habiendo recibido la palabra de Dios predicada por nosotros, la acogisteis, no como palabra humana, sino como es en realidad como palabra de Dios, que ejerce su acción en vosotros, los creyentes.

Responsorio

V. Suba, Señor, a ti mi oración.
R. Suba, Señor, a ti mi oración.

V. Como incienso en tu presencia.
R. A ti mi oración.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Suba, Señor, a ti mi oración.

Cántico

Ant. Proclame mi alma tu grandeza, Dios mío.

Cántico de la Santísima Virgen María Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Proclame mi alma tu grandeza, Dios mío.

Preces.

Alabemos a Cristo, que ama a la Iglesia y le da alimento y calor, y roguémosle confiados diciendo:

Atiende, Señor, los deseos de tu pueblo.

-Haz, Señor, que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.

Atiende, Señor, los deseos de tu pueblo.

-Guarda con tu protección al papa N. y a nuestro obispo N. ayúdalos con el poder de tu brazo.

Atiende, Señor, los deseos de tu pueblo.

-Ten compasión de los que no encuentran trabajo y haz que consigan un empleo digno y estable.

Atiende, Señor, los deseos de tu pueblo.

-Señor, sé refugio de los oprimidos y protégelos en todas sus necesidades.

Atiende, Señor, los deseos de tu pueblo.

-Te pedimos por el eterno descanso de los que durante su vida ejercieron el ministerio para el bien de tu Iglesia: que también te celebren eternamente en tu reino.
Atiende, Señor, los deseos de tu pueblo.

Fieles a la recomendación del Salvador nos atrevemos a decir:

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

Oración.
Dios todopoderoso y eterno, que has querido asistirnos en el trabajo que nosotros, tus siervos inútiles, hemos realizado hoy, te pedimos que, al llegar al término de este día, acojas benignamente nuestro sacrificio vespertino de acción de gracias y recibas con bondad la alabanza que te dirigimos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

Conclusión.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Amén.

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