Vísperas
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor date prisa en socorrerme
R. Señor date prisa en socorrerme
28 de octubre Vísperas Santos Simón y Judas Apóstoles Fiesta
HIMNO
¡Columnas de la Iglesia, piedras vivas!
¡Apóstoles de Dios, grito del Verbo!
benditos vuestros pies, porque han llegado
para anunciar la paz al mundo entero.
De pie en la encrucijada de la vida,
del hombre peregrino y de los pueblos,
lleváis agua de Dios a los cansados,
hambre de Dios lleváis a los hambrientos.
De puerta en puerta va vuestro mensaje,
que es verdad y es amor y es Evangelio.
No temáis, pecadores, que sus manos
son caricias de paz y de consuelo.
Gracias, Señor, que el pan de tu palabra
nos llega por tu amor, pan verdadero;
gracias, Señor, que el pan de vida nueva
nos llega por tu amor, partido y tierno. Amén.
SALMODIA
Ant. 1 Vosotros sois los que habéis perseverado
conmigo en mis pruebas.
– Salmo 115 –
Tenía fe, aun cuando dije:
» ¡Qué desgraciado soy!»
Yo decía en mi apuro:
«Los hombres son unos mentirosos.»
¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Vale mucho a los ojos Señor
la vida de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de Ti. Jerusalén.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 1 Vosotros sois los que habéis perseverado
conmigo en mis pruebas.
Ant. 2 Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve.
-Salmo 125-
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 2 Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve.
Ant. 3 Ya no os llamo siervos, a vosotros os llamo
amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os
lo he dado a conocer.
Cántico
Ef. 1, 3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Este es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas
tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 3 Ya no os llamo siervos, a vosotros os llamo
amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os
lo he dado a conocer.
LECTURA BREVE
Ef 4, 11-13
Cristo ha constituido a unos, apóstoles; a otros, pro-
fetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y doc-
tores, para el perfeccionamiento de los fieles, en fun-
ción de su ministerio, y para la edificación del cuerpo
de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en
la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hom-
bre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.
RESPONSORIO BREVE
V. Contad a los pueblos la gloria del Señor.
R. Contad a los pueblos la gloria del Señor.
V. Sus maravillas a todas las naciones.
R. Contad a los pueblos la gloria del Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Contad a los pueblos la gloria del Señor.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Cuando llegue la renovación y el Hijo del hombre
se siente en el trono de su gloria, os sentaréis
también vosotros en doce tronos para regir a las
doce tribus de Israel.
Cántico de la Santísima Virgen María
Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes
por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres–
en favor de Abraham y su descendencia
por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cuando llegue la renovación y el Hijo del hombre
se siente en el trono de su gloria, os sentaréis
también vosotros en doce tronos para regir a las
doce tribus de Israel.
PRECES.
Hermanos Edificados sobre el cimiento de los após-
toles, oremos al Padre por su pueblo santo, diciendo:
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.
Padre santo, que quisiste que tu Hijo resucitado de
entre los muertos se manifestara en primer lugar
a los apóstoles, haz que también nosotros seamos testigos de
Cristo hasta los confines del mundo.
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.
Padre Santo, tú que enviaste a tu Hijo al mundo
para dar la Buena Noticia a los pobres,
haz que sepamos proclamar el Evangelio a todas
las creaturas.
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.
Tú que enviaste a tu Hijo a sembrar la semilla de
la palabra,
haz que, sembrando también tu palabra con nues-
tro esfuerzo, recojamos sus frutos con alegría.
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.
Tú que enviaste a tu Hijo para que reconcilara el
mundo contigo,
haz que también nosotros cooperemos a la recon-
ciliación de los hombres.
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.
Tú que quisiste que tu Hijo resucitara el primero de
entre los muertos,
concede a todos los que son de Cristo resucitar
con él, el día de su venida.
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.
Oremos ahora al Padre, como Jesús enseñó a los após-
toles:
Padre Nuestro …
ORACIÓN.
Dios Dios nuestro, que quisiste que te conociéramos por
la predicación de los apóstoles, concédenos, por la
intercesión de los santo Simón y Judas, que tu Igle-
sia siga creciendo en el mundo, acogiendo continua-
mente en su seno a nuevos pueblos que vengan a la
fe en ti. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
CONCLUSIÓN.
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal
y nos lleve a la vida eterna.
R, Amén.