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Vísperas – oración de la tarde – lunes 29 agosto 2022

Vísperas

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno

Ángel fiel de la verdad, precursor del que es la gracia, mensajero de la luz, de Cristo perenne lámpara.

Con la voz, vida y acciones, profecías anunciaba, añadiendo su martirio a las señales sagradas.

Él, al nacer, descubrió al que es del mundo esperanza, y al propio autor del bautismo señaló sobre las aguas.

De cuya muerte inocente, que da la vida a las almas, dio testimonio el Bautista
con su sangre derramada.

Concede, Padre piadoso, seguir de Juan las pisadas, para disfrutar con Cristo de la eterna venturanza. Amén.

Salmodia

Ant. 1 «No les tengas miedo, que yo estoy contigo», dice el Señor.

Salmo 114

Amo al Señor, porque escucha mi voz suplicante, porque inclina su oído hacia mí el día que lo invoco.

Me envolvían redes de muerte, me alcanzaron los lazos del abismo, caí en tristeza y angustia. Invoqué el nombre del Señor: «Señor, salva mi vida.»

El Señor es benigno y justo, nuestro Dios es compasivo; el Señor guarda a los sencillos: estando yo sin fuerzas me salvó.

Alma mía, recobra tu calma, que el Señor fue benigno contigo: arrancó mi vida de la muerte, mis ojos de las lágrimas, mis pies de la caída.

Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 1 «No les tengas miedo, que yo estoy contigo», dice el Señor.

Ant. 2 Herodes envió a uno de sus guardias para decapitar a Juan en la cárcel.

Salmo 115

Tenía fe, aun cuando dije: » ¡Qué desgraciado soy!» Yo decía en mi apuro: «Los hombres son unos mentirosos.»

¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación, invocando su nombre.
Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo.

Vale mucho a los ojos Señor la vida de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo, siervo tuyo, hijo de tu esclava: rompiste mis cadenas.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo, en el atrio de la casa del Señor, en medio de Ti. Jerusalén.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 2 Herodes envió a uno de sus guardias para decapitar a Juan en la cárcel.

Ant. 3 Los discípulos de Juan vinieron a recoger el cadáver y lo depositaron en su sepulcro.

Cántico Ap. 4,11; 5, 9-10. 12

Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú has creado el universo; porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.

Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos, porque fuiste degollado y por tu sangre compraste para Dios hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino de sacerdotes y reinan sobre la tierra.

Digno es el cordero degollado de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría, la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 3 Los discípulos de Juan vinieron a recoger el cadáver y lo depositaron en su sepulcro.

Lectura Hch 13, 23-25

Según lo prometido, Dios sacó para Israel de la descendencia de David un Salvador, Jesús. Y su precursor fue Juan. Ya éste, antes de presentarse Jesús, había predicado a todo el pueblo de Israel en bautismo como señal de arrepentimiento. Y, cuando estaba para terminar su misión, solía decir: «No soy
yo el que vosotros os imagináis. Pero, mirad, viene otro después de mí; y yo no soy digno de desatar su calzado.»

Responsorio

V. El amigo del Esposo experimenta viva alegría cuando oye la voz del Esposo.
R. El amigo del Esposo experimenta viva alegría cuando oye la voz del Esposo.

V. Ésta es mi alegría, la cual ahora rebasa todo límite.
R. Cuando oye la voz del Esposo.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El amigo del Esposo experimenta viva alegría cuando oye la voz del Esposo.

Cántico

Ant. Yo no soy el Mesías, sino que soy enviado delante de él; es presiso que él crezca y que yo disminuya.

Cántico de la Santísima Virgen María Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Yo no soy el Mesías, sino que soy enviado delante de él; es presiso que él crezca y que yo disminuya.

Preces.

Oremos confiados al Señor, que eligió a Juan Bautista para anunciar a los hombres el reino del Cristo, y digámosle:

Guía, Señor, nuestros pasos por el camino de la paz.

-Tú, Señor, que llamaste a Juan cuando estaba aún en las entrañas maternas y lo elegiste para que preparara los caminos de tu Hijo, danos ánimo para seguir siempre en Cristo con la misma fidelidad con que Juan lo precedió.

-Tú que concediste al Bautista reconocer al Cordero de Dios, concede a tu Iglesia anunciar a Cristo de tal manera que los hombres de nuestro tiempo puedan
reconocerlo.

Tú que dispusiste que Juan menguase y que Cristo creciera, enséñanos a saber humillarnos, para que brille Cristo a los ojos de los hombres.

-Tú que, por el martirio de Juan, quisiste manifestar la justicia, concédenos testificar tu verdad con valentía, sin temor a la tribulación.

-Acuérdate, Señor, de los que han salido ya de este mundo y colócalos en el reino de la luz y de la paz.

Dirijamos nuestra oración al Padre que está en los cielos, diciendo:

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

Oración.
Dios nuestro, que quisiste que san Juan Bautista fuera el precursor de tu Hijo, tanto en su nacimiento como en su muerte, concédenos que, así como él dio su vida por dar testimonio de la verdad y de la justicia, así también nosotros entreguemos generosamente la nuestra al testimonio y servicio del Evangelio, Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

Conclusión.

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R, Amén.

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